You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

Memoria de una viuda puta - 2

Sentí cómo entraba en mí, despacio, como se introduce una raíz en tierra húmeda, abriendo con firmeza pero sin violencia. No entró todo de golpe, y lo agradecí. Su tronco, grueso y palpitante, se abría paso en mi interior como si mi cuerpo necesitara aprenderlo centímetro a centímetro.

Memoria de una viuda puta - 2




Cuando lo sentí a la mitad… jadeé. No por dolor. Sino porque mi carne —mi vulva madura, tersa por fuera pero firme por dentro— se amoldaba con un espasmo, como si fuera un músculo que acabara de recordar su función. Me estremecí. No sabía que aún podía estremecerme así.

amateur




Mi canal vaginal, profundo y elástico, lo abrazó como si hubiera esperado esa forma, ese diámetro exacto, durante años. Lo sentía latir dentro, como un segundo corazón.


Y entonces, sin aviso, él se hundió por completo.


Un gemido sordo se me escapó, uno que no quise, pero que me partió en dos. Mi vientre se contrajo, mis senos —esos que siempre creí demasiado— vibraron con el movimiento, y sentí cómo mi aureola, amplia y oscura, se tensaba sobre el pezón como una flor que se cierra en la noche. El vestido aún rozaba mis costados, pero mi cuerpo estaba completamente desnudo para él. No hacía falta quitarme nada más.


Mi piel se movía. Literalmente. Desde los músculos del suelo pélvico, hasta las ondas sutiles que recorrían mis muslos y llegaban al cuello. Temblaba. Y no de miedo. Temblaba porque era la primera vez que mi cuerpo entero decía .

esposa




Lo sentía dentro. Ancho, caliente, ocupando cada rincón de mí, presionando donde nadie había llegado, llenándome no solo físicamente… sino simbólicamente. Era la semilla. Yo la tierra. Pero una tierra fértil, honda, sedienta.


Y lo más hermoso fue que no me perdí en él. Me encontré.


Él no solo me poseía. Me devolvía.


Y mientras me aferraba a sus hombros, y mis caderas lo buscaban sin pensar, una frase me cruzó la mente como una llama:


Por fin, alguien ha entrado donde solo yo me atreví a mirar.

0 comentarios - Memoria de una viuda puta - 2