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Debutando con milu (relato ilustrado)

Buenas tardes hermosa comunidad de P! 😍 El siguiente relato (100% ficticio), forma parte de una novela erótica que dejé inconclusa, así que pensé ¿por qué no compartirlo con ustedes y poner un poco de calor a este viernes 🔥? Ahí se los dejo, disfruten 😘
PD: Las imagenes son IA o tomadas de internet



Contexto: Pablo es piloto de aviación comercial, y a pocos días de su boda descubre a su futura esposa intimando con otro. Despechado, decide pagar un encuentro sexual para perder su virginidad, con una escort que lleva muchas semanas siguiendo por X


¿Cómo puede ser que me ponga tan nervioso por esto y no por pilotear un avión de 317 millones de dólares? Debe ser que para estar a los mandos del Airbus A350, me he tenido que tragar cientos de horas de capacitación en el simulador. Pero de nada me sirven las horas de vuelo ni las licencias aeronáuticas para lo que estoy por hacer. El corazón me late intensamente mientras viajo en los asientos traseros de un taxi que me lleva por la Avenida Cabildo hasta uno de los tantos departamentos que hay en el barrio de Palermo. Allí me espera alguien que no conozco, pero deseo conocer. Un rostro que me es familiar, aunque nunca lo haya visto personalmente. Una mujer que, por 100 dólares estadounidenses, promete darme la noche de mi vida.
Llego con más expectativas que certezas y pago al taxista por haberme traído hasta el lugar. Una mezcla de ansiedad y adrenalina me corre por las venas, como si estuviese por aterrizar con 300 pasajeros a bordo. Miento, porque hacer eso no me pone los nervios de punta, cómo si saber que cuatro pisos y una puerta me separan de tener sexo por primera vez en la vida. Me pongo un caramelo de menta en la boca y camino vacilante, temeroso, pero decidido. No hay vuelta atrás. Yo había soñado con una primera vez teniendo lugar durante la noche de bodas con quien sería mi esposa. Qué estúpido que fui. Al menos quiero creer que lo de ésta noche compensará el haber llegado virgen a los 26.
Miré por última vez el teléfono, respiré hondo y toqué a su puerta.
–¡Hola! ¿Qué haces? –Sonriente, me dio un beso en la mejilla.
–¡Hola! ¿Cómo estás?
–¿Bien y vos?
–Bien, también. ¡Nervioso! –Confesé con algo de timidez
–¿Nervioso? ¿Por qué? No, vení, pasa.


Debutando con milu (relato ilustrado)

Amablemente, me tomó de la mano derecha, y me invitó a pasar a su departamento. Estaba ordenado y limpio, olía a Saphirus, pero en el aire se notaba aún la esencia de que más temprano, en aquél monoambiente, Milu había fritado unas milanesas. Conozco ese olor, como todo argentino, me es familiar. Me preguntó si quería tomar Coca Cola o Cerveza, pero eran las siete de la tarde, demasiado temprano para beber alcohol, al menos para mí, así que acepté la gaseosa. Me sirvió la refrescante bebida oscura con dos hielos y ella en cambio sí se abrió una latita de Quilmes. De repente:
–¡Ja, ja, ja! –Se rio–. ¡Relajáte un poco! Estas re tenso.
–¡Ja, ja! –Me reí avergonzado–. Bueno, es que no estoy acostumbrado.
–¿A qué? ¿A estar con una chica o a tener sexo?

