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Mi primera vez, cumpliendo mi fantasía 3

De pronto el albañil comenzó a jadear muy fuerte hasta que de un empujón me enterró la verga hasta topar, sentí que me rompió por dentro con esa última embestida y como un chorro de semen caliente me inundó el vientre provocándome espasmos, el albañil permaneció dentro de mí dejando caer todo su peso, estaba muy agitado y cansado, me mojó de sudor. Yo sentía mi vagina mojada de sangre, juguitos de mi lubricación y de semen escurriendo, mientras ese hombre sucio iba perdiendo la erección, me había usado a su antojo, saciando su lujuria, tal como yo quería.
Mi primera vez, cumpliendo mi fantasía 3
anal

El sufrimiento que estaba sintiendo no había terminado, él continuaba disfrutando de mi cuerpo, me lamía el cuello tragándose mi perfume y me besaba metiendo su lengua muy adentro de mi boca, me lamía dentro del oído y las lágrimas saladas de mi cara.
—Ya ves mamacita, para que me pedias que te cogiera con todas mis fuerzas. Me provocaste tanto que mira cómo te cogí de duro morrita, hueles bien rico putita, ¿Ya conseguiste lo que buscabas? Quien diría que a una morrita le gustaría tanto la verga.

Yo me sentía muy cachonda y desnuda en esa construcción, nadie se podría imaginar que yo estuviese ahí, me excitaba oler el aroma a tabaco y sudor de ese hombre, del cemento y tierra de la construcción, así como la mugre del colchón viejo en el que perdí mi virginidad.

Pasaron unos minutos y creí ya todo había terminado, pero de pronto sentí como la verga de ese hombre estaba teniendo de nuevo una fuerte erección, era muy dura y grande, estaba sobre mi zona íntima y pensé que me volvería a penetrar. Me puse muy cachonda y comencé a lubricar de nuevo, él volteó a verme como si me quisiera comer.
—Ay mamacita, estás tan sabrosa que ya me pusiste bien dura la verga de nuevo —Me dijo mientras me miraba el culo—. Voltéate mamacita.

—¿Cómo? —Pregunté un poco confundida.

—Ponte boca abajo mamacita. —Insistió de forma muy depravada.

El albañil me tomó de las piernas y bruscamente me giró boca abajo, yo volví a entrar en pánico, de inmediato supe que ese hombre quería penetrarme por el ano. Yo en aquel entonces ni si quiera imaginaba la posibilidad de llegar a tener sexo anal con alguien, me parecía sucio e impensable.

El albañil me abrió las piernas con fuerza, escuché cómo sacó un gargajo y se acercó a mi culo para escupirme y lubricar mi ano. Después se acomodó colocando la punta de su verga enorme en la entrada de mi culo, me quedé inmóvil del miedo, estaba aterrada.
—No por favor, eso no, por ahí no. —Le grité muy asustada, pero a la vez excitada de sentir esa verga a la entrada de mi ano.

—Tu déjate llevar mamacita, solo relájate. Te va a doler mucho, pero después lo vas a disfrutar más.

—Ya verás que te va a gustar sentir mi verga en tu culo ¿Sí me dejas cogerte fuerte por el culo preciosa? —Él albañil me persuadía con su lujuria.

—Sí, está bien, quiero saber que se siente, hágalo muy fuerte también. —Le contesté invadida por el morbo, quería saberme desvirgada de mi ano también. Antes de meterla la puso en mi espalda para medir hasta donde iba a llegar y cuando vió que por yo ser muy pequeña de estatura y el tener una verga grande, me iba a llegar muy muy profundo, soltó una carcajada acompañada con una nalgada bastante fuerte en mi pompi derecha que me hizo dar un fuerte grito de placer y dolor.

