—Ay, chiquita sí eres virgen. Te voy a hacer disfrutar mucho mamacita ya lo veras, la vamos a pasar muy bien. Te voy a hacer mujer. —Decía depravadamente.
En ese instante, yo me preguntaba cuantas mujeres habrían estado ya con ese barbaján. El albañil se excitó mucho y comenzó a lamer insaciablemente mi vagina, lo que me provocaba contracciones en el abdomen y un fuerte sentimiento. El continuó lamiendo y de pronto sentí como succionaba y lamia mis labios vaginales.
—¡Aaayyy! ¡Mmmm! ¡Aaahhh! ¡Mmmjjjj! —Yo soltaba fuertes gemidos.
Me dio miedo que alguien pasara y me escuchara, así que guardé silencio y me ahogué en mi llanto entrecortado de placer, mientras movía mi cabeza de un lado a otro retorciéndome de placer, el albañil me miraba morboso disfrutando de mi excitación.
El barbaján se levantó y se quitó la playera apresuradamente, así como los pantalones y las botas de trabajo hasta quedar completamente desnudo. En ese momento pude ver la verga de ese hombre, era la primera verga que yo veía completamente erecta, parecía reventar de gorda y larga, tenía una ligera curvatura hacia la izquierda y apuntaba hacia arriba con la punta totalmente descubierta, le colgaban unos testículos muy grandes, el vello púbico era abundante. Yo sabía que iba a ser brutalmente desvirgada por ese albañil pues la tenía muy grande y aparte era la primera que iba a probar, ya que era un tipo rudo, fuerte y muy morboso, a quien yo había provocado, incluso le pedí me desvirgara, era algo que yo deseaba y ahora estaba a su merced. Pensaba en mis amigas con las que había estado festejando ese día, que seguramente ya estaban en sus casas, pensé en mi mamá que estaba trabajando y seguramente creía que yo ya estaba en mi habitación viendo la televisión, pero en realidad estaba a punto de ser brutalmente cogida y gozada por ese sucio albañil que me iba a penetrar por primera vez en mi vida, arrebatándome la inocencia.
El albañil me tomó del cabello y me arrodilló, llevándome contra su verga, yo solo giraba la cabeza y cerraba la boca para que no entrara esa verga sucia, olía a orines y me daba mucho asco.
—Abre la boca putita. —Me ordenó el muy depravado.
Así que yo abrí mis labios carnosos con labial rojo, él me jaló contra su verga metiéndomela hasta el fondo de mi garganta, sentí ganas de vomitar y me atragantaba, mis labios pegaban hasta la base de su verga y algunos vellos púbicos entraban en mi boca.




—No uses los dientes mamacita, solo los labios y la lengua, mueve tu lengua adentro. —Me indicaba como si yo fuese su perrita.
Yo le obedecí, pero me costaba trabajo estaba muy gruesa apenas cabía en mi boca, no sabía cómo hacerlo pues nunca había dado sexo oral a un hombre y así que lo hice lo mejor que pude. Me faltaba el aire y mis ojos derramaban lágrimas de atragantamiento que escurrían el rímel de mis pestañas mientras lo miraba a los ojos con un deseo que me desbordaba, estaba ya muy cachonda y quería ser suya. Aquel hombre me estaba disfrutando tanto que jadeaba de placer al tener su verga adentro de mi boca, yo me sentí feliz de hacer sentir a ese hombre tanta excitación, él me jalaba del cabello, metía y sacaba su verga de mi garganta frenéticamente impactando mis labios rojos hasta la base de su verga.
Después de algunos minutos me volvió a aventar boca arriba sobre el colchón y él se acercó apresuradamente jadeando y diciendo vulgaridades.
—Ahora sí, te voy a meter la verga mamacita, vas a sentir lo que es tener una verga bien adentro.
