La última vez que cogí con mi suegra Eva fue en el cumpleaños de mi cuñada. Había pasado poco más de un año desde nuestro último encuentro y, aunque constantemente nos hacíamos alusiones y chistes en referencia a las ocasiones en las que ya lo habíamos hecho, no habíamos vuelto a tener la oportunidad de repetirlo hasta ese día.
El cumpleaños de mi cuñada se realizó en su casa, la cual quedaba prácticamente a dos cuadras de la casa de Eva. Yo llegué desde temprano a ayudar en la organización y a transportar las cosas que necesitaríamos para la fiesta, la mayoría de las cuales estaban en casa de Eva.
Mientras estábamos allí buscando cosas para la fiesta, mi cuñada me pidió que subiera a buscar una caja con decoraciones. Al subir las escaleras, encontré una caja que parecía contener lo que buscaba, pero al intentar tomarla, se resbaló de mis manos y cayó al suelo, esparciendo todo su contenido en el mismo . Se trataba de varias fotos, las cuales me apresuré a levantar. Sin embargo, al verlas de cerca me quedé helado: Eran fotos sexuales de Eva. En una de ellas se le veía haciendo un trío, siendo cogida de perrito por un tipo mientras le daba una mamada a otro. En otra, tenía la cara cubierta de semen y sonreía como una colegiala traviesa. Pero la que realmente me puso cachondo fue una donde estaba haciendo una paja rusa con sus magníficas tetas.
En ese momento Eva entró a la habitación y notó que había visto las fotos, pero con otras personas cerca, ambas fingimos que no había pasado nada. Sin embargo, yo me había quedado muy caliente y sospechaba que Eva sentía lo mismo.
Más tarde en la fiesta, Eva y yo nos encontramos a solas en la cocina mientras servíamos la comida. Aproveché el momento y susurré:
- Ver esas fotos me excitó mucho -
Eva se inclinó, con los ojos brillantes de deseo.
- ¿Te gustó lo que viste? - Preguntó con una voz seductora.
Asentí, con el corazón latiéndome con fuerza.
- Sí. Me gustó especialmente esa donde estabas usando tus tetas-
Eva sonrió, rozando ligeramente su mano con la mía
- ¿Sabes? Llevo todo el día pensando en esas tetas - confesé. - Me encantaría ver que puedes hacer con ellas -
A Eva se le cortó la respiración y se mordió el labio inferior.
- Quizás podamos arreglarlo - , susurró. - Pero no aquí. Espera a que se vayan todos -
Asentí; mi pene ya me dolía de la anticipación.
Después de que la fiesta terminó, y mientras el resto de la familia seguía platicando, Eva y yo nos excusamos diciendo que estábamos cansados y nos escabullimos. El camino a su casa fue lentísimo, cada paso me ponía más cachondo que el anterior. En cuanto entramos, Eva se giró hacia mí con la mirada hambrienta.
- He estado esperando esto todo el día- dijo, con la voz apenas por encima de un susurro.
No perdí el tiempo. Me acerqué, buscando su blusa. La desabroché lentamente, saboreando cada botón al abrirse, revelando más de su piel. Sus pechos eran tan magníficos como los recordaba, enfundados en un sostén negro de encaje. Recorrí el encaje con los dedos, sintiendo cómo sus pezones se endurecían bajo mi tacto.
- Eres tan sexy, Eva -, murmuré.
Los ojos de Eva se encontraron con los míos mientras ella se bajaba lentamente la cremallera de la falda, dejándola caer al suelo. Estaba frente a mí en lencería y su cuerpo era una imagen perfecta. Me acerqué, mis manos buscaron sus caderas, atrayéndola hacia mí. Nuestras bocas se encontraron en un beso apasionado y nuestras lenguas se entrelazaron mientras explorábamos nuestras profundidades.
Las manos de Eva recorrieron mi cuerpo, desabrochando mi camisa, sus dedos trazando los contornos de mi pecho. Bajé los tirantes de su sujetador, liberando sus pechos, y capturé un pezón en mi boca, chupándolo y acariciándolo hasta que gimió suavemente. Mis manos se movieron hacia su culo, manoseandolo y apretándolo, mientras la apretaba más contra mí.
Rompimos el beso, sin aliento, y Eva comenzó a desabrocharme el cinturón, sus manos liberaron mi pene de mis pantalones con destreza. Lo miró, relamiéndose los labios, antes de tomarlo con su mano y comenzar a pajearlo lentamente. Verla acariciándome la verga era casi insoportable, y tuve que cerrar los ojos un momento para recuperar el control.
