Holi a todos, los extrañé.
Soy Flor, y quería continuar contándoles la historia de cuando tuve que salvar mí reputación en la empresa donde trabajaba por ser descubierta con un compañero.
Cómo les contaba anteriormente, Rubén el jefe de Facu estaba dispuesto a hacerme sentir la más puta del mundo. Así que me llevo a un telo y contra la cama me cogió en cuatro.
Luego de chupársela un rato, su amiguito se despertó. Así que me agarró de la mano y nos fuimos al Yacuzzi para seguir disfrutando de la tarde.
El agua estaba hermosa, nos metimos y rápido me senté encima suyo para empezar a cabalgarlo, mientras me decís cosas sucias cómo que iba a cogerme siempre si quería mantener mí puesto, que era una trola y que le encantaba mí culo.
Después fue su turno de moverse, me puse en cuatro de nuevo y el vino atrás, me dio un chirlo en la cola que dejó su mano marcada y empezó un vaivén muy fuerte que me hacía gemir con mezcla de dolor y placer.
Así estuvimos un rato largo, Rubén no acababa y yo ya llevaba dos orgasmos intensos. Le pedí ir de nuevo a la cama y no lo dudó, me llevo en alzas y al llegar a la cama me tiró de espaldas sobre el colchón, rápido alzó mis piernas y las colocó en sus hombros para seguirme bombeando con fuerza, marcando quien tenía el control del momento.
Si ritmo era muy fuerte y su pija se sentía cada vez más dura, era la señal de que nuevamente me daría su leche. Cerré los ojos y apreté con mis uñas su espalda, empujándolo un poco más adentro, quería sentirla bien profunda.
Se movió un poco más y sentí caliente, notaba como el forro se llenaba de su néctar tan deseado, sus jadeos y sus ojos casi blancos me hacían saber que había sido una buena velada.
Se acostó a mí lado con su pene dormido y me preguntó si me había gustado. Le dije que sí, pero que lo había hecho solo para guardar su silencio y que nadie más sepa de lo que vio.
Me contó que nunca había estado con una pendeja como yo y que guardaría el secreto con la condición de que podamos vernos al menos una vez al mes.
El domingo solo estuve acostada, me dolía el cuerpo después de semejante cogida. Pero el lunes tuve que volver a la empresa y hacer como si nada hubiera pasado, Rubén me miraba y sonreía solamente, lógico me había usado como su puta el fin de semana.
Facu en cambio me ignoraba, cómo si estuviera celoso de que alguien hubiera probado mí cuerpito.
Soy Flor, y quería continuar contándoles la historia de cuando tuve que salvar mí reputación en la empresa donde trabajaba por ser descubierta con un compañero.
Cómo les contaba anteriormente, Rubén el jefe de Facu estaba dispuesto a hacerme sentir la más puta del mundo. Así que me llevo a un telo y contra la cama me cogió en cuatro.
Luego de chupársela un rato, su amiguito se despertó. Así que me agarró de la mano y nos fuimos al Yacuzzi para seguir disfrutando de la tarde.
El agua estaba hermosa, nos metimos y rápido me senté encima suyo para empezar a cabalgarlo, mientras me decís cosas sucias cómo que iba a cogerme siempre si quería mantener mí puesto, que era una trola y que le encantaba mí culo.
Después fue su turno de moverse, me puse en cuatro de nuevo y el vino atrás, me dio un chirlo en la cola que dejó su mano marcada y empezó un vaivén muy fuerte que me hacía gemir con mezcla de dolor y placer.
Así estuvimos un rato largo, Rubén no acababa y yo ya llevaba dos orgasmos intensos. Le pedí ir de nuevo a la cama y no lo dudó, me llevo en alzas y al llegar a la cama me tiró de espaldas sobre el colchón, rápido alzó mis piernas y las colocó en sus hombros para seguirme bombeando con fuerza, marcando quien tenía el control del momento.
Si ritmo era muy fuerte y su pija se sentía cada vez más dura, era la señal de que nuevamente me daría su leche. Cerré los ojos y apreté con mis uñas su espalda, empujándolo un poco más adentro, quería sentirla bien profunda.
Se movió un poco más y sentí caliente, notaba como el forro se llenaba de su néctar tan deseado, sus jadeos y sus ojos casi blancos me hacían saber que había sido una buena velada.
Se acostó a mí lado con su pene dormido y me preguntó si me había gustado. Le dije que sí, pero que lo había hecho solo para guardar su silencio y que nadie más sepa de lo que vio.
Me contó que nunca había estado con una pendeja como yo y que guardaría el secreto con la condición de que podamos vernos al menos una vez al mes.
El domingo solo estuve acostada, me dolía el cuerpo después de semejante cogida. Pero el lunes tuve que volver a la empresa y hacer como si nada hubiera pasado, Rubén me miraba y sonreía solamente, lógico me había usado como su puta el fin de semana.
Facu en cambio me ignoraba, cómo si estuviera celoso de que alguien hubiera probado mí cuerpito.
2 comentarios - Reputación sana, cuerpito cansado