Fuimos a nuestro sitio swinger preferido con el plan de sólo estar entre los dos, disfrutando los espacios del lugar, particularmente las zonas húmedas.
Después de estar un rato en los cómodos sillones de la pista de baile, subimos para relajarnos en el jacuzzi. Mientras nos duchábamos 2 hombres se acercaron y se ducharon después de nosotros y se metieron al sauna. Cuando nos metimos al jacuzzi ya habían 2 hombres ahí, conversando. Saludamos y nos acomodamos. Es prácticamente imposible que Tatiana no llame la atención con su hermoso cuerpo, además con ese conjunto rosado y negro que la hace ver aún más sensual. Hablamos algunas cosas triviales. Los hombres pusieron algunos temas relacionados con las instalaciones, nos parecieron personas agradables. Estuvimos con los ojos cerrados un buen rato, eventualmente nos dábamos un beso o una caricia tierna. Varias veces que abrí mis ojos, sorprendí a los 2 hombres mirando los hermosos senos de mi esposa o sus lindas piernas. En algunas ocasiones hemos interactuado en ese jacuzzi con otras personas, pero esta ocasión nuestro enfoque era otro. Otros 2 hombres pasaron a la ducha y entraron al sauna, no sin antes darle una mirada a la mona en el jacuzzi.
Nos salimos del jacuzzi, tomamos una corta ducha, tomamos un trago de aguardiente cada uno y entramos al sauna. Algunas veces nos hemos quedado dormidos en ese sauna, completamente relajados. Tatiana puso su toalla sobre la banca del segundo nivel al lado derecho y se sentó sobre ella, yo la seguí y conforme a su sugerencia me acosté boca arriba, enseguida de ella sobre mi toalla. Mientras estiraba bien mis piernas y mis brazos vi que los 2 hombres que nos acompañaban en el jacuzzi también entraron al sauna. Así que la mona y yo compartíamos ese espacio con 6 hombres; 3 de ellos en la banca del primer nivel frente a nosotros, otros 2 en la banca del primer nivel a nuestra derecha y el otro en el mismo costado donde estábamos pero en la banca del primer nivel.
Eventualmente alguno comentaba algo en tono suave en consideración con quienes estábamos muy relajados disfrutando del calor que ya se sentía en todo el cuerpo. Tatiana masajeó suavemente mis pies... uffff qué bien se siente eso, luego se puso de pie sobre la banca del primer nivel y dando la espalda a nuestros ocasionales acompañantes, masajeó delicadamente todo mi cuerpo de pies a cabeza, lo hacía con sus manos pero acompañadas de su boca que parecía dibujar un recorrido en mi piel. Cada vez que pasaba cerca de mi pene lo lamía y lo mamaba con esa mezcla de ternura y pasión que sabe usar. Yo estaba completamente relajado disfrutando de las atenciones de la mona, mi pene se puso erecto y cuando ella sentía la lubricación lo mamaba más intensamente. Abrí un poco mis ojos y pude ver a los 2 hombres del lado derecho mirando fijamente las nalgas de Tatiana mientras se masturbaban, de reojo enfoqué los que estaban al frente y estaban en la misma actividad. La tanguita de ese conjunto tiene unas tiras negras en la parte de atrás que resaltan la delicia de esas nalgas.
En el último recorrido que hizo sobre mi cuerpo, Tatiana se agachó para besar mi boca al tiempo que acariciaba mis testículos y mi pene con su mano izquierda. Yo traté de acariciarla a ella, de levantar su brasier para lamer sus pezones, pero no me lo permitió, me pidió que la dejara actuar sólo a ella. Ella también había visto que los otros 6 hombres estaban erectos y muy antojados de sus ricuras, con un susurro me dijo al oído que tenía ganas de juguetear con todos, que si me parecía bien si mamaba unos penes. Le contesté que hiciera lo que deseara, que por mí estaba bien. En ese momento me tomó de la mano y me hizo sentar sobre la banca, ella se puso de cuclillas delante de mi para mamar mi pene con un delicioso ritmo. Mis gemidos aunque suaves no se hicieron esperar, los hombres que nos acompañaban expresaban con distintas palabras lo excitante que les parecía lo que veían, elogiaban la silueta, las nalgas y las piernas de la mona, mientras se ponían de pie pero sin acercarse a nosotros.
