Buenas les traigo algo nuevo o que al menos no vi por aca, voy a ir dejado capitulos de diferentes relatos, y dando la opcion a que ustedes elijan como sigue, si veo que les gusta cada vez ire agregando mas
Relato de Agos - Capítulo 1
Era sábado 31 de mayo de 2025, y un aire frío y húmedo envolvía la ciudad, típico del otoño avanzado que se deslizaba hacia el invierno. Agos, una joven de 26 años nacida un primero de enero de 1999, se miraba en el espejo de su pequeño departamento, el aliento formando pequeñas nubes en el vidrio mientras el calor de la calefacción luchaba contra el clima exterior.
Con su metro sesenta y ocho de estatura y sus 57 kilos, su figura era un equilibrio perfecto entre delicadeza y curvas que parecían desafiar el frío. Su cabello castaño caía en ondas sueltas sobre sus hombros, y sus ojos marrones, con un destello de picardía, escondían un torbellino de emociones que esa mañana se agitaba con fuerza. Se ajustó un suéter negro de cuello alto que abrazaba su torso y unos jeans oscuros que resaltaban sus piernas torneadas, añadiendo unas botas altas para combatir el frío.
Agos vivía con Matías, su novio desde hacía tres años. Él tenía 29 años, trabajaba en una oficina que lo absorbía largas horas y era un hombre estable, predecible. Su relación había comenzado con pasión, pero con el tiempo se había transformado en una rutina que a veces la asfixiaba. Aunque Matías era atento y cariñoso, Agos sentía un vacío que crecía en su interior, un deseo que no encontraba eco en su vida cotidiana. Esa mañana, él había salido temprano para reunirse con unos amigos, dejándola sola con sus pensamientos y un tiempo libre que sabía cómo llenar.
Mientras se cepillaba el cabello frente al espejo, su teléfono vibró sobre la mesa. Un mensaje iluminó la pantalla, y al verlo, su pulso se aceleró. Era de Lucas, un fotógrafo que había conocido en un evento de arte semanas atrás. “¿Qué hacés hoy? Me gustaría verte”, decía el mensaje, acompañado de un emoji de fuego que encendió algo en ella. Lucas era todo lo que Matías no era: espontáneo, intenso, con una mirada que parecía desnudarla con cada palabra. Habían coqueteado descaradamente en ese evento, y desde entonces, los mensajes entre ellos habían sido un juego peligroso que Agos no podía resistir.
Se mordió el labio inferior, mirando su reflejo mientras consideraba sus opciones. El frío afuera no la detenía; de hecho, la idea de escapar a un lugar cálido, quizás en los brazos de Lucas, la tentaba más de lo que quería admitir. Matías no volvería hasta la tarde, y el departamento, con su silencio y sus paredes conocidas, se sentía como una jaula. Agos sabía que responder a Lucas era cruzar una línea, pero esa posibilidad, esa adrenalina, era exactamente lo que necesitaba para romper la monotonía que la consumía.
Con un suspiro, tomó su teléfono y tecleó una respuesta: “Estoy libre. ¿Dónde te veo?”. Antes de enviarlo, dudó un instante, pero el fuego en su interior ganó. Presionó “enviar” y sintió una mezcla de excitación y culpa. Mientras esperaba la respuesta, se puso un abrigo largo y se miró una última vez en el espejo, consciente de que estaba a punto de dar un paso que podría cambiarlo todo.
Opciones para continuar el relato
La tentación se concreta: Agos se encuentra con Lucas, y el encuentro se transforma en una tarde de pasión intensa en su estudio fotográfico, donde él la seduce con su cámara y su cuerpo, marcando el inicio de una aventura secreta.
El remordimiento interviene: Antes de salir, Agos recibe una llamada de Matías que la hace dudar. Decide quedarse en casa, pero la lucha interna entre su deseo y su lealtad la lleva a una noche de reflexión que podría cambiar su perspectiva.
Un giro inesperado: Mientras se dirige a encontrarse con Lucas, Agos tropieza con un viejo amigo de la infancia en la calle, quien la invita a un lugar diferente, desencadenando un encuentro que la aleja temporalmente de su plan original.
