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Las historias de mi madre

—¡Pinche vieja está buenísima!— me digo cada vez que mi mamá, Carla, se agacha frente a mí para recoger algo. Esa nalga redonda y firme se marca bajo el leggings negro que siempre usa en casa. Mide 1.63, chaparrita pero con un culo que parece tallado a mano. Flaquita, con unos pechos pequeños pero perfectos, esos que caben justo en mi mano. Su cabello café rizado siempre huele a vainilla, y esos ojos claros me miran con una inocencia que me vuelve loco.
 
Mi papá nos abandonó cuando tenía 4 años, así que fue solo ella y yo. Y ahora, a mis 22, atlético y con el ego por las nubes porque sé que las morras me buscan, no puedo evitar fantasear con ella. —¿Qué haría si un día me la topo saliendo de la ducha, apenas cubierta con una toalla?—.
 
Ayer casi se me sale un comentario. Estábamos en la cocina y se inclinó para agarrar un plato, enseñando sin querer ese escote diminuto pero delicioso. —No mames, Alec, aguántate— me dije, pero el pinche pantalón ya no me dejaba mentir.
 
A veces juego con la idea de "tropezarme" y agarrarla por la cintura, fingir que fue un accidente, ver si se nota lo cachondo que me pone su cuerpo. O de repente, cuando veo una de sus películas románticas, sentarme a su lado y preguntarle: —Oye, mamá, ¿nunca has pensado en... probar algo más joven?—.
 
Pero ahí está el pedo: no quiero arruinar lo que tenemos. Aunque cada vez que se ríe y me toca el brazo "sin querer", siento que tal vez... solo tal vez... ella también lo piensa.
¿Y si un día me aventó y le digo de frente? —Mamá, estás tan buena que hasta me da vergüenza mirarte—. A ver cómo reacciona.
 
Hace unos dias subi unas fotos al WhatsApp bien perras: en el gym, sin playera, los abdominales marcados, los brazos bien hinchados… y las morras no tardan en caer.
 
·       "🔥"
·       "Alec, ¿ya tienes novia o qué?"
·       "Dm, guapo"
·        
Y yo, obvio, les doy entrada. Les contesto los corazones, les respondo con indirectas, a veces hasta les mando un audio con la voz grave después del gym, cuando sé que están solas.
 
Pero aquí está el pedo… mi mamá también ve mis estados.
 
No comenta nada, pero siempre los ve al chingadazo. A veces hasta antes que las otras morras. Y eso me prende un chingo, la neta.
 
Ayer subí esa foto en Close Friends, sabiendo que solo mi jefa la iba a ver. Yo bien perrón en boxer, marcado, con esa mirada que le he visto poner a los vatos cuando quieren coger. Nada de mensajes, nada de likes… pero en la noche, en la cena, algo cambió.
 
Ella siempre ha sido cariñosa, pero esta vez se pasó de lanza. Me acarició la espalda cuando pasé por su lado, como si quisiera sentir mis músculos. Y luego, de la nada, me soltó un: "Alec… ya estás tan grande", con una voz que no era de mamá orgullosa, sino de… no mames, como si acabara de darse cuenta de que ya no soy su niño.
 
Yo me quedé callado, wey. No le dije nada de la foto, ni le pregunté qué le pareció. Pero en su mirada había algo raro, algo que no había visto antes. Como si estuviera nerviosa, como si supiera que yo sabía que ella la vio.
 
Y luego, cuando me servía más comida, su mano rozó la mía y no la apartó de inmediato. Fue un segundo, pero ahí estuvo. Caliente, suavecito, como probándome.
 
La neta, wey, me dejó con la cabeza al mil. ¿Se está dando cuenta de que la quiero coger? ¿O ya hasta ella lo está pensando?
 
Ahora cada vez que me mira, siento que algo se rompió, pero no sé si para bien o para mal.
 
—¿Y tú qué crees? ¿Ya se le antojó o nomás me estoy ilusionando?—
 
Anoche subí otra foto a Close Friends, pero esta vez me pasé de verga. Solo mi jefa en la lista, nadie más. Me puse el boxer negro otra vez, pero ahora lo jalé un poco más abajo, dejando ver justo la orilla de lo que no debería. Nada explícito, pero suficiente para que cualquier morra se imaginara el resto. Le puse de leyenda: "Alguien me dijo que subiera más… ¿qué opinas?"
 
La cosa es que ella la vio al chingadazo. Instagram me marcó que se quedó los 5 segundos completos, wey. Ni like, ni mensaje, pero sé que la vio. Y la vio bien.
 
Lo raro vino después. Esa noche, se puso un shortsito que no usa nunca y una blusa que se le transparentaba con la luz. Me servía la cena y se me pegaba cabrón, como si quisiera que le viera todo. Hasta perfume se echó, wey. En su pinche casa.
 
Pero el momento más cabrón fue cuando pasé por su cuarto antes de dormir. La vi en el espejo del baño, arreglándose el escote, pero cuando me vio reflejado no se corrigió. Me sonrió con una sonrisa que no era de mamá, era de morra que sabe lo que quiere. Me dijo "Duerme bien… Alec" con una voz que no le había escuchado antes.
 
Y ahora estoy aquí, pensando en qué chingados hago. ¿Subo otra foto más atrevida? ¿O ya mejor le tiro un mensaje directo?
 
 

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