—Te va a doler mucho, si en algún momento no lo soportas, me dices y lo dejaré de hacer. —Estúpidamente cuando me dijo eso me sentí querida y más segura.
El albañil restregó varias veces la punta de su verga en mi ano ensalivado, lo que me provocó mucha sensibilidad y excitación. En ese momento me puse muy cachonda, quería sentir esa verga entrando por mi ano. El hombre colocó su verga presionando un poco mi esfínter anal, y cuando estaba sintiendo como mi ano se abría un poco para recibir tremenda verga, él albañil dejo caer el peso de su cuerpo sobre de mí ensartándome su verga bestialmente de un empujón.
pendeja
primera vez
La verga de aquel hombre se abrió paso entre mi ano, desgarrándolo brutalmente hasta topar y destrozándome por dentro. Sentí una punzada insoportable en mi esfínter anal, el dolor me recorrió todo el cuerpo, mi corazón se aceleró y la vista se me encandilaba, sentía que me iba a desmayar. El ardor fue horrible, yo me retorcía, pataleaba y manoteaba de dolor, rechinando mis dientes quería sacar esa verga de mi culo, pero cada que me movía solo conseguía que su verga entrara más profundamente, no podía levantarme ya que él estaba sobre mi espalda y pesaba mucho, me sentía vulnerable al no poder moverme. Estuve a punto de pedirle que se detuviera, pero mi morbosidad pudo más, el saber que me acababan de desvirgar el ano me hizo sentir muy sucia y excitada, así que lo dejé continuar sodomizándome. Mis senos excitadísimos por las chupeteadas que me había dado antes, rosaban en el colchón mugroso, me sentí tan cachonda, en ese momento yo creía que me iba a desmayar, ya no tenía fuerzas, estaba completamente rendida, adolorida, pero la lujuria que la verga de ese hombre despertó en mi al penetrarme por el culo me hacían soportar aquel tormento. Mis ojos cafés claros hermosos me ardían de tanto llorar, las lágrimas saladas resecaban mi rostro escurriendo el rímel de mis pestañas. El albañil saco lentamente su verga y me sentí un poco aliviada, pero solamente lo hizo para penetrarme de nuevo con más fuerza, reventándome el culo de una forma más dolorosa. Me estaba cogiendo brutalmente, la penetración era muy rápida y profunda, sentía como si quisiera desgarrarme con cada impacto de su miembro viril contra mi culo. Él abría mis nalgas para enterrarme la verga más profundamente, yo sentía mucho ardor dentro y fuera de mi ano, cada que sacaba su verga para ensartarla de nuevo, sentía como mi ano se abría de forma desgarradora y muy dolorosa, obviamente yo estaba gimiendo como perra en celo bastante fuerte.

culeada
vergudo
pija dura
—Ya estás sangrando perrita, así te va a entrar más rico. —Al escucharle decir eso sentí mucho miedo y me dio mucho sentimiento.

—¡Aaahhhh! ¡Aaahhhh! ¡Aaayyy! ¡Aaahhh! —Me resultaba inevitable gemir de dolor y placer.

El sentirme tan vulnerada por ese sucio albañil, me provocaba una sensación de plenitud, de entrega total hacia el primer hombre que estaba disponiendo de mi cuerpo para satisfacerse y yo solamente quería sentirme cogida y disfrutada por él. Cuando de nuevo escuché el timbre de mi celular sonando, era mi mamá llamándome por segunda ocasión, en ese instante yo ya no quería contestar, lo último que quería era que alguien supiera lo que estaba haciendo, pues sabía que mi mamá se avergonzaría de mi al saber que fui una zorra que buscó a ese sucio hombre para que me desvirgara, no quería causarle tal pena. Así que el teléfono siguió sonando hasta que se calló, mientras yo sentía el ir y venir de esa verga enorme dentro de mi culo lubricado por mi sangre y completamente adormecido por los fuertes golpes que el cuerpo de ese albañil, daba contra mis nalgas en cada embestida.
doloroso
muy caliente
putita caliente

El albañil siguió cogiéndome durante mucho tiempo, tal parecía que estaba durando más que la primera vez. Se acercaba a mi cuello mientras me penetraba y me olía, me sentí tan feliz de usar ese perfume costoso, pues él se deleitaba oliéndome el cuello y eso le excitaba más, le ponía mucho más dura la verga, cada que él respiraba mi perfume yo podía sentir su verga palpitar dentro de mi culo.

—Ponte de perrita, para cogerte más fuerte preciosa. —Me decía sin sacar su enorme verga de mi culo

—¿Así verdad? —Le pregunté mientras me ponía en posición de cuatro, con mis senos completamente pegados al colchón y con la espalda arqueada hacia abajo, dejando mi culito empinado como un corazón—. Ah qué puta me saliste, si bien qué sabes cómo.
Él me comenzó a penetrar de una forma mucho más violenta pues ahora me tomaba con fuerza de la cintura y me jalaba contra él, al mismo tiempo que empujaba su verga ensartándola brutalmente en mi culo. El dolor era desgarrador, sentía como la punta de su verga me destrozaba por dentro, pero la excitación y lujuria de sentirme tan poseída y penetrada por ese hombre de una forma tan arrobadora, me hacían pedir más con mis gemidos.

