You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

La embarazada de la facu III (final)

Les traigo la última parte de esta historia, espero la disfruten!

Al otro día me despierto con un mensaje de ella "estuvo buenísimo el grupo, avanzamos un montón. Cuando nos juntamos de nuevo? A lo que le contesto que hoy no iba a poder porque me había venido a visitar mi primo desde mi pueblo y se quedaba unos días. "No se anima a sumarse al grupo? Decile que se va a divertir" respondió pícaramente y me voló la cabeza. Me pregunte como podía ser tan puta, me encantaba. Obviamente le dije a mi primo y también le encantó la idea.

Organizamos un nuevo encuentro para ese mismo día. Me dijo que a la tarde no podía porque tenía que hacer unas cosas con el marido pero que a las 7 se escapaba un rato cuando iba al gym.

Ainara llegó al depto esa tardecita con otra energía. No traía apuntes ni mochila, sino un bolso pequeño y una mirada cargada de intención. Apenas abrió la puerta, noté que abajo del abrigo llevaba una remera cortísima que apenas cubría sus tetas, y un conjunto de lencería negra de encaje que se adivinaba debajo de una calza ajustada. Se notaba que venía con ganas.

Mi primo ya estaba ahí, sentado algo nervioso en el sillón. Cuando ella lo vio, le sonrió con picardía.

—Así que vos sos el famoso primo… —dijo mientras se sacaba el abrigo y dejaba ver esa panza enorme, redonda, preciosa. Estaba imponente. La calza la tenía bien arriba, pero la panza la dejaba a la vista sin que ella hiciera nada.

No dijo nada más. Caminó hasta el medio del comedor, se arrodilló y nos hizo señas de que nos acercáramos, le hicimos caso y nos bajó los pantalones primero a mi y después a mi primo. Ninguno e los dos podía creer lo que estaba pasando. Una embarazada hermosa, morocha, de ojos verdes con una panza gigante, estaba a punto de chuparnos las pijas a los dos a la vez.

—Me moría por ver estas dos pijas juntas! Se ve que lo de las pijas gordas es de familia... —dijo antes de meterse la mía en la boca, mientras pajeaba a mi primo con la otra mano. La pija de mi primo era un poquito mas chica que la mía pero igual de gorda.

Intercalaba. Chupaba la de él mientras me pajeaba a mí. Se acomodaba la panza con una mano, como si le pesara, pero en realidad parecía disfrutar la escena al máximo. Nos miraba con sus ojos verdes cargados de deseo. A veces se detenía y nos miraba a los dos. Se daba golpecitos en la lengua y la cara con las pijas.

—Miren lo que me hacen… estoy tan caliente que me gotea la concha —dijo, mordiéndose el labio mientras se empezaba a sacar la ropa. Nosotros con las pijas a mil.

Se paró pesadamente, a lo que mi primo la ayudo dandole una mano. —Ay que caballero mi amor, me vas a coger primero. Le dijo. Mi primo mudo.
Se puso en cuatro sobre el sillón. Su panza colgaba un poco, pesada, balanceándose. Se giró hacia mi primo y lo apuro: —Dale nene, que estas esperando? Que nazca mi hijo?
Mi primo se acercó rápidamente y le apoyó la pija en su conchita super humeda y se le fué la pija para adentro enseguida, estaba super mojada y abierta. Yo me puse al costado para que me siga chupando la pija.

—Así, cogeme fuerte… me encantaaaaa

Yo no podía evitar mirar cómo su panza se movía con cada embestida. Ella se la acariciaba, se tocaba un pezón con la otra mano.

Cambiamos. Mi primo tomó mi lugar, y yo me paré atrás de ella, pero le escupí la cola y empecé a entrar despacito, le encantó. Ella seguía en cuatro, ahora recibiendo por la cola mientras le chupaba la pija con ganas a mi primo, gimiendo con la boca llena. Le encantaba estar así: usada, deseada, observada. De vez en cuando me tomaba la mano y me hacía tocarle la panza.

—Sentí… está toda dura… ¿no es hermosa? —susurraba entre jadeos.

Entonces vino la parte más intensa.

—Quiero que me cojan los dos a la vez. Dale, uno por cada lado. No me aflojen —ordenó.

Mi primo se sentó en el sillón, ella se le subió encima, de frente. Su panza enorme quedó entre los dos, como una montaña caliente que los separaba. Se acomodó la pija de mi primo dentro de su hermosa conchita y me miró con esa mirada que ya conocía.

—Dale, Matías. Rompeme bien el culo, pero con ganas eh!

No le dije nada pero me acomodé detrás. Usé más saliva y se la metí de un golpe. El gemido que largó fue entre placer y locura. Estaba completamente llena, respirando agitada, su cuerpo temblando.

Se movía mucho por mis pijazos y mi primo con su fuerza la levantaba con cada embestida, se tocaba las mientras nos tenía a los dos adentro las cuales goteaban leche arriba de mi primo que hacia un esfuerzo sobrehumano para coordinar metersela y chuparle las tetas a la vez. Era una imagen bestial: esa mujer embarazada, montada en mi primo, con mi pija enterrada en su culo, los tres gimiendo, moviéndonos juntos. Estaba empapada.

Cuando ya no dábamos más, nos miró con fuego en los ojos y nos dijo:

—Quiero que me llenen las tetas y la panza. Las quiero todas chorreando leche.

Se bajó despacio, sentó en el sillón adelante nosotros, con esas hermosas tetas al aire, redondas, grandes, con los pezones mojados y duros. Se recostó hacia atrás, dejando esa panza enorme bien a la vista, brillante de sudor y leche de sus tetas, mientras se acariciaba con una mano y se abría con la otra.

Nos miraba, nos provocaba.

—Dale… acabenme encima como si fuera una puta.

No hizo falta más. Mi primo fue primero, le llenó las tetas con chorros largos y calientes. Yo exploté segundos después, apuntando directo a su boca, lugar donde acumuló casi toda mi acabada, dejándola caer encima de sus tetas y panza después. El semen resbalaba entre sus pliegues, entre su ombligo, bajando hacia su concha húmeda.

Ella suspiraba, sonriendo. Se tocaba los pezones, se frotaba el semen como si fuera crema, otra vez. . .

—Mirá lo que me hicieron, chicos. Miren cómo me dejaron. Así sí vale la pena estudiar en grupo…

Miró su celular: —Uh me tengo que ir, mi marido va a sospechar si no vuelvo ya.

Se despidió de nosotros con un beso con lengua a cada uno, se vistió rápido (otra vez sin lavarse) y se fue. Con mi primo pedimos algo para come, compramos unas cervezas y nos quedamos hablando de todo lo que había pasado, aún sin poderlo creer.

Lo mejor de todo fue al otro día al mediodía cuando me desperté ver su publicación en Instagram, había nacido su hijo... FIN


Espero les haya gustado! La historia real no fue taaaan así pero bueno, con algunos agregados queda más linda!

1 comentarios - La embarazada de la facu III (final)