Cuando dijo la palabra “sexo” me empezaron a sudar las manos y a temblar la voz.
–Las dos cosas. Bah, en realidad me es raro estar con otra chica, porque estuve 12 años de novio, y en todo este tiempo, no he estado a solas con ninguna otra mujer que no sea mi novia.
–¿Y qué paso con ella?
–Cortamos.
–Uh, lo siento mucho. Bueno, pero mejor, porque ahora estás conmigo –se sentó más cerca, acariciándome las mejillas con su dedo índice–, para que la pasemos lindo.
–Sí, pero tampoco tuve relaciones sexuales en toda mi vida, así que no sé qué onda…
–¿Qué? –Gritó sorprendida–. ¿Sos virgo?
–Si.
–¡Ja, ja, ja! –Lanzó una carcajada.
–¡Bueno, no te rias!
–¿Pero no me dijiste que estuviste 12 años de novio?
–Sí, pero nosotros queríamos que nuestra primera vez fuese en la noche de bodas, bien romántico. Estábamos comprometidos.
–¡Ah, pero sos un boludo bárbaro!
–Y si, por eso estoy acá.
–Bueno, no te hagas drama –se sentó a horcajadas sobre mi pelvis y tomó mi rostro con sus manos–, yo te voy a dar todo lo que no te dio ella.

Comenzó por besarme tiernamente en la boca. El “trato de novia” estaba incluido en nuestro acuerdo, pero jamás pensé que lo haría tan real. Me besaba como si me conociera toda la vida. Sentir su peso, su calor, su pelo rubio cayendo por mi cara, su olor a chica de entrecasa, todo ello me produjo una erección instantánea. Posiblemente ella sintió mi miembro crecer debajo del pantalón porque, en un momento mientras me besaba, hizo una risita sin despegar sus labios de mi boca. Milu siguió comiéndome la boca y condujo mis manos hasta sus senos, los cuales acariciaba por encima de su polera negra. Ella hizo lo mismo, sobándome el abdomen y los pectorales por debajo de mi camisa.
–¿Seguimos en la cama? –Me preguntó.
–Dale, vamos.


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Sentía el olor de Milu por todas partes. En su cama, en su habitación, y encima mío, por supuesto, ya que estábamos recostados y a los besos. La calentura que sentía era indescriptible. Realmente estaba teniendo sexo por primera vez en mi vida y la sola idea era demasiado enorme para que me entrara en la mente. Su pelo rubio envolvía mi cabeza, y lo único que respiraba era su aliento mientras me comía la boca. Tan caliente, tan femenino, tan irresistible. Ese beso fue 100 veces más intenso y poderoso que cualquiera que me haya dado Marisol en 12 años de relación. Las tetas de Milagros me hacían cosquillas en el pecho, mi pene se frotaba contra su vientre, nuestras piernas estaban cruzadas. Sentir el peso de una chica sobre mi cuerpo, fue otra de las sensaciones espectaculares que me llamó la atención en ese preciso instante.

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La sesión de besos se terminó, y no hacía ni 20 minutos que habíamos arrancado el encuentro. Mili se fue a mi oreja, le dio unos mordiscos y con voz super sexy me preguntó:
–¿qué te gustaría hacerme?
–¿te puedo chupar las tetas?
–Umm, dale, me encantaría.

Milu apoyó sus brazos en la almohada e hizo un poco de fuerza para sentarse más arriba sobre mi torso, cabalgando a la altura del plexo. Desde esa posición, se tiró para adelante y sus tetas se aplastaron sobre mi rostro. Inmediatamente saqué mi lengua y atrapé uno de sus pezones, comenzándolo a chupar.
–¿Están ricos bebé?
–Si hermosa, deliciosos –le respondí mientras los chorros de baba me caían por la comisura de los labios.
–Mi otra teta también quiere tu babita –me dijo jadeando.
–Uff, dale, como no…

Le chupe el otro seno totalmente entregado a un placer que jamás en la vida había sentido. En un momento se enderezó y se notaban sus dos tetas brillosas, llenas de baba. Entonces, se hizo un poco para atrás y con su mano derecha me agarró el pene, por cierto, empapado de líquido preseminal. Me lo empezó a pajear muy lentamente.
–¿Vamos a despertar a tu amiguito?
–Lo que quieras –le dije desorbitado.
–Mmm, bueno, pero vamos a usar algo para que te sientas motivado, je –se mordió el labio inferior.

