Está es una de mis favoritas, espero se pajeen rico. no sean malos y muestran.
Capítulo 1: La Tentación
El aire acondicionado zumbaba en la casa de Valeria, pero nada podía evitar que el sudor me corría por la espalda. Llevábamos dos años juntos, y aunque el sexo con ella seguía siendo bueno, había perdido esa chispa de los primeros meses.
Hasta que apareció Sofía.
La hermana menor de Valeria era todo lo que mi novia no era: descarada, provocativa, con ese aire de zorra que te hace imaginártela en cuatro patas desde el primer día. Y ese maldito martes, cuando Valeria salió a comprar medicinas para su madre, Sofía decidió jugar con fuego.
La escuché antes de verla.
—"¿Sola en casa?" —su voz era miel envenenada.
Cuando levanté la vista, ahí estaba: **Sofía en camiseta y nada más.** La maldita prenda blanca le llegaba justo hasta el nacimiento de sus muslos, pero cada movimiento revelaba destellos de piel desnuda. Y cuando se inclinó para tomar una manzana del frutero, juré ver el rosado de su coño entre sus piernas.
—"Valeria va a tardar" —dijo, mordiendo la fruta lentamente—. "La farmacia está hasta el culo de gente a esta hora."
Mi polla ya estaba dura como una piedra.
—"¿Nunca te has preguntado cómo sería follarme?" —preguntó de repente, sentándose a mi lado y cruzando las piernas con una lentitud que era pura tortura.
**Mierda.**
Capítulo 2: La Caída
No hubo advertencia. Un segundo estaba tratando de no mirar, y al siguiente ya tenía a Sofía montada en mis piernas, su coño caliente rozando mi erección a través del pantalón.
—"Sé que me deseas" —susurró, apretando mi bulto con una mano—. "Lo veo en tus ojos cada vez que me miras el culo."
No pude resistir. La agarré del pelo y la besé como un condenado, hundiendo mi lengua en su boca mientras mis manos se aferraban a sus nalgas. **Dios, qué culo más perfecto.**
—"Aquí no—" gemí entre besos, pero ella ya estaba desabrochando mi jeans.
—"Cállate y déjame chupártela" —ordenó, arrodillándose entre mis piernas.
Y vaya que lo hizo.
Sofía no era de esas que maman tímidamente. **Era una puta nata.** Se tragó mi verga entera en un solo movimiento, ahogándose deliberadamente mientras sus ojos llorosos me miraban con desafío.
—"¡Joder, Sofía!" —gruñí, enterrando mis dedos en su pelo moreno.
Usó sus labios, su lengua, hasta sus dientes para torturarme. Cuando sentí que no aguantaría más, la levanté y la tiré sobre el sofá, quitándole la camiseta de un tirón.
Dios mío.
Sus tetas eran más pequeñas que las de Valeria pero perfectas: firmes, con pezones rosados y erectos. Y su coño… **depilado, empapado, pidiendo a gritos que lo rellenara.**
—"¿Te gusta lo que ves, pervertido?" —se burló, abriendo las piernas.
No respondí. Me hundí entre sus muslos y la lamí como un hombre hambriento, saboreando sus jugos mientras ella gritaba y se retorcía.
—"¡Sí, papi, así! ¡Chúpame el coño como si fuera el de tu novia!"
Cuando sus gemidos se volvieron incontrolables, me puse de pie y la penetré de una estocada.
El infierno.
Era más estrecha que Valeria, más caliente, y me apretaba como un guante de seda.
—"¡Ah, mierda! ¡Eres enorme!" —gritó, clavando las uñas en mis brazos.
Empecé a follarla como un animal, escuchando el sonido obsceno de piel contra piel. Sofía era **incansable**, empujando sus caderas contra las mías, pidiendo más.
—"Fóllame como si Valeria no existiera" —jadeó.
Y lo hice. La puse en cuatro patas y la embestí sin piedad, agarrando sus caderas mientras su culo rebotaba contra mí.
—"Voy a venirme—"
—"¡Dentro, papi! ¡Quiero tu leche!"
**Y así fue.** Con un gruñido bestial, la llené hasta el tope.
Fue entonces cuando escuchamos la puerta.
Capítulo 3: Las Consecuencias
Valeria nos encontró jadeando, despeinados, con el olor a sexo flotando en el aire.
—"¿Qué carajos?" —su voz era un cuchillo.
Las siguientes dos semanas fueron un infierno. Gritos, lágrimas, amenazas de terminar todo. Hasta que una noche, después de follar con una rabia que no conocía, Valeria dejó caer la bomba:
—"Quiero un trío con Sofía."
**¿Qué?**
### **Capítulo 4: La Redención**
No fue fácil. Hubo reglas:
1. **Nunca** volvería a tocarla a escondidas.
2. Ella dirigiría todo.
3. Si en algún momento se arrepentía, se acababa.
El primer encuentro fue en mi departamento. Sofía llegó con una sonrisa de gata, vestida solo con un abrigo que se quitó para revelar **un body de encaje negro.**
—"Hermana—" saludó, besando a Valeria en la boca.
**Y todo estalló.**
Valeria, siempre la tímida, se transformó. Ordenó a Sofía que me mamara mientras ella la besaba, jugando con sus tetas. Luego me hizo follar a su hermana en cuatro patas mientras lamía su coño desde atrás.
—"¿Te gusta follar a mi hermana, pervertido?" —me susurró Valeria al oído mientras yo empujaba dentro de Sofía.
—"Sí—"
—"Pues ahora vas a follarnos a las dos."
Y así fue. Terminé corriendome en la boca de Valeria mientras Sofía se masturbaba contra su pierna.
