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En la calle con mi novio y alguien mas

En la calle con mi novio y alguien mas
La calle estaba en silencio, como si el mundo se hubiera detenido solo para nosotros. Las luces de las farolas parpadeaban débilmente, y el aire olía a verano, a ciudad viva y sucia.

Mi novio me apretaba fuerte la mano, con esa mezcla de deseo y tensión que me enloquece. No hizo falta decir nada. Nos metimos en un callejón estrecho y oscuro, y me empujó contra la pared.

El me desnudó de cintura para abajo y rápidamente su boca se hundió entre mis piernas sin aviso. Yo ya estaba húmeda, completamente entregada.

Jadeé fuerte, sin preocuparme de si alguien podía oír. Sus labios me recorrían con hambre, con precisión, con ese conocimiento íntimo que solo se tiene cuando alguien te ha recorrido mil veces con la lengua.

Cuando no aguanté más, lo aparté del cabello y lo miré. Se levantó, se bajó los pantalones, y me giró con decisión. Sentí su sexo palpitar en mis manos y al darme la vuelta lo senti entrar con fuerza, húmedo, caliente, sin pausa.

Un gemido se me escapó de los labios. Me sostuvo con firmeza, marcando el ritmo, golpeando fondo. Yo apoyaba las manos en la pared áspera, la cara vuelta hacia la calle.

Y entonces los vi.

Dos chicos de unos 18 años, quietos, al otro lado de la acera, mirando. Uno con la mano ya dentro del pantalón. El otro simplemente observando, fascinado. Me ardió el cuerpo. El deseo se intensificó.

Los miré fijamente, jadeando, con la polla de mi novio aún dentro de mí. Y les hice una señal sin vergüenza ni pudor.

Se acercaron. Despacio. Como si no quisieran romper el hechizo. Yo me arrodillé, con las piernas aún temblando. Los miré uno a uno mientras se sacaban el pene, duros, ansiosos. Les sonreí.

El primero vino directo a mi boca. Lo tomé con una mano y lo lamí despacio, con hambre, con ganas de mostrar lo que podía hacer. Él gemía ya desde el principio, y no tardó en correrse. Me llenó la boca y lo tragué sin apartar la mirada.

El segundo fue más lento. Le lamí la punta, lo tomé hasta el fondo, con movimientos largos y profundos. Lo sentí tensarse, las piernas vibrando. Se vino fuerte, agarrándome del cabello, jadeando y denigrandome.

Me limpié los labios y me puse de pie. Mi pareja aún me miraba con esa intensidad salvaje. Me agarró otra vez, sin dudarlo, y me tomó ahí mismo, otra vez, con la misma fuerza de antes.

Esa noche olía a sudor, a sexo, a deseo compartido. Y cuando terminamos, cuando el placer nos dejó vacíos y llenos a la vez, solo nos miramos y reímos en silencio.

No teníamos que decir nada.

Ya lo habíamos dicho todo con el cuerpo.

3 comentarios - En la calle con mi novio y alguien mas

Bena148
Uuuffff que poeta y que excitante me encantó uufff para llenar tu boca de leche que rico la as de chupar y coger contigo uuufff 🤤🤤🔥
ekissa6200
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