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Despedida de soltera de mi esposa

El seguía enterrándome su oscuro falo sin cesar, totalmente ajeno a mis sensaciones, mientras me decía:

-¡Te gusta blanquita, lo que te hace sentir mi verga!

-¡Seguro que nunca habías sentido algo tan rico en tu concha de puta!

La verdad no sé si era su inmenso miembro el que me hacia gozar tanto, o era la manera como él me trataba, de verdad es que yo en ese instante era su puta. El me cabalgaba con briosas embestidas, metiendo su miembro hasta el fondo, para luego retirarlo casi hasta sacármelo de la concha, para volver a embutírmelo hasta los huevos. Mi única reacción fue cooperar enlazando mis piernas a su cintura estrecha, firme y musculosa.
De fondo en mi habitación se mezclaban mis gemidos con los gemidos de placer de mi amiga disfrutando de su macho. Aquí les dejo una foto de mi amiga que estaba siendo penetrada por su macho, y pensar que estaba a punto de casarse, pero esa noche estaba disfrutando de otro pene que la hacía gemir como una perrita en celo.

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Yo estaba sumamente excitada por el tamaño de ese pene, la sensación de estar siendo infiel a mi marido con un negro vergudos y el escuchar a mi amiga gimiendo a la par mía mientras pedía que su hombre le diera por su culito y pedir que se lo metiera hasta adentro y se corriera dentro de ella, mientras su esposo estaba ansioso de casarse con ella y ella ensartada en la verga de otro.
Cuando ya me preparaba para soltarle mis jugos en una exquisita corrida, él de pronto interrumpió la cogida, desenchufadome el negro y brillante miembro. Me agarro con sus manos y me giro en la cama, acomodándome a lo perrito. El negrazo con su mano guío el terrible falo a mi dilatada concha y me la enterró de un fuerte empeñon. Mis rodillas flaquearon y comenzaron a ceder a cada embestida, pero el negro no cesaba en sus profundas penetradas. Hacia mucho tiempo que una verga negra no estaba dentro de mi, mientras él me desfondaba, entrando y saliendo en rápido y sostenido vaivén dentro de mi concha con increíble dureza y potencia.
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Gocé con ese inmenso miembro hasta que sin poder soportar más el exquisito martirio comencé a correme como una loca, en medio de histéricos gritos y jadeos. En ese momento y para mi sorpresa, el negro me saco su verga de la concha y tomándome de los cabellos condujo mi boca hacia su oscuro aparato, casi al instante comenzó a explotar en sucesivas descargas sobre mi rostro, intentando apuntar los sucesivos chorros de moco a mi garganta.
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Mi boca, lengua, garganta y todo mi rostro fueron recibiendo uno a uno los potentes chorros de su blanquecino semen, que saltaban sin cesar sobre mí. En un acto de suprema lujuria le agarre el miembro con mi mano y mientras se lo refregaba, me metí todo el glande entre los labios u chupe de manera frenética, igual que una tragona enamorada de aquel inmenso y azabache miembro. Y ya no me detuve hasta que por mi garganta corrían sin cesar los flujos de sus oscuros testículos.
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Cuando el negro ceso de eyacular, con mis manos comencé a esparcir por mi cara, mis tetas, mis brazos todo el abundante moco que encontraba sobre mí, quede totalmente encremada con su esperma. El me miraba con una expresión da lascivia incontenible, mientras me decía:

-¡Yo sabia que eras muy puta!

-¡Y te voy a dar lo que mereces perra!
Recién en ese momento caí en cuenta que a pesar de la terrible chorreada que me había pegado, su miembro seguía totalmente enhiesto. Sobre la púrpura cabezota y el negro tronco de su verga, aún chorreaban restos de esperma mezclados con mi saliva, pero lo que más me sorprendió fue la mirada lujuriosa que sus profundos ojos de daban.

Acerco su rostro al mío y su lengua intruseo mi boca, recogiendo los restos de moco que aún existían allí, enseguida comenzó a chupar mis tetas, humedeciendo mis pezones y liberando un consistente olor a semen. La visión de su oscuro rostro, contrastando con mis senos me provoco una irrefrenable y morbosa excitación. Mis pezones al contacto con sus gruesos labios, adquirieron una gran elevación y dureza; a la vez el negro manoseaba con sus dedos mis entradas sexuales, enbadurnardolos con mis espesos y abundantes jugos vaginales.
Entreabrí mis piernas, para permitirle que sus dedos me intrusearan aún más profundamente, él no tuvo reparos en avanzar y en un instante me tenia clavados dos de sus gruesos y negros dedos en la concha, en tanto por el culo me penetraba con un dedo de su otra mano, refregándomelos deliciosamente. En ese momento yo tenia verdaderamente encharcada mi golosa concha.