**Desde entonces, cada viernes es nuestro.**
¿Fue una traición? **Sí.**
¿Me arrepiento? **Ni en mil putas vidas.**
Capítulo 1: La Tentación
El aire acondicionado zumbaba en la casa de Valeria, pero nada podía evitar que el sudor me corría por la espalda. Llevábamos dos años juntos, y aunque el sexo con ella seguía siendo bueno, había perdido esa chispa de los primeros meses.
Hasta que apareció Sofía.
La hermana menor de Valeria era todo lo que mi novia no era: descarada, provocativa, con ese aire de zorra que te hace imaginártela en cuatro patas desde el primer día. Y ese maldito martes, cuando Valeria salió a comprar medicinas para su madre, Sofía decidió jugar con fuego.
La escuché antes de verla.
—"¿Sola en casa?" —su voz era miel envenenada.
Cuando levanté la vista, ahí estaba: **Sofía en camiseta y nada más.** La maldita prenda blanca le llegaba justo hasta el nacimiento de sus muslos, pero cada movimiento revelaba destellos de piel desnuda. Y cuando se inclinó para tomar una manzana del frutero, juré ver el rosado de su coño entre sus piernas.
—"Valeria va a tardar" —dijo, mordiendo la fruta lentamente—. "La farmacia está hasta el culo de gente a esta hora."
Mi polla ya estaba dura como una piedra.
—"¿Nunca te has preguntado cómo sería follarme?" —preguntó de repente, sentándose a mi lado y cruzando las piernas con una lentitud que era pura tortura.
**Mierda.**
Capítulo 2: La Caída
No hubo advertencia. Un segundo estaba tratando de no mirar, y al siguiente ya tenía a Sofía montada en mis piernas, su coño caliente rozando mi erección a través del pantalón.
—"Sé que me deseas" —susurró, apretando mi bulto con una mano—. "Lo veo en tus ojos cada vez que me miras el culo."
No pude resistir. La agarré del pelo y la besé como un condenado, hundiendo mi lengua en su boca mientras mis manos se aferraban a sus nalgas. **Dios, qué culo más perfecto.**
—"Aquí no—" gemí entre besos, pero ella ya estaba desabrochando mi jeans.
—"Cállate y déjame chupártela" —ordenó, arrodillándose entre mis piernas.
Y vaya que lo hizo.
Sofía no era de esas que maman tímidamente. **Era una puta nata.** Se tragó mi verga entera en un solo movimiento, ahogándose deliberadamente mientras sus ojos llorosos me miraban con desafío.
—"¡Joder, Sofía!" —gruñí, enterrando mis dedos en su pelo moreno.
Usó sus labios, su lengua, hasta sus dientes para torturarme. Cuando sentí que no aguantaría más, la levanté y la tiré sobre el sofá, quitándole la camiseta de un tirón.
Dios mío.
Sus tetas eran más pequeñas que las de Valeria pero perfectas: firmes, con pezones rosados y erectos. Y su coño… **depilado, empapado, pidiendo a gritos que lo rellenara.**
—"¿Te gusta lo que ves, pervertido?" —se burló, abriendo las piernas.
No respondí. Me hundí entre sus muslos y la lamí como un hombre hambriento, saboreando sus jugos mientras ella gritaba y se retorcía.
—"¡Sí, papi, así! ¡Chúpame el coño como si fuera el de tu novia!"
Cuando sus gemidos se volvieron incontrolables, me puse de pie y la penetré de una estocada.
El infierno.
Era más estrecha que Valeria, más caliente, y me apretaba como un guante de seda.
—"¡Ah, mierda! ¡Eres enorme!" —gritó, clavando las uñas en mis brazos.
Empecé a follarla como un animal, escuchando el sonido obsceno de piel contra piel. Sofía era **incansable**, empujando sus caderas contra las mías, pidiendo más.
—"Fóllame como si Valeria no existiera" —jadeó.
Y lo hice. La puse en cuatro patas y la embestí sin piedad, agarrando sus caderas mientras su culo rebotaba contra mí.
—"Voy a venirme—"
—"¡Dentro, papi! ¡Quiero tu leche!"
**Y así fue.** Con un gruñido bestial, la llené hasta el tope.
Fue entonces cuando escuchamos la puerta.
Capítulo 3: Las Consecuencias
Valeria nos encontró jadeando, despeinados, con el olor a sexo flotando en el aire.
—"¿Qué carajos?" —su voz era un cuchillo.
Las siguientes dos semanas fueron un infierno. Gritos, lágrimas, amenazas de terminar todo. Hasta que una noche, después de follar con una rabia que no conocía, Valeria dejó caer la bomba:
—"Quiero un trío con Sofía."
**¿Qué?**
### **Capítulo 4: La Redención**
No fue fácil. Hubo reglas:
1. **Nunca** volvería a tocarla a escondidas.
2. Ella dirigiría todo.
3. Si en algún momento se arrepentía, se acababa.
El primer encuentro fue en mi departamento. Sofía llegó con una sonrisa de gata, vestida solo con un abrigo que se quitó para revelar **un body de encaje negro.**
—"Hermana—" saludó, besando a Valeria en la boca.
**Y todo estalló.**
Valeria, siempre la tímida, se transformó. Ordenó a Sofía que me mamara mientras ella la besaba, jugando con sus tetas. Luego me hizo follar a su hermana en cuatro patas mientras lamía su coño desde atrás.
—"¿Te gusta follar a mi hermana, pervertido?" —me susurró Valeria al oído mientras yo empujaba dentro de Sofía.
—"Sí—"
—"Pues ahora vas a follarnos a las dos."
Y así fue. Terminé corriendome en la boca de Valeria mientras Sofía se masturbaba contra su pierna.
**Desde entonces, cada viernes es nuestro.**
¿Fue una traición? **Sí.**
¿Me arrepiento? **Ni en mil putas vidas.**
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