El albañil abrió mis piernas muy fácilmente pude sentir que era un hombre muy fuerte, yo volví a llorar entrecortadamente como escuincla, tenía mucho sentimiento y no podía controlarme, los nervios se apoderaban de mí nuevamente. El albañil acercó su rostro morboso a mi zona íntima y escuché como sacó un gargajo y me escupió en la vagina para lubricarme. Yo estaba aterrada viendo como aquel hombre restregaba la punta de su verga en mis labios vaginales, esparciendo el gargajo que me había escupido, preparando mi vagina para desvirgarme. Entonces con una de sus manos sostenía mi pierna derecha y con la otra mano acomodó su verga a la entrada de mi vagina, sentí como mis labios vaginales estaban tan sensibles por las lamidas que me había dado, el barbaján metió un poco la punta de su verga y sentí como mi vagina se abría por primera vez para recibir un sucio miembro viril, me dio mucho miedo pues me iba a romper el himen con su verga al natural, quien sabe que enfermedades podía transmitirme o dejarme embarazada. El albañil dejó la punta de su verga colocada a la entrada de mi vagina rosita y depilada, levantó mis piernas acomodándolas sobre sus hombros.
—¿Estás segura que quieres que te coja con todas mis fuerzas? —Insistió advirtiéndome de lo que me haría sufrir.
—¡Sí, por favor, ya cójame, hágalo! —Le grité ardiendo de excitación.
El albañil mirándome lascivamente me tomó de las piernas mirando morbosamente mi vagina y de un violento empujón me penetró desgarrándome el himen. Sentí como su verga entro hasta el fondo de mi vientre destrozándome por dentro, fue un ardor insoportable que me arrebató la virginidad, yo solté un fuerte grito que rasgaba mi garganta.
—¡Aaaaaahhhhhhh! ¡Aaaahhhh! ¡Aaayyy! —Sentí que me desgarró la vagina.
—¿Estás bien hermosa? ¿Quieres que continúe? —Me preguntó muy excitado.
—Sí, estoy bien, cójame fuerte, no se detenga. —Mi cara estaba bañada en lágrimas.
—Pero no grites tan fuerte hermosa, porque vayan a escucharte y pueden pensar que te estoy haciendo algo que no quieres, no quiero que me metas en problemas.


Entonces él agarró mi tanguita roja que estaba aún lado en el colchón le escupió un gargajo, y me la puso en la boca para callarme, haciéndome probar su gargajo.
Él seguía hundiendo con fuerza su verga en mi interior, mi abdomen sufría fuertes espasmos y mis piernas estaban acalambradas, solo me retorcía de dolor. Él saco su verga completamente su verga ensangrentada.
—Sí eras virgen mamacita mira cómo me manchaste de sangre la verga. Te voy a disfrutar mucho. Te voy a hacer mi mujer.
Entonces él volvió a colocar su verga y me la ensartó de un fuerte empujón, mi vagina estaba lubricada por mi sangre de mujer escarlata, sentía como me ardía cada que la sacaba y me penetraba de nuevo. Él me estaba penetrando violentamente, como un animal, sentía todo su peso caer sobre mi vagina enterrándome la verga hasta topar, cada que lo hacía yo quería gritar, pero el aire me faltaba hasta que escupí la tanguita fuera de mi boca y grité del dolor en repetidas ocasiones. Entonces él metió sus dedos en mi boca callándome aterrada, yo seguí llorando entrecortadamente como escuincla pues tenía un fuerte sentimiento de ser desvirgada.