Luego mi esposa me tomó de la mano y me hizo bajar para quedar de pie en el piso, ella puso su toalla en el suelo y se arrodilló sobre ella para mamar mi pene, acariciaba mi pene con una mano mientras lamía mis testículos mirándome fijo a los ojos. Qué hermosa se veía mi mona con ese conjunto... El negro resaltaba sobre su piel, pese a la penumbra del lugar y el rosado le daba un toque de inocencia y ternura. Ella metió mi pene a su boca y extendió sus manos hacia izquierda y derecha como invitando a los hombres para que acercaran sus penes. Ellos me miraron y con una seña les di mi consentimiento para hacerse al alcance de ella. De inmediato tomó un pene en cada mano y los acarició mientras mamaba el mío. Los 7 hombres de pie, hacíamos una cerca a esa hermosa mujer que arrodillada nos daba tanto placer con sus manos y boca. Algunos intentaron acariciarla, pero ella les pidió que sólo la dejaran actuar a ella, yo la secundé diciéndoles que procuraran disfrutar lo que ella les daba. Tatiana giraba a la derecha, luego a la izquierda, mamaba un pene, luego el de enseguida, mientras acariciaba otros con sus manos; en ese momento otros dos penes le eran ofrecidos por encima de sus hombros y uno más rozaba su mejilla derecha... al notarlos no dudó en lamerlos y luego que los llevó a la boca los mamó. A todos acarició y mamó. Por momentos trataba de lamer dos o tres al tiempo. Lo que vivíamos ahí eran escenas de película, sólo que no éramos modelos, no éramos actores, no había pago ni compromiso de por medio, sólo se trataba de deseo y placer. El sauna subió de temperatura y se llenó de gemidos de placer. El calor propio del sauna sumado al intenso ejercicio realizado le dio cierto sofoco a la mona y me pidió que tomáramos una ducha corta.
Encontramos la ducha libre y no tardamos en refrescarnos, volvimos para secarnos en el sauna mientras que los 6 hombres también aprovecharon para ducharse. Al oído le pregunté a mi esposa cómo se sentía y me dijo que bien, que muy agradables todos ellos, muy bien aseados. Después de secarnos dejamos las toallas en una de las bancas y puestos de pie en medio del sauna nos besamos apasionadamente mientras nos acariciábamos. También le dije al oído que ellos tenían muchas ganas de tocarla, ella me dijo que sería rico pero que les advirtiera que lo hicieran muy suavemente. Todos ellos fueron entrando y se sentaron sin quitarnos los ojos de encima. Después de unos segundos de besos y caricias ellos se pusieron de pie pero les hice señas que esperaran. Mientras Tatiana recostó su rostro en mi pecho les dije que si querían podían acariciarla y lamerla pero con mucha suavidad. Contestaron casi en coro que por supuesto y les dije... ahora que la gire pueden acariciarla. Ella me miró a los ojos, sonrió y me besó dulcemente en la boca, luego la giré y besé su nuca y espalda mientras que zafaba el broche delantero de su brasier... los ojos de ellos parecían brotar cuando el rosado de su conjunto fue reemplazado por el rosado de sus lindos pezones... Delante de ellos quedaron completamente descubiertos los hermosos senos de mi esposa que armonizan perfectamente con su tamaño y silueta. Les dije: acariciemos bien rico a esta mona preciosa. Al instante se acercaron mientras les insistía en mi recomendación que fueran cuidadosos para no lastimarla. Uno de ellos metió dos dedos en su tanga y los pasó por la vulva de la mona comprobando que estaba empapada... luego se chupó los dedos para saborear esos líquidos que no dejaban de lubricar; otro se arrodilló frente a ella, corrió su tanguita y lamió su vulva, otro lamía su pezón derecho, otro el izquierdo... después de unos minutos, ella giró y buscó mi boca, la besé apasionadamente. Los que no alcanzaron a poner sus bocas sobre ella acariciaban sus nalgas y piernas. Mi esposa correspondía acariciando los penes que quedaran a su alcance. Ella giró de nuevo y nos miramos a los ojos por un rato, en ese momento otro hombre se arrodilló detrás de ella, corrió la tanga, abrió sus nalgas y le lamió y chupó el ano, otros le daban besitos en su espalda y nuca.
Sabíamos que el fluir de la situación nos llevaría a la penetración, pero no era el deseo de mi esposa en ese momento. Después de juguetear unos minutos así, nos despedimos y ellos agradecieron el momento compartido. Fuimos a la ducha, después tomamos un trago cada uno, entramos al sauna y nos secarnos aprovechando el calor y a los 3 minutos salimos y nos encerramos en un cuarto para disfrutarnos entre los dos.