—¡Aaaahhh! ¡Sí, Cójame!, ¡Aaahhh!, ¡Me Duele!, ¡Aaahhhaaa!, ¡Mmm!, ¡Aaahhh! … —Cada que ese hombre sacaba su verga de mi culo, yo sentía una fuerte necesidad de que me la ensartara de nuevo.
ganas de cojer
Mi primera vez, cumpliendo mi fantasía 3
anal
Mi culo pedía verga, era como si ese miembro viril me complementara. Sentía el ano totalmente desgarrado y húmedo por la sangre, sentía como se quedaba abierto cada que él retiraba su verga y la ensartaba de nuevo brutalmente de manera incesante. Él estaba gozándome, tal parecía que cada que yo soltaba un gemido de dolor al llorar entrecortadamente y rasguñando el colchón él estaba disfrutándolo. Entonces él se detuvo por un momento, pero sin soltarme, mientras volteaba hacia la entrada de la construcción para ver que no hubiera nadie, pude notar que estaba nervioso de que alguien nos viera, después de unos segundos continuó más rápidamente. Yo tenía las piernas entumidas y los brazos cansados de estar en posición de cuatro, me sentía muy adolorida y tremendamente extasiada. El albañil siguió cogiéndome, jalando violentamente mi culo contra su verga, escuché un escupitajo y pasó su mano derecha por enfrente de mi vagina y empezó a dedearme, introdujo sus dedos en mi vagina causándome un delicioso gemido.

—¡Aaaaaaaaahhhhhh! —Me ruboricé, ese gemido fue una clara muestra de entrega.

Pues yo estaba muy sensible de esa zona recién desvirgada. Cuando estaba dedeando mi vagina sentí que su verga se le ponía más dura y se ensanchaba dentro de mi ano, mientras él me embestía salvajemente. Lo hacía de forma violenta a un ritmo muy acelerado, mirando hacia la entrada de la construcción. Él estaba muy nervioso, tal parecía que deseaba terminar pronto para irse de ahí. Su comportamiento cambio y fue más violento. El me cogía con gran ímpetu.
—Me tienes bien caliente mamacita, tu culo está bien apretadito mi reina, ¿te gusta que te coja por el culo?, ya ves de lo que te ibas a perder.

—Me duele mucho, pero se siente rico. Sí, me gusta mucho.

—Me pones bien caliente hermosa, se siente bien rico estar adentro de ti. —Decía él mientras seguía destrozándome el culo.

Yo saboreaba mis lagrimas sintiéndome tan lastimada y vulnerable a merced de ese albañil. Le entregaba mi culo adormecido aventando mis nalgas contra él para complacerlo, ya que escucharlo jadear de placer me causaba un gran gozo. Jamás en mis fantasías de chica adolescente me había imaginado el dolor y la excitación que sentiría en mi primera vez, lo que estaba experimentando era algo completamente morboso, sucio y de la más baja moral. Seduje a un hombre de la construcción para que me cogiera y desvirgara. Estaba siendo gozada por ese barbaján como su objeto de placer, yo me sentía muy femenina y halagada al sentir como ese hombre me estaba cogiendo con tanto frenesí.
Por tercera vez el timbre de mi celular estaba sonando dentro de mi bolso, él se disgustó mucho pues no quería soltarme para apagar el celular, pero tuvo que hacerlo, pues noté que se puso nervioso ya que alguien podría escuchar el sonido de mi celular dentro de la construcción, quizá como era menor edad, al ser una dulce escuincla él creía que se iba a meter en problemas y podrían denunciarlo, lo que yo no pensaba hacer porque era algo consensuado que yo misma había buscado. Me soltó y buscó el celular dentro de mi bolso para dármelo.

—Ya apaga tu celular. —Me dijo impaciente, tal parecía que lo desconcentraba.

Al ver mi celular, me di cuenta que efectivamente era mi mamá llamándome por tercera ocasión, me dio sentimiento porque yo sabía que mi mamá, no habría querido para mí una experiencia así, al perder mi virginidad, por el contrario, ella siempre me decía que debía reservarme para el matrimonio y con alguien a quien yo amara. Tal idea a mí me resultaba algo anticuada y santurrona. La sensación morbosa que me daba el estar siendo brutalmente cogida en esa construcción superaba por mucho cualquier expectativa que alguna vez hubiese tenido en mente. Entonces yo apagué el celular y lo dejé aun lado del colchón.
—Listo, ya lo apagué para que nadie nos interrumpa.