- Eres tan buena en esto -, gemí con la voz entrecortada.
Eva sonrió, con los ojos brillantes de picardía.
- Tengo algo de experiencia -, dijo con la voz ronca. - ¿Pero quizás te gustaría ver algo más? -
Antes de que pudiera responder, se arrodilló frente a mí, abriendo la boca para comenzar a chupármela. Cabeceaba como una experta, metiéndosela cada vez más profundo, sus labios tan apretados alrededor de mi verga. Gemí y mis manos se enredaron en su pelo para guiar sus movimientos.
- Mierda Eva, qué bien se siente -, gemí, moviendo las caderas en sincronía con su boca.
Me miró con los ojos ligeramente llorosos, antes de metérsela hasta su garganta. Sentía que mi orgasmo se acercaba, pero antes de que pudiera correrme se sacó la verga de su boca, dejando varios hilos de saliva tanto en mi verga como en sus labios.
Antes de que pudiera preguntarle porque había parado, Eva me empujó al sofá, mientras me decía que alguien podría llegar en cualquier momento y que había que aprovechar el tiempo. Eva se dio la vuelta, dandome una increíble vista de su culo perfecto mientras se acomodaba sobre mi, en posición de reverse cowgirl. Colocó mi verga en su entrada y lentamente bajó sobre ella, metiéndosela por completo con un movimiento suave.
- Mierda, Eva -, gemí, sintiendo su coño caliente y húmedo envolver mi verga.
Eva comenzó a montarme, sus caderas se movían de arriba hacia abajo y sus tetas rebotaban con cada movimiento. Me estiré y agarré su trasero, el cual se veía increíble en esa posición, y lo apreté con fuerza antes de soltarle una nalgada. Eva gimió, su cuerpo se movió más rápido y su respiración se aceleró.
- Más fuerte -, dijo, con la voz entrecortada.
Seguí nalgueando su culo, viéndolo moverse con cada golpe. Eva echó la cabeza hacia atrás, su cuerpo se movió aún más rápido y su vagina se apretó alrededor de mi pene.
- Sí, dámelo -, gimió.
Agarré sus caderas y la empujé mientras ella continuaba montándome. Eva se inclinó hacia delante y puso las manos en mis rodillas para hacer palanca. Movió sus caderas en círculos, apretándose contra mí, sus tetas rozando mis muslos.
- Estoy cerca -, jadeó.
Podía sentir su vagina palpitando a mi alrededor, su cuerpo tensándose de nuevo. Empujé hacia ella y mi verga golpeó su punto G. Eva gritó, su cuerpo se estremeció y comenzó a correrse, inundandome con sus jugos. Una vez que terminó de venirse, la levanté y la volví a besar.
- Me importa una mierda si puede llegar alguien, yo quiero cogerme esas tetas hermosas que tienes -, le dije.
Eva sonrió tras escuchar mis palabras.
- Está bien -, dijo mientras se arrodillaba frente a mi y abrazaba mi verga con sus tetas. - Usalas -
No necesité más invitación. Comencé a mover mi verga entre sus tetas, sintiendo su calor y su suavidad. Empujaba suavemente y mi polla se deslizaba en el espacio entre sus apretados pechos. Eva gimió y dejó caer la cabeza hacia atrás mientras me veía usar sus tetas.
- Así -, exclamó ella - Fóllate mis tetas. Úsalas como la puta sucia que soy -
Aceleré el ritmo y mi verga se deslizó más rápido entre sus pechos. Eva levantó las manos, tomó sus tetas y las sujetó aún con más fuerza alrededor de mi pene.
- Oh, sí -, gimió. - Cógetelas, papi. Cógetelas fuerte -
La sensación de sus tetas alrededor de mi pito era increíble y supe que no duraría mucho más.
- Estoy cerca -, jadeé mientras mi respiración se aceleraba.
Eva solo sonrió, sus manos apretaron sus tetas con más fuerza alrededor de mi verga
- ¿Qué estás esperando? - me retó - Correte en mis tetas, llenalas todas de tu leche -
Con una última embestida, exploté, bañando sus pechos con mi semen caliente. Eva gimió y su cuerpo se estremeció de placer mientras apretaba sus pechos, atrapando mi semen entre ellos. La levanté y nos besamos por última vez, después ella se fue a bañar y yo me encargue de limpiar y arreglar todo rápidamente para que nadie se enterara de lo que había pasado.