Milu se bajó de mí y buscó algo por el suelo.
–¡Acá está!
Se agachó para levantarlo y al ponerse de pie nuevamente, me di cuenta que se refería a su tanga celeste, la misma que se había quitado hacía un par de minutos. Me dedicó una mirada llena de sadismo y una sonrisa provocadora. Se fue a un lado de la cama, y con una mano hizo un bollo la tanga y me la frotó por toda la cara. Santo cielo, ese aroma, tan difícil de describir, único, mágico, fantástico. Era como una mezcla de perfume de mujer, con el que dejaría una mancha seca de yogurt en la ropa, se notaba una fuerte presencia de un algo, como el almizcle quizás, y según que parte de aquella prenda interior pasaba por mi naríz, notaba también un olorcito a pis, igual al que deja la punta del pene en un calzoncillo de hombre, y la parte más fina de la tanga, tenía olor a culo. Estaba totalmente embriagado por aquél elixir aromático. Con la otra mano, Milu me empezó a dar placer en el pene, pero no paso ni un minuto hasta que me empecé a correr. Le llene la cara de leche, el pelo, sus manos, hasta las sábanas. Me vine como nunca una cantidad impresionante de semen, y Milu me soltó como sorprendida.
–¡Ah no, pero si recién empezábamos! –Me dijo entre risas.
–¡Disculpáme! No pude evitarlo, fue demasiado para mí –Le respondí agitado y rendido.
–¿Demasiado? Vos no sabes lo que es demasiado. Preparáte porque yo estoy re caliente y no quedé satisfecha.

Milu se subió a la cama y se paró justo encima de mi cabeza, es decir, colocando cada pie al lado de mis orejas. Podía ver cómo me miraba desde lo alto, con toda la mala intención, pero no podía adivinar que estaba tramando. De pronto se agacha y se coloca en posición de perrito para practicarme sexo oral, pero la cuestión aquí es que, al hacer esto, formamos la famosa posición del “69”, donde su vagina terminó apoyada en mi boca. Estaba completamente babosa, caliente y desprendía un aroma intenso, ligeramente acido o láctico, que no era desagradable sino más bien afrodisíaco. Mi pene se puso duro al instante y Milu movía la pelvis a propósito para restregarme su vulva por toda mi cara:
–¡Dale, chupamelá! –Me decía.

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Acaté su orden y comencé a lamer su Vagina. Pasé mi lengua por sus labios, su clítoris, y saboreaba sus deliciosos fluidos vaginales como si estuviese probando la más exquisita y jugosa de las frutas.
–Metéme más la lengua bebé –Dijo con su boca llena de mi verga.
Introduje mi lengua en su conducto vaginal, y besaba su vulva tratando de abarcarla con toda mi boca. Hice mi mejor esfuerzo por intentar darle placer y noté que Milu empezaba a gemir. Todo esto me produjo una erección un tanto dolorosa, porque mi pija luchaba por recuperarse de la primera corrida. Me ardía, pero no podía parar, estaba en la gloria. Chuparle la concha a Milu, son de esas cosas que podría hacer por horas y no cansarme.
Con el pasar de los minutos, notaba que la vulva de Milu estaba cada vez más hinchada y mojada, dándome a entender con ello que se sentía excitada. En determinado momento paramos y ella echó mano a su mesa de luz, de donde tomó un condón. Me lo colocó como si fuese toda una masajista y yo estaba como en un olimpo de placer acompañado de la diosa de la pasión. Luego se dio vuelta, colocándose en la postura de “la vaquera”, y mi pene con protección se introdujo en su vagina. La sensación era magnífica. Se sentía calentito, pero no “apretado” en el sentido estricto de la palabra. En mi ideario virgo, yo pensé que la vagina estrangulaba al pene, y que por eso una vulva tan estirada no causaría placer. Sin embargo, la sensación que sentí fue la de “succión”, sentía que la vagina de Milu era como una aspiradora que me succionaba el pene en cada movimiento pélvico. El corazón me latía a 1000, estaba perdiendo mi virginidad de una manera tan, pero tan sublime…
La cama rechinaba y el espaldar golpeteaba contra la pared de durlock. Por primera vez era protagonista de estos sonidos que tantos años escuchaba provenientes de los departamentos colindantes. Esta vez, el virgo, el perdedor, el NPC, era otro, no yo. Y sí, esto me subió bastante el ego ¿para qué negarlo? Penetraba enérgicamente a Milu mientras ella gemía apoyada con sus manos en mis pectorales. A veces entraba con fuerza y ella emitía unos alaridos que resonaban en todo el cuarto. Se sentía tan rico que mi verga se preparó nuevamente para eyacular. Mientras cogíamos, Milu se chupó los dedos de la mano derecha, llenándolos bien de saliva, y luego me los metió a la boca para que los limpiara. Se nota que la mina tiene mucha experiencia en el sexo, es toda una profesional en lo que hace.
–Ah… Ah… ¡Ah!... ¡No doy más, me vengo! –Exclamé.
–Ah, ah, ah, ah… ¡Ay, sí!... ¡Dale bebé! ¡Llenáme de leche!
–¡Ahh! –Grité.

