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El amigo de mi hermano

El amigo de mi hermano


En la época én que ocurrió lo que voy a contar, él debe
haber tenido unos 21 o 22 años, yo 15, y lo seguía viendo seguidísimo
porque se pasaba el tiempo metido en casa o iba a la finca con mi
familia.

Siempre me preguntaba si tenía novio, si ya había tenido sexo, y yo no
le contestaba nada, entonces me provocaba diciéndome que era una bebita,
que fuera a jugar con muñecas, que me faltaba mucho tiempo para llegar a
ser mujer y esas cosas. Me daba rabia, pero no estaba dispuesta a
contarle que ya habían pasado varias vergas por mi entrepierna, menos
siendo tan amigo de mi hermano.

Con el tiempo me di cuenta de lo obvio, el man quería cogerme a toda
costa, pero con 15 años no lo tenía tan claro. Una de las veces que
fuimos a la finca, acabábamos de llegar y yo estaba en mi cuarto sacando
mi ropa para guardarla, cuando entró con su actitud de bromista y
agarró unos calzones míos que estaban sobre la cama, jugaba con ellos y
me preguntaba si estaban usados, riéndose, pero imagino que con bastante
calentura, porque se preocupaba de escuchar y mirar al pasillo por si
venía alguien. Yo como tonta lo perseguía diciéndole que no fuera
estúpido y me los devolviera, y el man, que era bastante más alto que
yo, los alzaba en su mano para que yo tratara de alcanzarlos y
aprovechaba de manosearme con el pretexto de su jueguito.

Otras veces, cuando lo saludaba, me corría la cara para darme el beso en
los labios, me preguntaba bromeando si quería ser su novia, o trataba
de entrar al baño conmigo diciendo que no me preocupara, que él era como
de la familia. Y así, siempre andaba con ese tipo de juegos, hasta que
logró su objetivo.

Un fin de semana mis padres se marcharon a la finca sólo con mi hermana
menor, y nos quedamos solos en casa mi hermano y yo. El quería hacer una
fiesta, y negociamos que yo pudiera salir ese viernes por la noche y él
hacía lo que quisiera en casa, y ninguno de los dos les contaba nada a
mis padres.

Eso hicimos, yo volví a casa como a las 4 de la mañana creyendo que
todavía estarían de fiesta, pero las luces estaban apagadas, todo muy
desordenado, lleno de botellas vacías, y pensé que se habrían marchado
todos a otra parte, pero cuando subí a mi cuarto, con alguna dificultad
por las varias cervezas que me había tomado, me encontré nada más y nada
menos que a este man durmiendo la borrachera en mi cama.

Me fui a asomar al cuarto de mi hermano para pedirle que sacara a su
amigo del mío, pero había dos chicos durmiendo en su cama, y ni rastros
de él. Luego fui al cuarto de mi hermana y lo mismo, hasta que me
acerqué al de mis padres y escuché voces y gemidos. En fin, mi hermano
se estaría cogiendo a alguna vieja, así que yo misma volví a mi cuarto y
desperté a este tipo diciéndole que saliera de mi cama.

Demoró unos segundos, dentro de su borrachera, en darse cuenta de lo que
pasaba, y cuando despertó bien, lógicamente me tomó del brazo y me tiró
a la cama, diciéndome que no pasaba nada, que cabíamos los dos en la
cama, que todos los cuartos estaban ocupados, que no fuera gruñona y mil
cosas para que no lo echara, y sobretodo para dormir conmigo.

En fin, me resigné, y ya en la cama notó mi aliento a cerveza y me
empezó a molestar, y a preguntarme que había hecho, que cómo me había
portado y esas cosas. Mientras me interrogaba me acariciaba el pelo con
una mano y la otra la puso en mi cintura. Me gustó estar así, me sentí
en confianza y le conté después de mucho insistir que había ido a un bar
y que un chico me había manoseado un buen rato, pero que no pasó nada
más.

Noté su cara de calentura al oír eso, tragó saliva y me dijo que me
pusiera mi pijama, yo lógicamente me negué y le dije que iba a dormir
así, con ropa, que a todo esto era un pantalón de tela verde bien
ajustado y una blusa negra, y empezó a jugar con el cierre de mi
pantalón, diciendo que él me ayudaba a sacarme la ropa.