Continuó cogiéndome brutalmente de forma frenética, la penetración era muy rápida y el albañil estaba muy agitado, sentía sus gotas de sudor caer sobre mi piel, entonces él se lanzó sobre mis senos para lamerlos, eso me hizo sentir un poco de alivio pues era como una caricia que me relajaba, después comenzó a succionarlos y apretarlos muy fuertemente con sus manos, pellizcaba y jalaba mis pezones rositas provocándome un dolor insoportable, sentía como si me los fuera a arrancar. Me estaba atormentando con una mezcla de dolor y placer que me arrebataban fuertes gemidos:
—¡Aaaahhhh! ¡Aauuuu! ¡Mmm! ¡Mmjjj! ¡Aaahhh! ¡Aahh! ¡Sí! ¡Mmjjj! —Él disfrutaba mucho hacerme sentir placer y causándome dolor a la vez, cada que me quejaba podía ver su cara de morbosidad.
Después de ser desvirgada brutalmente por él, durante media hora quizá, escuché el timbre de mi celular sonando, provenía de mi bolsa que estaba tirada a unos metros de distancia, era mi mamá, llamando para preguntarme si ya estaba en casa. Me sentí tan sucia al tener esa enorme verga dentro de mí, desbordándome de placer. Sentí como el albañil al escuchar mi celular aceleró el ritmo y me comenzó a embestir como un animal, me lastimaba mucho el fuerte impacto de su cuerpo en mi zona femenina, me destrozaba por dentro violentamente con esa verga enorme, pude ver como cambió el gesto de su cara, se veía como un animal desbordando de lujuria. Yo me sentí tan indefensa y femenina al estar siendo penetrada de forma tan vigorosa, que un calor fue alimentándose en el fondo de mi vientre, era como una llama que ardía de placer en mi interior, sentí una sensibilidad y excitación única en mi vagina, mi piel se erizaba levantándome los pezones y dejándolos duros como montañas, las piernas se me entumían, y mis ojos se me desviaban hacia arriba del placer que me provocaba esa tremenda verga, mi abdomen se contraía y mis piernas comenzaron a temblar a la vez que mi vagina se convertía en un rio de agua dulce, estaba teniendo un fuerte orgasmo, el primero de mi vida, había dejado de ser una chiquilla.
Ay chiquita, te viniste bien rico, que buena estás mamacita, eres una putita. —Yo solo podía escuchar el sonido húmedo de nuestros cuerpos al chocar piel con piel.
Continúa....
En ese instante, yo me preguntaba cuantas mujeres habrían estado ya con ese barbaján. El albañil se excitó mucho y comenzó a lamer insaciablemente mi vagina, lo que me provocaba contracciones en el abdomen y un fuerte sentimiento. El continuó lamiendo y de pronto sentí como succionaba y lamia mis labios vaginales.
—¡Aaayyy! ¡Mmmm! ¡Aaahhh! ¡Mmmjjjj! —Yo soltaba fuertes gemidos.
Me dio miedo que alguien pasara y me escuchara, así que guardé silencio y me ahogué en mi llanto entrecortado de placer, mientras movía mi cabeza de un lado a otro retorciéndome de placer, el albañil me miraba morboso disfrutando de mi excitación.
El barbaján se levantó y se quitó la playera apresuradamente, así como los pantalones y las botas de trabajo hasta quedar completamente desnudo. En ese momento pude ver la verga de ese hombre, era la primera verga que yo veía completamente erecta, parecía reventar de gorda y larga, tenía una ligera curvatura hacia la izquierda y apuntaba hacia arriba con la punta totalmente descubierta, le colgaban unos testículos muy grandes, el vello púbico era abundante. Yo sabía que iba a ser brutalmente desvirgada por ese albañil pues la tenía muy grande y aparte era la primera que iba a probar, ya que era un tipo rudo, fuerte y muy morboso, a quien yo había provocado, incluso le pedí me desvirgara, era algo que yo deseaba y ahora estaba a su merced. Pensaba en mis amigas con las que había estado festejando ese día, que seguramente ya estaban en sus casas, pensé en mi mamá que estaba trabajando y seguramente creía que yo ya estaba en mi habitación viendo la televisión, pero en realidad estaba a punto de ser brutalmente cogida y gozada por ese sucio albañil que me iba a penetrar por primera vez en mi vida, arrebatándome la inocencia.