Me vine por segunda vez, esta vez adentro de Milu. Saqué mi pene de su vagina y advertí que el condón estaba lleno de leche. Me sorprendí, considerando que hacía unos minutos me había corrido una gran cantidad.
–¡Ah, pero sos un semental hijo de puta! –Me dijo Milu, bañada en sudor y completamente agitada.
–Uf… Uf… –Luchaba por respirar normalmente–. Me secaste; me vaciaste los huevos.
–¡Ja, ja, ja! –Lanzó una carcajada

Entré a bañarme y pensé que Milu vendría conmigo, pero me dijo que no le gusta compartir la ducha. Así que me duché solo, pero chocho como un soldado que vuelve triunfal de la guerra. Mientras me enjuagaba el champú sonreía de felicidad y no lo podía creer. Había tenido sexo por primera vez, y había sido todo un éxito… No, mentira, no había sido todo un éxito, porque me corrí a los primeros minutos. Si no fuese por Milu que levantó ese muerto con el 69, y extendió la sesión hasta cumplir el tiempo pactado, me hubiera ido de allí siendo virgen aún.
Salí de bañarme, observé que Milu se había tapado con una toalla, tenía el pelo recogido y había estado ordenando un poco el dormitorio, poniendo la ropa sucia y las sábanas para lavar. Yo me vestí y llegó el momento de la despedida.
–La pasé mágico Milu. Me encantaría repetir algún día, si no tienes inconveniente.
–¡Claro! Por supuesto, mientras me pagues soy toda tuya ja, ja, ja.
–¡Perfecto! Volveré pronto entonces.
–Bueno, me voy a bañar bebé. Fue un gusto, espero tu mensajito cuando quieras.
–Dale preciosa, nos vemos.

Ella se quedó esperando y yo solo la veía
–¡Dale boludo! Saludáme…
–¡Ah, pero pensé que!...
–¡Me lavé la cara, pajero! Ja, ja, ja, no vas a creer que te voy a saludar con la cara llena de leche.
–Ja, ja, ja, ¡perdón!

Dí a Milu un beso en la mejilla y nos despedimos. Me di vuelta y empecé a caminar hacia el ascensor, escuchando como se cerraba con seguro la puerta de su departamento. Me marchaba como todo un ganador, nacía un Pablo nuevo, un hombre de verdad. Sentía la cadera un poco resentida, quizá por haber utilizado músculos que a menudo no ejercíto. Volví en Uber hasta mi departamento en Monte Grande y me tiré a la cama, fusilado, pero feliz como hacía mucho no me sentía. Me quedé dormido

1 comentarios - Debutando con milu (relato ilustrado)

AleFemboy +1
Espero que vuelvas a subir captions futanari
SteveDamarey +1
Hola! Sii, muy pronto se vienen más 💖