Después de estar un rato en los cómodos sillones de la pista de baile, subimos para relajarnos en el jacuzzi. Mientras nos duchábamos 2 hombres se acercaron y se ducharon después de nosotros y se metieron al sauna. Cuando nos metimos al jacuzzi ya habían 2 hombres ahí, conversando. Saludamos y nos acomodamos. Es prácticamente imposible que Tatiana no llame la atención con su hermoso cuerpo, además con ese conjunto rosado y negro que la hace ver aún más sensual. Hablamos algunas cosas triviales. Los hombres pusieron algunos temas relacionados con las instalaciones, nos parecieron personas agradables. Estuvimos con los ojos cerrados un buen rato, eventualmente nos dábamos un beso o una caricia tierna. Varias veces que abrí mis ojos, sorprendí a los 2 hombres mirando los hermosos senos de mi esposa o sus lindas piernas. En algunas ocasiones hemos interactuado en ese jacuzzi con otras personas, pero esta ocasión nuestro enfoque era otro. Otros 2 hombres pasaron a la ducha y entraron al sauna, no sin antes darle una mirada a la mona en el jacuzzi.
Nos salimos del jacuzzi, tomamos una corta ducha, tomamos un trago de aguardiente cada uno y entramos al sauna. Algunas veces nos hemos quedado dormidos en ese sauna, completamente relajados. Tatiana puso su toalla sobre la banca del segundo nivel al lado derecho y se sentó sobre ella, yo la seguí y conforme a su sugerencia me acosté boca arriba, enseguida de ella sobre mi toalla. Mientras estiraba bien mis piernas y mis brazos vi que los 2 hombres que nos acompañaban en el jacuzzi también entraron al sauna. Así que la mona y yo compartíamos ese espacio con 6 hombres; 3 de ellos en la banca del primer nivel frente a nosotros, otros 2 en la banca del primer nivel a nuestra derecha y el otro en el mismo costado donde estábamos pero en la banca del primer nivel.
Eventualmente alguno comentaba algo en tono suave en consideración con quienes estábamos muy relajados disfrutando del calor que ya se sentía en todo el cuerpo. Tatiana masajeó suavemente mis pies... uffff qué bien se siente eso, luego se puso de pie sobre la banca del primer nivel y dando la espalda a nuestros ocasionales acompañantes, masajeó delicadamente todo mi cuerpo de pies a cabeza, lo hacía con sus manos pero acompañadas de su boca que parecía dibujar un recorrido en mi piel. Cada vez que pasaba cerca de mi pene lo lamía y lo mamaba con esa mezcla de ternura y pasión que sabe usar. Yo estaba completamente relajado disfrutando de las atenciones de la mona, mi pene se puso erecto y cuando ella sentía la lubricación lo mamaba más intensamente. Abrí un poco mis ojos y pude ver a los 2 hombres del lado derecho mirando fijamente las nalgas de Tatiana mientras se masturbaban, de reojo enfoqué los que estaban al frente y estaban en la misma actividad. La tanguita de ese conjunto tiene unas tiras negras en la parte de atrás que resaltan la delicia de esas nalgas.
En el último recorrido que hizo sobre mi cuerpo, Tatiana se agachó para besar mi boca al tiempo que acariciaba mis testículos y mi pene con su mano izquierda. Yo traté de acariciarla a ella, de levantar su brasier para lamer sus pezones, pero no me lo permitió, me pidió que la dejara actuar sólo a ella. Ella también había visto que los otros 6 hombres estaban erectos y muy antojados de sus ricuras, con un susurro me dijo al oído que tenía ganas de juguetear con todos, que si me parecía bien si mamaba unos penes. Le contesté que hiciera lo que deseara, que por mí estaba bien. En ese momento me tomó de la mano y me hizo sentar sobre la banca, ella se puso de cuclillas delante de mi para mamar mi pene con un delicioso ritmo. Mis gemidos aunque suaves no se hicieron esperar, los hombres que nos acompañaban expresaban con distintas palabras lo excitante que les parecía lo que veían, elogiaban la silueta, las nalgas y las piernas de la mona, mientras se ponían de pie pero sin acercarse a nosotros.
