You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

Capítulo 27: Los celos que me Pudrieron

Capítulo 27: Los celos que me Pudrieron

Las semanas después del cumple pasaron tranqui, o eso parecía. Había frenado lo de Matías, mandándole ese mensaje claro para dejarlo ahí, y aunque su “Ok” seco me hizo pensar que se enojó, no le di más bola. Volví a ser la novia de Nico posta, como si lo del garage nunca hubiera pasado. Llevábamos siete meses juntos, desde ese verano donde todo arrancó, y me puse las pilas para que funcionara. Nos veíamos seguido, cogíamos con ganas, reíamos como boludos por pavadas, y hasta teníamos momentos lindos, como esa noche que quemamos una pizza y nos la comimos igual, o cuando nos quedamos hablando hasta que nos dio sueño. Sentía que estaba haciendo las cosas bien, que la Emma que se mandaba cagadas se iba a quedar quieta.Seguía yendo al gimnasio con mis calzas negras y mi remerita ajustada, entrenando sin buscar nada. Las miradas de los tipos no paraban, pero yo esquivaba las indirectas con una sonrisa y seguía mi rutina. Nico parecía contento, yo también, y por un momento pensé que podía seguir así. Hasta que un día, mientras comíamos unas milanesas en su casa, me miró y me dijo, medio en serio, medio en joda, “Me jode un poco que vayas así al gimnasio”.Me quedé dura, con el tenedor a medio camino. “¿Así cómo?”, le tiré, aunque sabía por dónde venía. Él se acomodó en la silla, como buscando las palabras, y largó, “Con esas calzas marcando el culo, Emma, y a veces hasta la tanga se te nota, boluda”. Me lo dijo con esa mezcla de bronca y nervios que me puso los pelos de punta. “¿Pero qué te pasa, nene? ¿De qué me estás tratando?”, le salté, sintiendo cómo me subía el calor a la cara. No me gustaba para nada cómo sonaba, como si yo fuera una cualquiera por ponerme lo que se me cantaba.Nico se puso más serio, dejando el plato a un lado. “No te estoy tratando de nada, pero posta, ¿te parece que está bueno que todos te miren así? Me jode, Emma, no soy de palo”. Los celos le salían por los poros, y aunque intentó bajarle el tono, se notaba que estaba caliente. “¿Y qué querés? ¿Que me ponga un buzo para entrenar?”, le tiré, cruzándome de brazos. “No es eso, pero no sé, pensá un poco cómo se ve”, me contestó, y ahí me encendí más. “¿Cómo se ve? ¿Me estás jodiendo? Yo voy a entrenar, Nico, no a mostrar el culo. ¿O ahora me vas a decir cómo me tengo que vestir?”.La discusión subió rápido. Él empezó a sacar cosas de la galera, que si los tipos del gimnasio, que si yo “sabía lo que hacía” con esas calzas. “No soy boludo, Emma, te miran todos, y vos vas y te ponés eso”. Yo no podía creerlo. “¿Y qué? ¿Te jode que me miren? Porque eso no es mi problema, nene, es el tuyo”. Me salió con bronca, porque justo cuando estaba intentando hacer las cosas bien, portarme como la novia perfecta, él venía con estas pavadas. “No es que me joda que te miren, me jode que parece que lo buscás”, soltó, y ahí me hirvió la sangre. “¿Que lo busco? Andá a cagar, Nico, vos sos el que la cagó primero, ¿te acordás?”.Eso lo frenó un segundo, pero no aflojó del todo. “Ya sé, Emma, pero no me vengas con eso ahora, estoy hablando de esto”. Seguimos un rato, tirándonos cosas, hasta que me cansé. “Sabés qué, pensá lo que quieras, pero no me vas a decir cómo mierda me visto”, le dije, y me levanté, agarrando mis cosas. Él intentó calmarme, “No te pongas así, hablemos”, pero yo ya estaba hasta las manos. Me fui de su casa con una bronca que no me entraba en el pecho.Mientras caminaba, pensé en todo. Justo cuando estaba tratando de ser la novia que él quería, de dejar atrás lo de Matías y el morbo que me consumía, Nico salía con esta mierda de celos. Y lo peor es que una parte de mí, la más jodida, pensó: “Al final, es mejor no ponerme una calza y tomarme la leche de otro”. Los celos no me caían bien, nunca me habían caído bien, y ahora me sentía atrapada entre querer hacer las cosas bien y esa Emma que no se callaba, la que quería mandar todo a la mierda. No sabía qué iba a pasar con Nico, pero esa pelea me dejó claro que la calma que me estaba comprando no era tan real.

0 comentarios - Capítulo 27: Los celos que me Pudrieron