El albañil me tomó del cabello y me arrodilló, llevándome contra su verga, yo solo giraba la cabeza y cerraba la boca para que no entrara esa verga sucia, olía a orines y me daba mucho asco.
—Abre la boca putita. —Me ordenó el muy depravado.
Así que yo abrí mis labios carnosos con labial rojo, él me jaló contra su verga metiéndomela hasta el fondo de mi garganta, sentí ganas de vomitar y me atragantaba, mis labios pegaban hasta la base de su verga y algunos vellos púbicos entraban en mi boca.




—No uses los dientes mamacita, solo los labios y la lengua, mueve tu lengua adentro. —Me indicaba como si yo fuese su perrita.
Yo le obedecí, pero me costaba trabajo estaba muy gruesa apenas cabía en mi boca, no sabía cómo hacerlo pues nunca había dado sexo oral a un hombre y así que lo hice lo mejor que pude. Me faltaba el aire y mis ojos derramaban lágrimas de atragantamiento que escurrían el rímel de mis pestañas mientras lo miraba a los ojos con un deseo que me desbordaba, estaba ya muy cachonda y quería ser suya. Aquel hombre me estaba disfrutando tanto que jadeaba de placer al tener su verga adentro de mi boca, yo me sentí feliz de hacer sentir a ese hombre tanta excitación, él me jalaba del cabello, metía y sacaba su verga de mi garganta frenéticamente impactando mis labios rojos hasta la base de su verga.
Después de algunos minutos me volvió a aventar boca arriba sobre el colchón y él se acercó apresuradamente jadeando y diciendo vulgaridades.
—Ahora sí, te voy a meter la verga mamacita, vas a sentir lo que es tener una verga bien adentro.
El albañil abrió mis piernas muy fácilmente pude sentir que era un hombre muy fuerte, yo volví a llorar entrecortadamente como escuincla, tenía mucho sentimiento y no podía controlarme, los nervios se apoderaban de mí nuevamente. El albañil acercó su rostro morboso a mi zona íntima y escuché como sacó un gargajo y me escupió en la vagina para lubricarme. Yo estaba aterrada viendo como aquel hombre restregaba la punta de su verga en mis labios vaginales, esparciendo el gargajo que me había escupido, preparando mi vagina para desvirgarme. Entonces con una de sus manos sostenía mi pierna derecha y con la otra mano acomodó su verga a la entrada de mi vagina, sentí como mis labios vaginales estaban tan sensibles por las lamidas que me había dado, el barbaján metió un poco la punta de su verga y sentí como mi vagina se abría por primera vez para recibir un sucio miembro viril, me dio mucho miedo pues me iba a romper el himen con su verga al natural, quien sabe que enfermedades podía transmitirme o dejarme embarazada. El albañil dejó la punta de su verga colocada a la entrada de mi vagina rosita y depilada, levantó mis piernas acomodándolas sobre sus hombros.
—¿Estás segura que quieres que te coja con todas mis fuerzas? —Insistió advirtiéndome de lo que me haría sufrir.
—¡Sí, por favor, ya cójame, hágalo! —Le grité ardiendo de excitación.
El albañil mirándome lascivamente me tomó de las piernas mirando morbosamente mi vagina y de un violento empujón me penetró desgarrándome el himen. Sentí como su verga entro hasta el fondo de mi vientre destrozándome por dentro, fue un ardor insoportable que me arrebató la virginidad, yo solté un fuerte grito que rasgaba mi garganta.
—¡Aaaaaahhhhhhh! ¡Aaaahhhh! ¡Aaayyy! —Sentí que me desgarró la vagina.
—¿Estás bien hermosa? ¿Quieres que continúe? —Me preguntó muy excitado.
—Sí, estoy bien, cójame fuerte, no se detenga. —Mi cara estaba bañada en lágrimas.
