
Aveces hay lugares de nuestro barrio que no conocemos.
Ya sea porque no quedan en nuestras rutas, o porque no nos llamaron la atención.
Venía boludeando, y me pasé de la esquina en la que doblo para evitar ese semáforo eterno!
Igual, decidí dar la vuelta manzana y tomar esa callecita. Perdía más tiempo esperando en ese semáforo.
Al doblar la segunda esquina, me encontré con un kiosquito que nunca había visto, aunque está a menos de cinco cuadras de casa.
Se me antojó comprarme una mentas. Así que paré y entré al local.
Me recibió una milf de esas que la rompen, con una sonrisa que me enamoró.
Cuando le estaba pagando me dice,
-Vos sos fotógrafo, no? Te vi hace un tiempo en una fiesta de una de mis sobrinas.
-Sí. Ah! Y te acordás de mí?
-Sí! Tenés alguna tarjeta? Así te tengo en cuenta y te recomiendo..
-Sería genial! Gracias!
Le dí una de mis tarjetas y ahí nomás, agregó mi contacto a su cel, y me envió un mensaje.
"Hola! Soy Lara"
-Bárbaro. Ya mismo te agendo, le dije.
Guardé las pastillas y ya iba a salir...
-Estás con algo de tiempo?, me paró, justo necesitaba un hombre, me dijo, apoyando su mano sobre mi brazo
-Ando sin apuro, le dije.
Ahí nomás, salió de detrás del mostrador y se apuró a cerrar la puerta del local con llave.
Estoy seguro de que sabía que le estaba mirando el orto.
Me agarró de la mano y me condujo hacia una puerta al fondo del local.
Yo iba totalmente entregado.
Ni bien entramos me arrinconó contra la puerta, y me plantó un beso, metiéndome su lengua hasta la garganta.
Después se quedó con su cara muy cerca de la mía, sonrió y se agachó.
Me desabrochó el pantalón con una facilidad que demostró que solía desnudar hombres muy a menudo.
Me bajó el pantalón y el boxer.
Agarró con las dos manos todo mi sexo, y empezó a besarme las piernas, el vientre, las bolas, la pija.
Muchos besos, y luego apareció su lengua húmeda y tibia, recorriendo mi sexo.
Mamó mis bolas, una, otra y las dos juntas.
Después se tragó toda mi verga que ya estaba dura.
Mamaba y masajeaba, ronroneando.
Era una experta petera!
Me miraba y sonreía pícara mientras tenía la cabeza de mi pija entre sus labios, y su lengua recorría el frenillo y la uretra.
Después se la tragaba, hasta la arcada, pero no la sacaba. Apenas aflojaba y volvía a tragarla.
Yo deliraba!
Me latían las sienes.
Agarró mis manos y me hizo sostenerle la cabeza.
Me indicaba que la apriete contra mí y no la deje salirse.
Entonces le sostuve fuerte la cabeza y empecé a cogerle la boca.
Ella apoyó sus manos en mis piernas, y no ofreció ninguna resistencia.
Le dí duro y sentí que iba a acabar.
-Me estoy por ir! Dónde la querés!
Me agarró del culo y me apretó contra ella.
La quería en la boca.
Así que me dejé ir, y le acabé bien profundo!
Se quedó hasta que dejé de gruñir.
La sacó y la lamió toda, y volvió a llenarme de besos.
Me dió mordiscos en la piel de las bolas, y arañó mis piernas.
Después se paró, me volvió a besar muy profundo, con olor a mi sexo en toda su cara.
-Tengo que abrir, me dijo, sonriendo.
Salió hacia el local, y yo me acomodé la ropa y la seguí.
-Tengo tu número. Te llamo, dijo.
Nos besamos en la mejilla y salí medio mareado a la calle...
4 comentarios - Una milf inesperada
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