Con tanto juego, y la voz de seductor que me ponía, como me tocaba el
pelo y la cercanía de su cara, sumado a mi borrachera, terminé por
calentarme y en cosa de segundos tenía una mano recorriendo mi culo y la
concha por sobre los pantalones, lo poco que podía tocar con mis
piernas cerradas. Me empezó a besar el cuello y con eso ya me tenía,
siguió preguntándome cosas, le calentaba que le contara, me preguntaba
donde me habían manoseado, como, y al final me preguntó si era virgen
todavía. Cuando me preguntó eso ya estaba tocando mis tetas, siempre por
sobre mi ropa. Puse mi cara en la almohada, por vergüenza supongo, y
demoré unos segundos en contestarle que no le iba a decir eso porque le
podía contar a mi hermano. Bueno, como niña tonta ya había contestado
sin quererlo, inmediatamente se me pegó con la verga durísima y
agarrándome el culo con fuerza, me desabrochó los pantalones y me los
empezó a bajar. Yo le dije que parara, y sujetaba mis pantalones que
estaban a la altura de mis rodillas. Insistió un rato pero al ver que yo
me seguía negando, me dijo que no me los iba a seguir bajando entonces,
pero que tampoco los subiera, y se me montó encima a chuparme las tetas
mientras me restregaba su bulto por las piernas.

Yo no tenía claro hasta donde llegaría, estaba en mi propio cuarto, mi
hermano en casa, aunque bastante ocupado, y con un tipo que era su amigo
íntimo y que podría contarle todo, aunque por otro lado, era bastante
improbable que lo hiciera, mi hermano lo habría matado. Pero en fin, con
mi calentura habitual y varias cervezas encima, simplemente me dejaba
hacer, mi única defensa eran mis pantalones en mis rodillas, que de
alguna manera bastante inocente pensé que me "protegían".

Me volteó, quedé de costado dándole la espalda, y me apretaba su vergota
contra mi culo (todavía tenía puestos los pantalones), mientras me
tocaba la concha, ya libremente porque yo había separado un poco las
piernas, me sentía mojadísima y me daba algo de pudor que lo notara,
pero ya era tarde para pudores. Me hablaba al oído con su voz muy grave,
y me preguntaba si "ésta ya la habían inaugurado entonces". Tras unos
segundos le dije que si, muy mimosa, me apretó la concha muy fuerte, y
pasó la mano a mi culo, preguntándome si "éste también ya estaba
abierto". Me pasaba la mano por la raja hundiéndome aún más los
calzones, llegaba hasta mi concha y volvía a subirla fuerte y despacio.

Sentí perfectamente cuando desabrochó sus pantalones con algo de
dificultad y mucha prisa, y la empezó a pasar por mi culo. Me sentía
bien dándole la espalda, de algún modo me hacía sentir que yo no estaba
haciendo nada malo, que era el tipo éste el que hacía todo, y de esa
forma era menos extraño dejarme manosear por alguien que era casi de la
familia.

Trató de bajarme los calzones y le dije que no, me dijo que "no fuera
tan niña", pero desistió y en vez de eso los hizo a un lado y empezó a
pasear una verga durísima por mi culo y concha. Trató de hundírmela pero
en esa posición sólo me entró la cabeza, yo seguía algo reacia y no
quise que me cambiara de pose. El man estaba muy caliente y algo molesto
con mis negativas, sacó la punta de su verga de mi concha y a los pocos
segundos sentí sus dedos en mi concha, los mojó bien y empezó a hundir
uno en mi culo. Sólo un par de veces me habían metido dedos en el culo
mientras me cogían, y la sensación era agradable aunque doliera, me dejé
hacer. Lo hundió hasta el nudillo y lo giraba en lo más profundo de mi
culo. Lo sacó y supongo que se escupió en la mano, porque cuando atacó
de nuevo mi culo sus dedos estaban llenos de líquido, entró muy fácil
esta vez, y al rato lo sacó y me metió dos al mismo tiempo. Dolía mucho y
me quejaba muy despacio, no me interesaba llamar la atención de nadie
más en la casa.

Cuando logró enterrarlos enteros, comenzó a moverlos en círculos, y
luego los abría en mis intestinos, preparándome el culo para su taladro.
Yo no hacía más que dejarme comer y quejarme mordiéndome los labios
para no hacer ruido, según mi forma de ver las cosas, ya tenía claro que
me lo quería romper, y de alguna manera sentía curiosidad, morbo y la
tonta idea de que dar el culo no era tan serio como que me perforara la
concha un cuasi-hermano.