Esa fue la última vez que tuve la oportunidad de coger con ella hasta ahora, y no puedo esperar para que se vuelva a repetir.
El cumpleaños de mi cuñada se realizó en su casa, la cual quedaba prácticamente a dos cuadras de la casa de Eva. Yo llegué desde temprano a ayudar en la organización y a transportar las cosas que necesitaríamos para la fiesta, la mayoría de las cuales estaban en casa de Eva.
Mientras estábamos allí buscando cosas para la fiesta, mi cuñada me pidió que subiera a buscar una caja con decoraciones. Al subir las escaleras, encontré una caja que parecía contener lo que buscaba, pero al intentar tomarla, se resbaló de mis manos y cayó al suelo, esparciendo todo su contenido en el mismo . Se trataba de varias fotos, las cuales me apresuré a levantar. Sin embargo, al verlas de cerca me quedé helado: Eran fotos sexuales de Eva. En una de ellas se le veía haciendo un trío, siendo cogida de perrito por un tipo mientras le daba una mamada a otro. En otra, tenía la cara cubierta de semen y sonreía como una colegiala traviesa. Pero la que realmente me puso cachondo fue una donde estaba haciendo una paja rusa con sus magníficas tetas.
En ese momento Eva entró a la habitación y notó que había visto las fotos, pero con otras personas cerca, ambas fingimos que no había pasado nada. Sin embargo, yo me había quedado muy caliente y sospechaba que Eva sentía lo mismo.
Más tarde en la fiesta, Eva y yo nos encontramos a solas en la cocina mientras servíamos la comida. Aproveché el momento y susurré:
- Ver esas fotos me excitó mucho -
Eva se inclinó, con los ojos brillantes de deseo.
- ¿Te gustó lo que viste? - Preguntó con una voz seductora.
Asentí, con el corazón latiéndome con fuerza.
- Sí. Me gustó especialmente esa donde estabas usando tus tetas-
Eva sonrió, rozando ligeramente su mano con la mía
- ¿Sabes? Llevo todo el día pensando en esas tetas - confesé. - Me encantaría ver que puedes hacer con ellas -
A Eva se le cortó la respiración y se mordió el labio inferior.
- Quizás podamos arreglarlo - , susurró. - Pero no aquí. Espera a que se vayan todos -
Asentí; mi pene ya me dolía de la anticipación.
Después de que la fiesta terminó, y mientras el resto de la familia seguía platicando, Eva y yo nos excusamos diciendo que estábamos cansados y nos escabullimos. El camino a su casa fue lentísimo, cada paso me ponía más cachondo que el anterior. En cuanto entramos, Eva se giró hacia mí con la mirada hambrienta.
- He estado esperando esto todo el día- dijo, con la voz apenas por encima de un susurro.
No perdí el tiempo. Me acerqué, buscando su blusa. La desabroché lentamente, saboreando cada botón al abrirse, revelando más de su piel. Sus pechos eran tan magníficos como los recordaba, enfundados en un sostén negro de encaje. Recorrí el encaje con los dedos, sintiendo cómo sus pezones se endurecían bajo mi tacto.
- Eres tan sexy, Eva -, murmuré.
Los ojos de Eva se encontraron con los míos mientras ella se bajaba lentamente la cremallera de la falda, dejándola caer al suelo. Estaba frente a mí en lencería y su cuerpo era una imagen perfecta. Me acerqué, mis manos buscaron sus caderas, atrayéndola hacia mí. Nuestras bocas se encontraron en un beso apasionado y nuestras lenguas se entrelazaron mientras explorábamos nuestras profundidades.
Las manos de Eva recorrieron mi cuerpo, desabrochando mi camisa, sus dedos trazando los contornos de mi pecho. Bajé los tirantes de su sujetador, liberando sus pechos, y capturé un pezón en mi boca, chupándolo y acariciándolo hasta que gimió suavemente. Mis manos se movieron hacia su culo, manoseandolo y apretándolo, mientras la apretaba más contra mí.
Rompimos el beso, sin aliento, y Eva comenzó a desabrocharme el cinturón, sus manos liberaron mi pene de mis pantalones con destreza. Lo miró, relamiéndose los labios, antes de tomarlo con su mano y comenzar a pajearlo lentamente. Verla acariciándome la verga era casi insoportable, y tuve que cerrar los ojos un momento para recuperar el control.
- Eres tan buena en esto -, gemí con la voz entrecortada.
Eva sonrió, con los ojos brillantes de picardía.