—¿Te gusta que te dé por el culo verdad putita?

—Sí, se siente muy rico, me gusta que me coja por el culo, siento muy calientito y rico. —Le contesté poseída por la lujuria que recorría cada centímetro de mi cuerpo

Entonces, él me jaló del cabello hacia atrás contra su verga para ensartarme. Yo estaba en posición de cuatro pero las piernas ya no me respondían y mis brazos adormecidos, no podía mantener la posición, entonces sentí como el albañil, me jalo de las piernas haciéndome caer boca abajo contra el colchón y el cayó sobre mi espalda con su verga dentro de mi culo, provocándome un fuerte dolor por dentro.
Mis rodillas, brazos y senos frotaban contra el colchón mugroso. Quedé rendida boca abajo y pude ver delante de mí en el suelo la playera negra de heavy metal del albañil, tenía un estampado de un grupo de rock y unas palabras que decían “Aleister Crowley” era lo único que yo podía ver en ese momento y el concentrar mi atención en el estampado de la playera, era lo único que me hacía soportar el dolor que sentía, inexplicablemente encontré en las palabras “Aleister Crowley” un refugio y consuelo. Recordé que cuando me enfermaba, mi mamá que es enfermera me distraía para que no me dolieran tanto las inyecciones que me aplicaba, entonces para distraer mi atención del dolor comencé a pronunciar en mi mente las palabras “Aleister Crowley”. El albañil, de nuevo se subió sobre mi culo, me abrió las nalgas estirando la piel de mi ano muy fuerte y dejo caer todo su peso contra mí, ensartándome la verga violentamente y arrebatándome un grito desgarrador, lo escuchaba jadear ansioso por eyacular. El sucio albañil me estaba cogiendo brutalmente contra el colchón con todo su peso sobre mi espalda embistiendo mi culo y en consecuencia la piel de mis piernas abdomen y senos restregándose en aquel colchón rasposo y sucio, sentía que mis pezones rosaban contra la tela áspera del colchón cual si fuera una lija, estaba siendo destrozada, gemía fuertemente, el placer ahora superaba por mucho el dolor causado, para contener mi dolor mordí la parte del colchón que a pesar de estar muy sucio y mugroso no me importó.

—¡Aahh! ¡Aaaaahhhh! ¡aaayyy! ¡Ah! ¡Mmmjj! ¡Aauuu! ¡Aaayyy! ¡Que rico, me gusta, siento calientito! ¡Cójame! ¡Sí! ¡Así! ¡Mmmjjjj! —Yo no dejaba de llorar, pero el placer era tanto que pedía más.

—¡Sí! ¡Así! ¡Cójame más duro! ¡Quiero que me coja más fuerte! ¡Que rico se siente! ¡Cójame! ¡Aaahhh! ¡Aaayyy! ¡Sí! ¡Que rico! ¡Aaaaahhhh! ¡Aaahhh! ¡Me duele mucho! ¡Aaayyy! ¡Aaahhh!

Entonces él se excito mucho más, me jalo del cabello, el albañil comenzó a cogerme más fuerte, de una forma muy agresiva durante un par de minutos, me sentía desvanecida sobre el colchón, mi cuerpo completamente entregado y relajado, hasta que lo escuché jadear como animal, y sentí como su verga disparaba chorros de semen dentro de mi culo, fue una sensación cálida, fue tan hermoso lo que sentí, tan delicioso saber que ese hombre se satisfizo junto conmigo. Me sentí muy sucia y morbosa, ese albañil depravado había eyaculado su semen ensuciándome por dentro. Me dio mucho sentimiento y lloré de placer, me sentí tan plena al saber que en unas horas mi vida había cambiado para siempre, ya no sería más aquella escuincla inocente, ahora me sentía mujer, y no solo eso que ya era mucho, sino que me sentía capas de complacer a cualquier hombre, ahora sería una zorra que había terminado con su virginidad de una forma impensable.
El albañil, se quedó dentro de mí durante unos segundos restregándome la verga como si quisiera seguir destruyéndome por dentro, mientras me hablaba al oído estando tremendamente excitado.

—Mamacita, que rico hueles, eres una putita muy fina. Que rico se siente estar dentro de ti mi reina.

—Soy suya cójame, siento muy rico.

—No le vayas a decir a nadie, tú sabes que esto fue porque tu quisiste ¿Verdad? ¿Te gustó mi reina?