Luego mi esposa me tomó de la mano y me hizo bajar para quedar de pie en el piso, ella puso su toalla en el suelo y se arrodilló sobre ella para mamar mi pene, acariciaba mi pene con una mano mientras lamía mis testículos mirándome fijo a los ojos. Qué hermosa se veía mi mona con ese conjunto... El negro resaltaba sobre su piel, pese a la penumbra del lugar y el rosado le daba un toque de inocencia y ternura. Ella metió mi pene a su boca y extendió sus manos hacia izquierda y derecha como invitando a los hombres para que acercaran sus penes. Ellos me miraron y con una seña les di mi consentimiento para hacerse al alcance de ella. De inmediato tomó un pene en cada mano y los acarició mientras mamaba el mío. Los 7 hombres de pie, hacíamos una cerca a esa hermosa mujer que arrodillada nos daba tanto placer con sus manos y boca. Algunos intentaron acariciarla, pero ella les pidió que sólo la dejaran actuar a ella, yo la secundé diciéndoles que procuraran disfrutar lo que ella les daba. Tatiana giraba a la derecha, luego a la izquierda, mamaba un pene, luego el de enseguida, mientras acariciaba otros con sus manos; en ese momento otros dos penes le eran ofrecidos por encima de sus hombros y uno más rozaba su mejilla derecha... al notarlos no dudó en lamerlos y luego que los llevó a la boca los mamó. A todos acarició y mamó. Por momentos trataba de lamer dos o tres al tiempo. Lo que vivíamos ahí eran escenas de película, sólo que no éramos modelos, no éramos actores, no había pago ni compromiso de por medio, sólo se trataba de deseo y placer. El sauna subió de temperatura y se llenó de gemidos de placer. El calor propio del sauna sumado al intenso ejercicio realizado le dio cierto sofoco a la mona y me pidió que tomáramos una ducha corta.
Encontramos la ducha libre y no tardamos en refrescarnos, volvimos para secarnos en el sauna mientras que los 6 hombres también aprovecharon para ducharse. Al oído le pregunté a mi esposa cómo se sentía y me dijo que bien, que muy agradables todos ellos, muy bien aseados. Después de secarnos dejamos las toallas en una de las bancas y puestos de pie en medio del sauna nos besamos apasionadamente mientras nos acariciábamos. También le dije al oído que ellos tenían muchas ganas de tocarla, ella me dijo que sería rico pero que les advirtiera que lo hicieran muy suavemente. Todos ellos fueron entrando y se sentaron sin quitarnos los ojos de encima. Después de unos segundos de besos y caricias ellos se pusieron de pie pero les hice señas que esperaran. Mientras Tatiana recostó su rostro en mi pecho les dije que si querían podían acariciarla y lamerla pero con mucha suavidad. Contestaron casi en coro que por supuesto y les dije... ahora que la gire pueden acariciarla. Ella me miró a los ojos, sonrió y me besó dulcemente en la boca, luego la giré y besé su nuca y espalda mientras que zafaba el broche delantero de su brasier... los ojos de ellos parecían brotar cuando el rosado de su conjunto fue reemplazado por el rosado de sus lindos pezones... Delante de ellos quedaron completamente descubiertos los hermosos senos de mi esposa que armonizan perfectamente con su tamaño y silueta. Les dije: acariciemos bien rico a esta mona preciosa. Al instante se acercaron mientras les insistía en mi recomendación que fueran cuidadosos para no lastimarla. Uno de ellos metió dos dedos en su tanga y los pasó por la vulva de la mona comprobando que estaba empapada... luego se chupó los dedos para saborear esos líquidos que no dejaban de lubricar; otro se arrodilló frente a ella, corrió su tanguita y lamió su vulva, otro lamía su pezón derecho, otro el izquierdo... después de unos minutos, ella giró y buscó mi boca, la besé apasionadamente. Los que no alcanzaron a poner sus bocas sobre ella acariciaban sus nalgas y piernas. Mi esposa correspondía acariciando los penes que quedaran a su alcance. Ella giró de nuevo y nos miramos a los ojos por un rato, en ese momento otro hombre se arrodilló detrás de ella, corrió la tanga, abrió sus nalgas y le lamió y chupó el ano, otros le daban besitos en su espalda y nuca.
Sabíamos que el fluir de la situación nos llevaría a la penetración, pero no era el deseo de mi esposa en ese momento. Después de juguetear unos minutos así, nos despedimos y ellos agradecieron el momento compartido. Fuimos a la ducha, después tomamos un trago cada uno, entramos al sauna y nos secarnos aprovechando el calor y a los 3 minutos salimos y nos encerramos en un cuarto para disfrutarnos entre los dos.

1 comentarios - noche morbosa