De pronto, cuando imagino que ya tenía muy claro que yo no me estaba
negando, y dado que mis calzones le molestaban en su trabajo de abrirme
el culo, con rapidez y decisión me los bajó lo que pudo, lo suficiente
para dejar mi culo desprotegido, y derechamente me puso la punta de su
vergota en mi agujero, empujando sin miramientos.

Nunca voy a olvidar el dolor y la sensación de desgarro que sentí cuando
entró, a la fuerza bruta, su cabezota en mi culo pequeño y hasta ese
entonces virgen. Grité, me sacudí y su verga salió de mi culito violado,
pasó una mano por debajo de mí, sujetándome por la concha para que no
me escapara, y son su otra mano volvió a dirigir su tranca a mi culo,
que ardía intensamente.

La segunda embestida fue bestial, demoró menos en romperme y esta vez,
pese a que sentía como si me estuvieran metiendo un hierro ardiente, no
pude escaparle y me la tuve que comer. El man estaba a mil, me decía
"tranquila chiquita, no se mueva", y me empujaba su vergota más y más
adentro. No soportaba el dolor, y ante mis quejidos y sollozos, me decía
"shhh, tranquilita" y me seguía perforando.

No me había enterrado toda su verga todavía, eso lo supe cuando, ya
teniéndome empalada, se me subió encima para dejarme a su disposición, y
la mano que usaba para sujetarme ahora la puso en mi boca para acallar
mis quejidos. En esa pose, con este man enorme encima mío y su verga en
mi culo, me asusté más todavía, pero ya era tarde para eso. Apenas me
tapó la boca empujó sus caderas con fuerza y terminó de romperme el
culo. Definitivamente fue el dolor más grande que he sentido en mi vida.
Lloraba y pataleaba sin control, quise pedirle que me sacara esa tranca
del culo pero con la boca tapada sólo me escuchaba a mi misma
suplicando algo incomprensible.

Empezó la perforación, sin sacarme la mano de la boca, que me apretaba
muchísimo, se dedicó a romperme el culo con estocadas profundas y
violentas, me la sacaba despacio, pero me la hundía muy fuerte y rápido,
mientras seguía diciéndome "tranquila chiquita, usted aguante".

La sensación era muy distinta a una verga en la concha. Por el culo el
dolor es intensísimo, y al rato se adormece, ardiendo como si el man
tuviera su verga al rojo vivo.

Después de un rato muy largo de tragármela por el culo, me empezó a
decir que "ya vamos a terminar chiquita, tranquila, pórtese bien", ahora
empezó a hundírmela igual de fuerte, pero cuando me tenía empalada
hasta el estómago, en vez de sacarla despacio, la dejaba ahí, moviendo
las caderas en círculos y apretándome muy fuerte, como si quisiera
hundírmela más todavía. Aceleró los ataques en mi culo, que ya estaba
completamente destrozado, y se vació completamente bien adentro. Por una
parte fue un alivio, se siente claramente la leche chorreando en tus
intestinos y casi se agradece, es como crema para el dolor.

No me la sacó de inmediato, se quedó estrujando su verga en mi culo
metiéndomela suavemente hasta el fondo, por un par de minutos hasta que
se achicó su vergota y se le salió de mi culo.

Apenas se hizo a un lado me paré de la cama sollozando y subiéndome los
calzones y pantalones y me fui corriendo al baño. Me encerré por un buen
rato lavándome la cara, arreglándome el pelo, sintiendo ese ardor que
no se apagaba y con miedo de mirarme el culo. Sentía como me chorreaba y
creí que era sangre. Cuando por fin me animé a mirarme y limpiarme, me
impresionó la abertura de mi culo, lo que chorreaba era leche,
afortunadamente. Pero cuando me limpiaba no pude tocarme el culo sin
sentir un dolor impresionante.

Me arreglé lo mejor que pude y me fui a dormir a un sillón de la sala,
aunque en realidad no pude quedarme dormida por el ardor en el culo. No
quería ver a este man ni en pintura. Al día siguiente le evité la
mirada, y él no hizo ningún comentario, sólo que desde ese día empezó a
tratarme algo despectivamente, con aires de superioridad. Durante varios
días no pude sentarme normalmente, él se dio cuenta y parecía
disfrutarlo, ahora entiendo por qué.

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