- Tengo algo de experiencia -, dijo con la voz ronca. - ¿Pero quizás te gustaría ver algo más? -
Antes de que pudiera responder, se arrodilló frente a mí, abriendo la boca para comenzar a chupármela. Cabeceaba como una experta, metiéndosela cada vez más profundo, sus labios tan apretados alrededor de mi verga. Gemí y mis manos se enredaron en su pelo para guiar sus movimientos.
- Mierda Eva, qué bien se siente -, gemí, moviendo las caderas en sincronía con su boca.
Me miró con los ojos ligeramente llorosos, antes de metérsela hasta su garganta. Sentía que mi orgasmo se acercaba, pero antes de que pudiera correrme se sacó la verga de su boca, dejando varios hilos de saliva tanto en mi verga como en sus labios.
Antes de que pudiera preguntarle porque había parado, Eva me empujó al sofá, mientras me decía que alguien podría llegar en cualquier momento y que había que aprovechar el tiempo. Eva se dio la vuelta, dandome una increíble vista de su culo perfecto mientras se acomodaba sobre mi, en posición de reverse cowgirl. Colocó mi verga en su entrada y lentamente bajó sobre ella, metiéndosela por completo con un movimiento suave.
- Mierda, Eva -, gemí, sintiendo su coño caliente y húmedo envolver mi verga.
Eva comenzó a montarme, sus caderas se movían de arriba hacia abajo y sus tetas rebotaban con cada movimiento. Me estiré y agarré su trasero, el cual se veía increíble en esa posición, y lo apreté con fuerza antes de soltarle una nalgada. Eva gimió, su cuerpo se movió más rápido y su respiración se aceleró.
- Más fuerte -, dijo, con la voz entrecortada.
Seguí nalgueando su culo, viéndolo moverse con cada golpe. Eva echó la cabeza hacia atrás, su cuerpo se movió aún más rápido y su vagina se apretó alrededor de mi pene.
- Sí, dámelo -, gimió.
Agarré sus caderas y la empujé mientras ella continuaba montándome. Eva se inclinó hacia delante y puso las manos en mis rodillas para hacer palanca. Movió sus caderas en círculos, apretándose contra mí, sus tetas rozando mis muslos.
- Estoy cerca -, jadeó.
Podía sentir su vagina palpitando a mi alrededor, su cuerpo tensándose de nuevo. Empujé hacia ella y mi verga golpeó su punto G. Eva gritó, su cuerpo se estremeció y comenzó a correrse, inundandome con sus jugos. Una vez que terminó de venirse, la levanté y la volví a besar.
- Me importa una mierda si puede llegar alguien, yo quiero cogerme esas tetas hermosas que tienes -, le dije.
Eva sonrió tras escuchar mis palabras.
- Está bien -, dijo mientras se arrodillaba frente a mi y abrazaba mi verga con sus tetas. - Usalas -
No necesité más invitación. Comencé a mover mi verga entre sus tetas, sintiendo su calor y su suavidad. Empujaba suavemente y mi polla se deslizaba en el espacio entre sus apretados pechos. Eva gimió y dejó caer la cabeza hacia atrás mientras me veía usar sus tetas.
- Así -, exclamó ella - Fóllate mis tetas. Úsalas como la puta sucia que soy -
Aceleré el ritmo y mi verga se deslizó más rápido entre sus pechos. Eva levantó las manos, tomó sus tetas y las sujetó aún con más fuerza alrededor de mi pene.
- Oh, sí -, gimió. - Cógetelas, papi. Cógetelas fuerte -
La sensación de sus tetas alrededor de mi pito era increíble y supe que no duraría mucho más.
- Estoy cerca -, jadeé mientras mi respiración se aceleraba.
Eva solo sonrió, sus manos apretaron sus tetas con más fuerza alrededor de mi verga
- ¿Qué estás esperando? - me retó - Correte en mis tetas, llenalas todas de tu leche -
Con una última embestida, exploté, bañando sus pechos con mi semen caliente. Eva gimió y su cuerpo se estremeció de placer mientras apretaba sus pechos, atrapando mi semen entre ellos. La levanté y nos besamos por última vez, después ella se fue a bañar y yo me encargue de limpiar y arreglar todo rápidamente para que nadie se enterara de lo que había pasado.
Esa fue la última vez que tuve la oportunidad de coger con ella hasta ahora, y no puedo esperar para que se vuelva a repetir.
1 comentarios - Mi suegra me hizo una rusa deliciosa
Es muy candente cogerse a una milf asi de caliente Mas si es una madurita casada uff eso le da un toque mas sabroso aun