—Sí, no se preocupe, no lo meteré en problemas. Me dolió mucho, pero estuvo muy rico, esto es lo que yo quería. —Yo sentía el culo muy sensible y mi ano latía desgarrado.

El albañil retiro su verga manchada de mi sangre de mujer y se vistió apresuradamente, mientras yo permanecía tirada en el colchón, con las piernas abiertas y con la vagina y el ano desvirgados, manchados de sangre y mi rostro con él rímel de mis pestañas escurrido por mis lagrimas saladas. El albañil recogió unas cosas que tenía cerca del colchón, salió corriendo de la construcción mientras miraba a los lados para verificar que no le viera nadie.
Cuando vi que se había ido, me levanté adolorida con el semen y sangre escurriendo por mi entrepierna saliendo tanto de mi vagin, como de mi culito. Me puse mi tanguita roja que había quedado floja por los tirones, me vestí con mis jeans manchándolos de sangre por dentro, estaban tan ajustados que hacían fricción en mi zona íntima y me dolía mucho así que les dejé desabotonados y con el zíper abajo para que no me lastimaran tanto, recogí mi brasier rojo rasgado y lo metí en mi bolso. Me puse mi blusa blanca que estaba muy rasgada, dejando ver parte de mis pechos desnudos y de mi espaldapor los tirones, dejándole algunas manchas con la sangre que traía en mis manos por haber tocado mi entrepierna.
Mis tacones tenían las correas rotas, ya que el albañil me los había quitado a tirones, me los puse, pero no podía caminar bien con ellos, pues me podía torcer los tobillos. Entonces tomé mi celular del suelo, lo guardé en mi bolso y salí de la construcción caminando muy despacio entre la grava, cemento y arena que había en el suelo. El camino estaba muy oscuro, miré a los lados y no había nadie, solo un par de coches estacionados en unas casas como a 30 metros de distancia. Me sentía muy avergonzada y humillada, no quería me fueran a ver desgreñada, con la piel mugrosa, la ropa sucia y rasgada. Mi rostro, aunque no podía verlo sabía estaba manchado por el rímel que escurrieron mis lágrimas y del labial de mis labios. Así que caminé y me fui hasta llegar a la entrada de mi colonia, escondiéndome entre las casas y los vehículos estacionados. Evitando con la mirada hacia abajo a las pocas personas que había en la calle, con mi mano derecha iba sosteniendo mi blusa ya que los senos se me descubrían, pues la blusa había quedado muy floja y rota por los bruscos tirones de ese albañil, que se dejó llevar por la fuerte lujuria que desperté en él. Caminaba un poco mareada por el alcohol que había tomado en casa de mis amigas, mis tacones estaban muy flojos pues tenían rotas las correas y los tobillos se me torcían. Cuando iba a llegar a mi casa vi que uno de mis vecinos estaba afuera, así que esperé sentada entre unos coches hasta que se metió a su casa y yo pude entrar a la mía sin ser vista.
Al entrar a mi casa, aseguré la puerta con todas las cerraduras, me quité los tacones y con ellos en la mano, subí por las escaleras corriendo hasta mi habitación y dejé mi bolso sobre el mueble junto con mis tacones, me tiré rendida sobre la cama soltando una sonrisa y mirada de satisfacción, gozo y plenitud. No podía creer lo que había hecho, me sentía muy extraña al ver mis juguetes de cuando era más chica, mis osos de peluche, mis barbies, etc… Yo había dejado de ser virgen, y me costaba creerlo, abracé uno de mis peluches y me puse a llorar de sentimiento acostada en la cama durante una hora aproximadamente, pensando en todo lo que había pasado. Cuando ya estaba más tranquila, bajé a la cocina para tomar un poco de jugo de arándano que había en el refrigerador. Tomé el teléfono de la sala y me senté en el sofá, para llamarle a mi mamá, no sin antes pensar en que decirle y tratar de controlar mi voz para escucharme tranquila. Así que le llamé a su celular y le dije que me disculpara por no contestarle debido a que el volumen de la música era muy alto y no escuche timbrar el celular. También le dije que se nos fue muy rápido el tiempo y que lamentablemente habíamos tenido una discusión en casa de mi amiga con una chica que ella había invitado y que terminamos peleándonos, pero que ya estaba en casa y todo estaba bien. Entonces mi mamá me regañó y me dijo que platicaríamos cuando llegara al día siguiente de trabajar.