Aquel hirviente juego se prolongo por espacio de largos minutos. Cuando a él le pareció que ya me había intruseado lo suficiente mis entradas, se acomodo arrodillado entre mis muslos y comenzó a refregarme la dura protuberancia de su glande, justo a la entrada de mi vulva, me froto deliciosamente mi gruta, mientras por momentos daba algunos pequeños enviones había adelante insertando toda la cabezota de su aparato en mi concha, enseguida me lo extraía y lo cargaba sobre mi clítoris con movimientos del coito.

Aquello le dio el resultado que deseaba haciéndome aullar de placer, en ese instante dirigió su potente verga hacia direcciones más recónditas, colocándomelo justo sobre mi ano que palpitaba bajo mi chorreante vulva. Era obvio lo que él deseaba hacer, y ¿Quien era yo para impedírselo?.
El tomó mis piernas y las acomodo sobre sus firmes y fuertes hombros, dejando mi culo totalmente expuesto y en posición. Acomodo con la mano el brillante glande, justo sobre mi arrugado agujero y comenzó a golpetearlo en un rítmico y lascivo movimiento.

En mi cabeza fluían ardientes y desafiantes pensamientos, "dale no más que te lo voy a aguantar entero por el culo". Sin despreocuparse de sus preparativos, me miro y me dijo:

-¡Te la voy a clavar hasta llenarte el estomago!

-¡Te voy a pegar la follada, que andas buscando desde que te parieron!

Espere aguantando mis temores. Algo me decía que solo debía dejarlo hacer sin resistirme a lo inevitable. Me agarro por la cintura, y encajo su bestial miembro justo en mi abertura anal. Yo solo estaba a la expectativa. Sentirlo en mi portón anal empujando con fuerza, me causo una serie de escalofríos. Cerré los ojos y espere el ataque decisivo, intentando prepararme para resistir aquellas terribles embestidas, que buscaban encajar el oscuro glande en mi ojete anal.
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Entonces dirigió su ataque ajusto al medio de mi trasero. Empezó poco a poco a introducirme el aparato entre mis nalgas, mientras sonreía con una lujuriosa expresión en su rostro. Finalmente separo mis nalgas con sus manos y me penetro el culo por completo con aquel terrible aparato, con vehemencia introdujo la totalidad de su estaca entre los pliegues de mi orificio trasero.
Comenzó a darse el gusto, empujando decididamente y proporcionándome una entrada a fondo. Solté un irreprimible quejido y mis nalgas se tensaron en un vano intento por ofrecer resistencia al voluminoso invasor, pero lo único que logre al apretar mis glúteos, fue aumentar el placer que él sintió, pues la sodomitica unión se hizo aun más estrecha. El desgraciado totalmente ajeno al dolor que me pudiera provocar sus clavadas comenzó a bombear en mi culo, intentando profundizar en mi recto en cada embestida.
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El negro se sentía feliz y lo reflejaba en su rostro, era obvio que estaba gozando a mares mientras su terrible aparato incursionaba en las profundidades de mi trasero. Mientras él intentaba profundizar en mi recto, me decía:

-¡Tengo que reconocer que tienes un culito delicioso!

-¡Me quema la verga y me la estruja!

-¡Tienes las carnes deliciosas y tu culito se ajusta a mi verga como un guante!
El temible aparato siguió taladrandome el culo, entrando un poco más cada vez y deslizándose en mi estrecha cueva, que cedía al paso de tan impetuoso visitante. Pasada la primera impresión, comencé a cooperar moviendo lo que podía mis caderas, mientras él seguía embistiendo con fuerza, mientras me decía:

-¡Eso es putita blanca, muéveme el culo para que te folle como se debe!

