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tres pendejos hicieron de todo conmigo

Uno de los planes de Víctor era ir a pescar ese día con otros huéspedes que habíamos conocido en el resort. Decidí quedarme en el hotel y quedarme cerca de la piscina para relajarme. El plan de ellos era estar fuera todo el día y volver para cenar.

Se fueron temprano por la mañana y yo me levanté más tarde y desayuné. Luego me puse un bonito traje de baño negro de una sola pieza y me dirigí a la piscina, que no estaba tan ocupada.

Había un grupo de jóvenes a mi lado divirtiéndose. Decidí darme un chapuzón en la piscina, nadar un poco y entonces uno de los chicos se acercó a mí y comenzó una amistosa charla. Me invitó a una cerveza y acepté.

Me senté entre los tres, disfrutando de su compañía; eran mucho más jóvenes que yo, ya que yo podría haber sido casi su madre.

La pasamos bien hasta que les dije que tenía que irme. Tomás me preguntó si estaba interesada en ir a su habitación para fumar un cigarrillo de marihuana; acepté

Una vez allí, Eduardo, un enorme chico negro, sirvió unos tragos de ron. Mientras tanto, el tercer tipo, Carlos, un hispano, enrolló un porro y nos lo pasamos entre nosotros.

Estaba sentada en el borde de la cama cerca de Tomás y de repente me sentí un poco aturdida y achispada

Eduardo cambió su lugar con Tomás cerca de mí; pronto noté su mano recorriendo mis piernas y frotando mi concha a través de la tela de mi traje de baño.

Lo miré casi desmayada ¡La sensación era jodidamente buena! Sus dedos estaban dentro de mi traje de baño, acariciando bien los labios de mi concha . Podía notar un poco de humedad creciendo dentro de mi ahora abierta e hinchada vagina.



De repente noté varias manos sobre mi cuerpo y antes de darme cuenta, estaba desnuda en medio de estos tres cachondos chicos. Mi traje de baño negro había desaparecido en unos segundos.

Me chuparon los pezones haciéndome gemir de placer; y usando el dedo me cogieron al mismo tiempo, haciendo que mi concha se mojara más y más.

Estaba muy excitada, pero mi mente todavía estaba un poco clara, diciéndome que no quería ser cogida por aquellos tres jóvenes. Pero al mismo tiempo mi cuerpo me estaba traicionando, haciéndome sentir más caliente que nunca, necesitando unas pijas s jóvenes y duras.



Entonces mis piernas, largas y lisas, se abrieron de par en par y noté una cosa enorme entrando entre los mojados labios de mi concha

Miré hacia arriba y vi que era Eduardo era el que estaba cogiendome con su dura como una roca pija negra. Le animé a que me cogiera aún más fuerte. Sonrió y me metió más profundamente su pija negra dentro de mí. Tomás tenía su pija enterrada profundamente en mi garganta y Carlos saltó encima de mí y empezó a cogerme las tetas, No paraba de deslizarla entre mis tetas hasta que explotó su semen caliente sobre ellas y sobre mi cara. Me sentía como una sucia puta, pero estaba disfrutando cada segundo.

Eduardo había alcanzado un buen ritmo y me estaba presionando mucho. De repente gruñó y empujó aún más fuerte dentro de mi vagina, gritando que estaba cerca de correrse. Luego descargó su semen .

Se bajó de mí y Tomás se puso entre mis piernas, diciendo que era su turno.

Yo estaba esperando por su pija , pero luego me dio la vuelta y me puso sobre las manos y las rodillas, susurrándome en la oreja― Nena, he soñado con cogerte el culo desde que te vi por primera vez, eres una madura sexy y muy cogible

Me sentí como una completa bimbo cuando chupaba aquella pija negra, mientras Tomás me hacia la cola

Los tres chicos cambiaron de posición varias veces y me cogieron durante al menos otras cuatro horas. Me hicieron gemir, gritar de placer Nunca nada en mi vida había sido tan salvaje como ahora.



Finalmente estaban todos agotados y me senté en la cama, con las piernas abiertas. Me puse el traje de baño negro y me dirigí a mi habitación, despidiéndome de los tres chicos.

De vuelta en mi habitación, miré mi cuerpo. Tenía algunas marcas en la piel, moretones oscuros en todos mis pechos y nalgas; pero lo peor fueron los labios de mi concha
tres pendejos hicieron de todo conmigo
, muy rojos e hinchados, goteando pegajoso semen. Por supuesto que mi culo también estaba muy dolorido y aún con el agujero abierta. Los tres chicos habían abusado mucho de mi cuerpo... pero estaba bien para mí.

Víctor regresó muy tarde esa noche y afortunadamente estaba demasiado cansado para pedirme sexo. Pero eso para mí estaba bien; mi tensión sexual se había terminado definitivamente…

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