—Pero no grites tan fuerte hermosa, porque vayan a escucharte y pueden pensar que te estoy haciendo algo que no quieres, no quiero que me metas en problemas.


Entonces él agarró mi tanguita roja que estaba aún lado en el colchón le escupió un gargajo, y me la puso en la boca para callarme, haciéndome probar su gargajo.
Él seguía hundiendo con fuerza su verga en mi interior, mi abdomen sufría fuertes espasmos y mis piernas estaban acalambradas, solo me retorcía de dolor. Él saco su verga completamente su verga ensangrentada.
—Sí eras virgen mamacita mira cómo me manchaste de sangre la verga. Te voy a disfrutar mucho. Te voy a hacer mi mujer.
Entonces él volvió a colocar su verga y me la ensartó de un fuerte empujón, mi vagina estaba lubricada por mi sangre de mujer escarlata, sentía como me ardía cada que la sacaba y me penetraba de nuevo. Él me estaba penetrando violentamente, como un animal, sentía todo su peso caer sobre mi vagina enterrándome la verga hasta topar, cada que lo hacía yo quería gritar, pero el aire me faltaba hasta que escupí la tanguita fuera de mi boca y grité del dolor en repetidas ocasiones. Entonces él metió sus dedos en mi boca callándome aterrada, yo seguí llorando entrecortadamente como escuincla pues tenía un fuerte sentimiento de ser desvirgada.



Continuó cogiéndome brutalmente de forma frenética, la penetración era muy rápida y el albañil estaba muy agitado, sentía sus gotas de sudor caer sobre mi piel, entonces él se lanzó sobre mis senos para lamerlos, eso me hizo sentir un poco de alivio pues era como una caricia que me relajaba, después comenzó a succionarlos y apretarlos muy fuertemente con sus manos, pellizcaba y jalaba mis pezones rositas provocándome un dolor insoportable, sentía como si me los fuera a arrancar. Me estaba atormentando con una mezcla de dolor y placer que me arrebataban fuertes gemidos:
—¡Aaaahhhh! ¡Aauuuu! ¡Mmm! ¡Mmjjj! ¡Aaahhh! ¡Aahh! ¡Sí! ¡Mmjjj! —Él disfrutaba mucho hacerme sentir placer y causándome dolor a la vez, cada que me quejaba podía ver su cara de morbosidad.
Después de ser desvirgada brutalmente por él, durante media hora quizá, escuché el timbre de mi celular sonando, provenía de mi bolsa que estaba tirada a unos metros de distancia, era mi mamá, llamando para preguntarme si ya estaba en casa. Me sentí tan sucia al tener esa enorme verga dentro de mí, desbordándome de placer. Sentí como el albañil al escuchar mi celular aceleró el ritmo y me comenzó a embestir como un animal, me lastimaba mucho el fuerte impacto de su cuerpo en mi zona femenina, me destrozaba por dentro violentamente con esa verga enorme, pude ver como cambió el gesto de su cara, se veía como un animal desbordando de lujuria. Yo me sentí tan indefensa y femenina al estar siendo penetrada de forma tan vigorosa, que un calor fue alimentándose en el fondo de mi vientre, era como una llama que ardía de placer en mi interior, sentí una sensibilidad y excitación única en mi vagina, mi piel se erizaba levantándome los pezones y dejándolos duros como montañas, las piernas se me entumían, y mis ojos se me desviaban hacia arriba del placer que me provocaba esa tremenda verga, mi abdomen se contraía y mis piernas comenzaron a temblar a la vez que mi vagina se convertía en un rio de agua dulce, estaba teniendo un fuerte orgasmo, el primero de mi vida, había dejado de ser una chiquilla.
Ay chiquita, te viniste bien rico, que buena estás mamacita, eres una putita. —Yo solo podía escuchar el sonido húmedo de nuestros cuerpos al chocar piel con piel.
Continúa....
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