Luego de la experiencia con mi vecinito prohibido, quedaron rondando en mi cabeza un torbellino de culpas, preguntas y mucho masoquismo... con el paso de los días entendí que todo era de cuestiones de época, “conservadurismo” y un montón más de bullshit mental. La había pasado re bien y la "moral o ética" eran lo que me estaba atormentando.
Todo éste ruido mental no impidió que mi vecinito me desleche una vez por semana. Pero el, y los, morbos empezaban a crecer y quise ir por más. Pero éste estaba muy tiernito. No me dejaba ni darle chirlos, ni dedearle y chuparle el hoyo.
Durante mucho tiempo practiqué la sumisión y el fisting con mi amada, pero desde hace un tiempo éso dejó se ser una actividad asidua. Y me dí cuenta que era algo que me gustaba mucho. Así que me empezó a cerrar una idea. Porque no buscar algún buen marica que le copen esas actividades. Empecé a investigar el mundo de las páginas de encuentros. Encontré un perfil que me interesaba. Un buen putito bien afianzado en su rol y con las cosas bastante claras. Le planteé mis pretensiones y aceptó gustoso. Sería una sesión de sumisión con un posterior laburo de hoyo bien intenso, con juguetes, lengua y dedos, para intentar finalizar (siempre y cuando logre su placentera dilatación) con un fisting hasta donde llegue.
Costó un par de semanas coincidir (más por mi agenda de casado que por la de el). Lo pasé a buscar y como convenimos, no me podía ni hablar ni mirar a los ojos.
Llegamos a m icasa y luego de su montaje de crossdresser me desfiló su look mientras yo me tomaba un whisky y me fumaba uno. Se puso a bailar como una zorra barata de un cabaret rutero. Mientras miraba un poco de porno y a mi maricona, saqué mi tripa y me la comencé a manosear. Ella con sólo la mirada en mi creciente verga cada vez dejaba salir más su gata regalada. Se la notaba con una buena mezcla de temor y deseo. El temor supongo que por la duda de pensar con que clase de degenerado se había metido (todo ésto es fantasía obvio, lo último que quiero es tener un quilombo, ni los causaré) y el deseo era porque sabía que lo que le había prometido, estaba por ocurrir. La comencé a manosear contra la pared, como calculo que un violador debe preparar a su víctima casi (licencia poética, no me vengan con giladas por favor).
Era momento de llevarla a la cama y comenzar. La puse culo para arriba, le até las manos y le puse un antifaz. Casi que me cansé de darle chirlos y algún que otro cinturonazo. Sus nalguitas estaban muy bancadoras. Me saqué las ganas y pasé ala segunda etapa. Ahora ella sólo debía llevar su atención al esfínter anal qué me pertenecía en ése momento. Comencé a lamerlo y a escuchar gemidos (debí haberla amordazado pensé, terrible escándalo hacia la marica). Los puntazos de lengua llegaban cada vez más profundo y era notorio que su culo ya estaba adoptando forma y flexibilidad de una vulva (no era todo mérito mío, éste maricon llevaba sus buenos años y kms de pija). Era hora de empezar a meter dedos con algo de aceite de bebé, el sonido del chapoteo y la facilidad con la que entraron los primeros tres me dieron paso a sacar el vibrador. Le mandé mecha y al entrar y salir empezó a generar una crema de puto fabulosa. Era espesa y blancuzca como la guasca... El puto se estaba retorciendo de placer. Así que mi cuarto dedo me empezó a picar y pedir pista. Entró sin pedir el más mínimo permiso, y su nivel de producción de crema se intensificó. Era un enchastre hermoso. Obviamente antes de encarar la etapa final del fist me tomé el trabajo de amordazarlo. Soy un hombre respetable en el consorcio y nadie debía enterarse que estaba sometiendo una belleza que no podía contener el gozo. El quinto dedo casi que fué lo mismo que los primeros 4. Lo había logrado, la concha estaba falseada ante su amo. Y cuándo entran los 5, ya la mano entera es parte de mi talento, y no de su entrega. Dicho y hecho. Entro y salió un par de veces la mano completa, pero el único que estaba sintiendo dolor era yo en los huevos. Así que dejé todo y pasé a darle su recompensa. Soy hombre de palabra así que comencé a coger ese esófago de terciopelo que era totalmente receptivo a mi furia. No tardé mucho en explotar en el fondo, razón por la cual entre su ahogo, arcadas y mis estocadas la explosión le terminó saliendo por la nariz. Los famosos "moquitos de amor".
En ése momento rompió el "pacto" y me miró a los ojos. Nos sonreímos y le convidé una copa para brindar. Brindamos por los morbos, las fantasías, la sexualidad (sana y con pasión) y como habíamos acordado, ella había obtenido todo de mi y yo de ella. Primera y última vez que nos veríamos.
Una marica hermosa y recomendable que anda suelta por ahí. Aprovechenlá caballeros, por lo que vengo viendo éste tiempo, nada mejor que un buen puto para los códigos de la discreción. Dios bendiga a las maricas así. Hay que darles pija, con las cosas bien claras. Ellas estarán disponibles. Éso si, no hay que ser celosos ni posesivos, porque tienen varios como uno...