-¡Te lo voy a enterrar hasta sacártelo por la garganta!
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No puedo explicar como, pero la verdad es que de pronto comencé a estremecerme en un infinito orgasmo. Me tensé de una manera incontrolable, intente olvidar las molestias que aún quemaban mi ano y me consumí en un terrible clímax. Mi cuerpo se curvo hacia el negro permitiendo que su estaca profundizara aún más en mi recto, en un gesto que parecía que deseaba fundirme con él.

Cuando él percibió que yo me estaba corriendo, me siguió embistiendo el culo mientras comentaba:

-¡Te estas meando de gustito putita rica!

-¡Ah, como me la aprietas!

-¡Eres una puta muy folladora!
Sus penetraciones se hicieron más lentas pero mucho más profundas, cargando hasta el fondo; el negro sudaba a raudales, goteaba como una regadera bañando mis tetas y mi pelvis con su transpiración. Era un polvo realmente salvaje, animal, en donde yo lo único que tenia que hacer era soportar sus apasionadas arremetidas, que golpeaban con fuerza mis nalgas, haciendo estremecer mis intestinos.

Desde mi posición podía apreciar, como me lo metía dejando apenas sus huevos afuera, me costaba aceptar que ese tremendo aparato sexual se pudiera enterrar en toda su extensión en mi agujero trasero, pero la realidad de lo que veía, era que eso era cierto.

A esas alturas el culo me ardía terriblemente, pero a la vez me sentía como hechizada por la lujuria de ese macho de ébano que me estaba dando con toda su pasión. Todo mi pelo pubico se hallaba mojado de caldos eróticos, y mi abertura vaginal rezumaba de manera increíble, haciendo deslizar por entre mis inflamados labios vaginales un constante hilillo de jugos.

Sus vaivenes anales eran cada vez más contundentes, en tanto sus manos se aferraban a mis esponjosas tetas, arremetiendo sin cesar en mi culo. En los pocos segundos y aunque parezca increíble, mi lujuria se apodero de mí, mientras sentía un masoquista placer, muy pronto otra vez mi clímax me consumió y me corrí febrilmente en un segundo orgasmo, que me hizo gritar, gemir, putear y revolcarme totalmente fuera de si.

Justo en ese momento, sentí que el negro empujaba todo su terrible miembro en mi culo y lo revolcaba en mis entrañas, mientras comenzaba a correrse. Pude sentir nítidamente como mis intestinos recibían sucesivas erupciones de semen, que me inundaban entera por dentro.
Se refregó dentro de mi ano, hasta que vació todo el espeso contenido de sus testículos, hasta la ultima gota, solo entonces, me lo sacó del culo. Con aire satisfecho me quedo mirando y me dijo:

-¡Estas muy deliciosa chica!

-¡Me encantaría quedarme para gozarte otro poco, pero lamentablemente no puedo!

Se dirigió al baño y mientras yo intentaba recuperarme, todavía tirada sobre la cama, sentí como el se duchaba. En seguida salió radiante del baño comenzó a vestirse y mientras conversaba animadamente, de pronto me dijo:

-¡Tienes a la mano mi regalo!

De verdad que me sentí mal, pero no me quedo más alternativa que ir a buscar mi cartera y sacar los US$20, acordados, se los entregue y él mientras los recibía me dio unos cuantos manoseos a las nalgas y me dijo:

-¡Cuándo quieras más candela ya sabes donde encontrarme!

Me beso otro par de veces y salió tan alegre como había llegado.

Más tarde, salí de mi habitación y me dirigí a la habitación de mi amiga, toque a la puerta y ella abrió, me asomé a su habitación y ahí estaba su macho con la verga todavía medio erecta y vaya que mi amiga estaba comiendo también muy bien, ella estaba totalmente desnuda, despeinada llena de semen y fluidos, me quedé a platicar con ella un rato y me confesó que era su primera vez que le daban por el culito, que su novio que próximamente iba a ser su esposo se lo había pedido, ella no había cedido, pero con este hombre le había dado varias veces el culo, me comentó que le ardía mucho, pero que quería más.

Justamente el sábado en la noche llegamos a México de nuevo ya bien culeadas las dos, bien abiertitas por vergas grandes y muy llenas de lechita.
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Aquí les dejo una foto de mi amiga con su novio, que va a ser su futuro esposo y el pensando que va a ser el primero que le va a estrenar el culito, sin saber que ya hasta le dieron lechita por ahí, por su panocha y no se diga por la boca, si la hubieran visto como la vi WOW, no se imaginan lo perra que estaba ella con su macho.

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