Relato de Agos - Capítulo 1
Era sábado 31 de mayo de 2025, y un aire frío y húmedo envolvía la ciudad, típico del otoño avanzado que se deslizaba hacia el invierno. Agos, una joven de 26 años nacida un primero de enero de 1999, se miraba en el espejo de su pequeño departamento, el aliento formando pequeñas nubes en el vidrio mientras el calor de la calefacción luchaba contra el clima exterior.
Con su metro sesenta y ocho de estatura y sus 57 kilos, su figura era un equilibrio perfecto entre delicadeza y curvas que parecían desafiar el frío. Su cabello castaño caía en ondas sueltas sobre sus hombros, y sus ojos marrones, con un destello de picardía, escondían un torbellino de emociones que esa mañana se agitaba con fuerza. Se ajustó un suéter negro de cuello alto que abrazaba su torso y unos jeans oscuros que resaltaban sus piernas torneadas, añadiendo unas botas altas para combatir el frío.
Agos vivía con Matías, su novio desde hacía tres años. Él tenía 29 años, trabajaba en una oficina que lo absorbía largas horas y era un hombre estable, predecible. Su relación había comenzado con pasión, pero con el tiempo se había transformado en una rutina que a veces la asfixiaba. Aunque Matías era atento y cariñoso, Agos sentía un vacío que crecía en su interior, un deseo que no encontraba eco en su vida cotidiana. Esa mañana, él había salido temprano para reunirse con unos amigos, dejándola sola con sus pensamientos y un tiempo libre que sabía cómo llenar.
Mientras se cepillaba el cabello frente al espejo, su teléfono vibró sobre la mesa. Un mensaje iluminó la pantalla, y al verlo, su pulso se aceleró. Era de Lucas, un fotógrafo que había conocido en un evento de arte semanas atrás. “¿Qué hacés hoy? Me gustaría verte”, decía el mensaje, acompañado de un emoji de fuego que encendió algo en ella. Lucas era todo lo que Matías no era: espontáneo, intenso, con una mirada que parecía desnudarla con cada palabra. Habían coqueteado descaradamente en ese evento, y desde entonces, los mensajes entre ellos habían sido un juego peligroso que Agos no podía resistir.
Se mordió el labio inferior, mirando su reflejo mientras consideraba sus opciones. El frío afuera no la detenía; de hecho, la idea de escapar a un lugar cálido, quizás en los brazos de Lucas, la tentaba más de lo que quería admitir. Matías no volvería hasta la tarde, y el departamento, con su silencio y sus paredes conocidas, se sentía como una jaula. Agos sabía que responder a Lucas era cruzar una línea, pero esa posibilidad, esa adrenalina, era exactamente lo que necesitaba para romper la monotonía que la consumía.
Con un suspiro, tomó su teléfono y tecleó una respuesta: “Estoy libre. ¿Dónde te veo?”. Antes de enviarlo, dudó un instante, pero el fuego en su interior ganó. Presionó “enviar” y sintió una mezcla de excitación y culpa. Mientras esperaba la respuesta, se puso un abrigo largo y se miró una última vez en el espejo, consciente de que estaba a punto de dar un paso que podría cambiarlo todo.
Opciones para continuar el relato
La tentación se concreta: Agos se encuentra con Lucas, y el encuentro se transforma en una tarde de pasión intensa en su estudio fotográfico, donde él la seduce con su cámara y su cuerpo, marcando el inicio de una aventura secreta.
El remordimiento interviene: Antes de salir, Agos recibe una llamada de Matías que la hace dudar. Decide quedarse en casa, pero la lucha interna entre su deseo y su lealtad la lleva a una noche de reflexión que podría cambiar su perspectiva.
Un giro inesperado: Mientras se dirige a encontrarse con Lucas, Agos tropieza con un viejo amigo de la infancia en la calle, quien la invita a un lugar diferente, desencadenando un encuentro que la aleja temporalmente de su plan original.
5 comentarios - Relato interactivo, elegis vos como sigue (Agos))