El Cierre Del Candado: Ep1 (sexual)

No sé, si fue por mi forma de ser, o fue por el miedo de saber que no volveria a ver aquella zona paradisiaca en la que habia estado veraneando 3 dias, es como si una fuerza sobrenatural me atrajese a ver esos montes gélidos al fondo de esa absurda ventana cuadrada por la que me habia pasado horas (y horas) mirando, hasta que una voz a lo lejos de mí me llamase para tener que abandonar ese lugar en el que por un momento, habia sido yo misma, lo que supondria que tenia que dejar atrás todo lo vivido en aquella inolvidable experiencia en aquella casita construida con madera de roble y con un agradable techo viejo, sabía que en cuanto dejase atrás ese lugar, dejaría atrás el aroma tan característico de esa casa, el insoportable sonido que desprendía la cadena de ese váter blanco nieve, la curiosa estantería donde dejaba mi móvil cuando me iba a dormir, y aquella cama mullidita donde había dormido tan bien aquellas noches, y donde podia meterme la mano en la entrepierna de vez en cuando para sentir un placer especial, un placer que me daba gusto darme, ya fuese para entretenerme o para poder sentir mis ásperos dedos cruzando los labios de aquella "zona tranquila" denominada vagina. Y si me preguntáis a mí que sentí en aquel momento donde mis ojos veian a través de una ventana transparente de cristal pasar fugazmente ese paraíso de hielo, sentí especial dolor, pero dentro de todo lo malo, recordé que aquel viaje iba a marcar mi vida, que lo iba a recordar siempre como algo especial, cómo algo que habia pasado, y que sobre todo, habia tenido la maravillosa oportunidad de vivir, pasaron horas y horas y yo le daba vueltas a la misma cosa, y mi única preocupacion era saber cuando iba a volver. Mientras que el cinturón de cuero me apretaba los pechos, ya estaba pensando en que hacer el día siguiente, soy una persona que tengo tantas, pero tantas cosas en mente, que a veces incluso sólo buscaba algo que me reconfortara.

Ya en casa, fui a deshacer mi maleta, a sacar todo el montón de ropa y algunas cosas más que me había llevado, recogiendo cosas encontré un brasier blanco que me llevaba acompañando 10 años, pero que dejé de usar porque se me marcaban los pezones entre otras cosas. Pasado un rato, me dolía la espalda, y personalmente estaba agotada, cosa que no me extrañaba viendo que había estado durante más de tres horas de viaje, mi madre tocó la puerta de mi habitación y me preguntó que si iba a cenar, pero mi respuesta fue un simple "no, gracias'', pero os juro que estaba tan cansada que lo único en lo que pensaba era en cerrar los ojos y dejar que fueran pasando las interminables horas, así que me duché con aquel gel de plátano que siempre me había gustado ducharme, ya que soltaba un olor muy calmante, mientras me frotaba todo mi cuerpo, desde mis pechos hasta mis pies, sentí que debía dormir, ya que el cansancio era muy superior a mis ganas de hacer nada, así que acto seguido, procedí a vestirme y a subir esas antiguas y tediosas escaleras de mi casa, para finalmente llegar a mi cuarto, y tumbarme en aquella cama tan pequeña dónde acostumbraba a dormir desde los 3 años y medio.