Subí a mi habitación para revisarme pues estaba muy adolorida, me dolía mi vientre, la vagina, mi garganta de mamarsela hasta el fondo y el culito al igual que mi esfunter, así que me desnudé y al verme en el espejo grande de mi habitación observé mi cabello maltratado, mis labios estaban manchados de labial tal como yo me imaginaba y con mordidas en ellos de cuando me había besado el albañil, mi cara con el rímel escurrido y reseca por las lágrimas saladas. Tenía chupetones muy grandes y evidentes en el cuello. Mis senos estaban raspados por el colchón mugroso y chupeteados, mis pezones rositas estaban muy irritados y sensibles todavía. Mi abdomen, piernas y rodillas igualmente raspados por el colchón y con algunos chupetones muy grandes y marcados. Me giré para verme en el espejo y abrí mis nalgas que también estaban con moretones y con la marca de las enormes manos de ese macho que había dejado marcadas cuando me nalgueaba, tomé mis pompis y las separe, estaban ensangrentadas , lo hice con cuidado para revisarme, tenía el ano muy irritado y enrojecido, me ardía mucho, había indicios de sangre en mi panchita y mi culito. Me senté en la cama, abrí las piernas y observé que tenía chupetones en mi zona íntima, estaba manchada de sangre y semen que escurrían de mi interior, mis labios vaginales muy sensibles. Literalmente la bestia había pasado sobre de mí, y yo con mi sonrisa de plenitud mirándome al espejo, toda excitada y feliz de la experiencia tan dolorosa, pero deliciosa que acababa de vivir.
Tomé toda la ropa que había usado ese día y la metí en una bolsa de plástico que escondí y tiraría a la basura al día siguiente. Guardé mis tacones que después de tiempo mandaría a reparar de las correas. Quería deshacerme de cualquier evidencia, no podía ni imaginarme contándole a alguien sobre lo que sucedió, nadie podía saberlo o quedaría etiquetada como “la zorra de la colonia” no quería que mi familia pasara por eso, ni ser la burla y la pena de la sociedad. Así que me bañé y me acaricié mientras imaginaba que mis manos eran las de aquel hombre, cuidando de no lastimar más mis partes íntimas que me ardían con el shampoo y el agua. Al salir fui al cuarto de mi mamá quien como es enfermera tiene un amplio botiquín, entonces tomé algunas pastillas tranquilizantes, otras para el dolor y la inflamación, unos antibióticos para tratar de prevenir alguna infección. Me apliqué algunas cremas para los raspones y otras para evitar infecciones en mis partes íntimas. Me maquillé lo mejor que pude en las zonas donde tenía raspones, moretones y chupetones, curé mis labios con alcohol y un labial hidratante. Me puse pijama y bajé a tomar leche y cereal. Subí a mi habitación a ver caricaturas para distraerme, tardé un par de horas hasta quedarme dormida.
Al amanecer escuché que ya había llegado mi mamá, me puse muy nerviosa, sabía que me iba a regañar por haberla desobedecido. Le platiqué sobre la supuesta pelea en casa de mi amiga mientras desayunábamos juntas, me costaba trabajo mirarla a la cara y platicar, me sentía muy avergonzada pues no podía compartirle a mi propia madre que había sido una zorra en celo la noche anterior. Yo solo decía que tenía jaqueca por haber tomado tequila y que la resaca me tenía mal. Más tarde tomé la bolsa de plástico con la ropa que había escondido, salí para tirarla en un contenedor para basura y fui a la farmacia para comprar una pastilla anticonceptiva de emergencia. Así pasaron algunos días, yo casi no salía de la casa, sentía mucho miedo de llegar a encontrarme con ese albañil, pensar que él podía platicarles a sus amigos y afectar mi reputación. Dejé de visitar a mi amiga en su casa durante meses prefería que nos viéramos en algún café o bar. Después de medio año, pasé por esa calle de nuevo junto con mi mamá en el coche y pude ver que la construcción donde fui desvirgada por ese hombre había sido terminada y ahora era una casa de dos pisos donde vivía una familia. Cada que paso por esa calle, volteo a ver la casa donde perdí mi virginidad. Esa excitante experiencia fue el parteaguas de mi vida sexual, ya que morí en mi virginidad para nacer a la promiscuidad jajaja.

2 comentarios - Mi primera vez, cumpliendo mi fantasía 3

lbdt_19x5
Te mande un privado hermosa

pendeja
Sandoval63
Que rico relato, todo el tiempo estuve con la verga tiesa