Todo éste ruido mental no impidió que mi vecinito me desleche una vez por semana. Pero el, y los, morbos empezaban a crecer y quise ir por más. Pero éste estaba muy tiernito. No me dejaba ni darle chirlos, ni dedearle y chuparle el hoyo.
Durante mucho tiempo practiqué la sumisión y el fisting con mi amada, pero desde hace un tiempo éso dejó se ser una actividad asidua. Y me dí cuenta que era algo que me gustaba mucho. Así que me empezó a cerrar una idea. Porque no buscar algún buen marica que le copen esas actividades. Empecé a investigar el mundo de las páginas de encuentros. Encontré un perfil que me interesaba. Un buen putito bien afianzado en su rol y con las cosas bastante claras. Le planteé mis pretensiones y aceptó gustoso. Sería una sesión de sumisión con un posterior laburo de hoyo bien intenso, con juguetes, lengua y dedos, para intentar finalizar (siempre y cuando logre su placentera dilatación) con un fisting hasta donde llegue.
Costó un par de semanas coincidir (más por mi agenda de casado que por la de el). Lo pasé a buscar y como convenimos, no me podía ni hablar ni mirar a los ojos.
Llegamos a m icasa y luego de su montaje de crossdresser me desfiló su look mientras yo me tomaba un whisky y me fumaba uno. Se puso a bailar como una zorra barata de un cabaret rutero. Mientras miraba un poco de porno y a mi maricona, saqué mi tripa y me la comencé a manosear. Ella con sólo la mirada en mi creciente verga cada vez dejaba salir más su gata regalada. Se la notaba con una buena mezcla de temor y deseo. El temor supongo que por la duda de pensar con que clase de degenerado se había metido (todo ésto es fantasía obvio, lo último que quiero es tener un quilombo, ni los causaré) y el deseo era porque sabía que lo que le había prometido, estaba por ocurrir. La comencé a manosear contra la pared, como calculo que un violador debe preparar a su víctima casi (licencia poética, no me vengan con giladas por favor).
Era momento de llevarla a la cama y comenzar. La puse culo para arriba, le até las manos y le puse un antifaz. Casi que me cansé de darle chirlos y algún que otro cinturonazo. Sus nalguitas estaban muy bancadoras. Me saqué las ganas y pasé ala segunda etapa. Ahora ella sólo debía llevar su atención al esfínter anal qué me pertenecía en ése momento. Comencé a lamerlo y a escuchar gemidos (debí haberla amordazado pensé, terrible escándalo hacia la marica). Los puntazos de lengua llegaban cada vez más profundo y era notorio que su culo ya estaba adoptando forma y flexibilidad de una vulva (no era todo mérito mío, éste maricon llevaba sus buenos años y kms de pija). Era hora de empezar a meter dedos con algo de aceite de bebé, el sonido del chapoteo y la facilidad con la que entraron los primeros tres me dieron paso a sacar el vibrador. Le mandé mecha y al entrar y salir empezó a generar una crema de puto fabulosa. Era espesa y blancuzca como la guasca... El puto se estaba retorciendo de placer. Así que mi cuarto dedo me empezó a picar y pedir pista. Entró sin pedir el más mínimo permiso, y su nivel de producción de crema se intensificó. Era un enchastre hermoso. Obviamente antes de encarar la etapa final del fist me tomé el trabajo de amordazarlo. Soy un hombre respetable en el consorcio y nadie debía enterarse que estaba sometiendo una belleza que no podía contener el gozo. El quinto dedo casi que fué lo mismo que los primeros 4. Lo había logrado, la concha estaba falseada ante su amo. Y cuándo entran los 5, ya la mano entera es parte de mi talento, y no de su entrega. Dicho y hecho. Entro y salió un par de veces la mano completa, pero el único que estaba sintiendo dolor era yo en los huevos. Así que dejé todo y pasé a darle su recompensa. Soy hombre de palabra así que comencé a coger ese esófago de terciopelo que era totalmente receptivo a mi furia. No tardé mucho en explotar en el fondo, razón por la cual entre su ahogo, arcadas y mis estocadas la explosión le terminó saliendo por la nariz. Los famosos "moquitos de amor".
En ése momento rompió el "pacto" y me miró a los ojos. Nos sonreímos y le convidé una copa para brindar. Brindamos por los morbos, las fantasías, la sexualidad (sana y con pasión) y como habíamos acordado, ella había obtenido todo de mi y yo de ella. Primera y última vez que nos veríamos.
Una marica hermosa y recomendable que anda suelta por ahí. Aprovechenlá caballeros, por lo que vengo viendo éste tiempo, nada mejor que un buen puto para los códigos de la discreción. Dios bendiga a las maricas así. Hay que darles pija, con las cosas bien claras. Ellas estarán disponibles. Éso si, no hay que ser celosos ni posesivos, porque tienen varios como uno...



1 comentarios - Mi primer marica "abusado"