You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

Capítulo 19: La vuelta que no pude evitar

Capítulo 19: La vuelta que no pude evitar
Las dudas seguían ahí, al igual que mi calentura. Habían pasado más de siete días desde esa charla con Matías, y no había tenido ni un mensaje suyo. Pero mis ganas de darle otra vueltita —o que él me la diera— no se iban, estaban ahí, latiendo bajito, calentándome la cabeza cada vez que me acordaba de su lengua o de cómo le había chupado la pija en esa chacra. Quería a mi novio, sí, a Nico, con sus cosas buenas y sus cagadas, pero después de conocer todo lo que venía conociendo —la venganza, el morbo, el subidón de hacer lo que no debía—, había otra Emma también, una más desinhibida, una que no se frenaba tanto. Así que agarré el celular, busqué su número y le escribí, directo, sin dar tantas vueltas: “¿Querés dar otra vueltita?”.
No tardó en contestar, como si hubiera estado esperando. “Cuando quieras, bebota, pasate por casa esta tarde”, me puso, y me tiró la dirección. Sentí un cosquilleo que me subió desde la panza, mezcla de nervios y ganas, y me tiré en la cama pensando qué ponerme. Era invierno, pero no iba a taparme como monja. Elegí un jean ajustado que me marcaba el culo, una remerita negra finita que se me pegaba a las tetas, y debajo una tanga negra de encaje, chiquita, de esas que te hacen sentir que estás jugando con fuego. Me puse un buzo finito encima para el frío, unas botas cortas negras, y salí, con el corazón latiéndome fuerte.
Llegué a su casa como a las cinco, un departamentito chico en una calle tranqui de Montevideo. Matías me abrió la puerta en un short gris y una remera blanca, descalzo, con esa sonrisa que me había calentado desde la boda. “Entrá, bebota, ¿te hago pasar frío?”, me dijo, y yo le sonreí, “No, pero igual calentame un poco”. Nos reímos, y me llevó al living, un lugar sencillo con un sillón gastado, una mesita con un par de cervezas abiertas y una ventana que daba a un patio chiquito. Nos sentamos, charlamos pavadas un rato, pero la tensión estaba ahí, creciendo con cada mirada.
No pasó mucho hasta que me agarró de la cintura y me tiró encima suyo en el sillón. “Me tenés con ganas desde la otra noche”, me dijo al oído, y yo le contesté, “Vos también, no te hagas el santo”. Me sacó el buzo por la cabeza, dejándome en la remerita negra, y sus manos se metieron rápido por debajo, subiéndola hasta sacármela también. Después me desabroché el jean, bajándomelo con un tirón junto con las botas, dejándome en tanga, con las tetas al aire. Se acercó a chupármelas, mordiéndome los pezones suave mientras yo gemía bajito. Le saqué la remera por la cabeza, dejándole el pecho libre, y le desabroché el short gris, bajándoselo con el bóxer de una, dejando la pija dura libre, rozándome la panza mientras nos comíamos la boca.
“Vamos a la pieza”, me dijo, y me levantó en brazos, llevándome por un pasillo corto hasta su cama, un colchón desordenado con sábanas grises. Me tiró ahí boca arriba, y se puso encima, abriéndome las piernas con las rodillas. “Te quiero coger ya”, me dijo, y yo le tiré, “Dale, pero ponete algo”. Sacó un forro de la mesita, lo abrió rápido y se lo puso, mirándome con esa cara que me prendía fuego. Me bajó la tanga, dejándola enredada en un tobillo, y entró despacio, llenándome de a poco mientras yo gemía, agarrándome de las sábanas. Empezó a moverse, entrando y saliendo con un ritmo que me hacía temblar, y yo le clavaba las uñas en la espalda, subiendo las caderas para sentirlo más.
“Así, no pares”, le pedí, y él aceleró, cogiéndome más fuerte, con las manos apretándome las tetas. Me dio vuelta de repente, poniéndome en cuatro, y entró otra vez, profundo, pegándome el culo con cada embestida. “Me encanta esta vista”, me dijo, y yo gemí más fuerte, “Seguí, papi, dame todo”. Me agarró de las caderas, moviéndome contra él, y yo me arqueaba, sintiendo cómo me rozaba por dentro, cada vez más rico. Después me tiré boca abajo, con él encima, y me cogió así, aplastándome contra el colchón, entrando desde atrás mientras me mordía el cuello. “Estás tremenda”, me decía, y yo jadeaba, “Vos también, no pares”.
Estuvimos un rato cambiando poses, y cuando él se sentó contra el respaldo, me subí encima, montándolo con las piernas abiertas. Lo agarré de los hombros y empecé a moverme despacio primero, sintiendo cómo su pija me llenaba entera cada vez que bajaba. Él me miraba con los ojos encendidos, chupándome las tetas mientras yo subía y bajaba, apretándolo con las caderas. “Así, seguí”, me decía, y yo aceleré, rebotando contra él, sintiendo cómo me rozaba justo donde me calentaba más. Le clavé las uñas en el pecho, moviéndome con ganas, y él me agarró el culo con las dos manos, ayudándome a bajar más fuerte, mientras me mordía los pezones y gemía contra mi piel. Me arqueé un poco, dejando que me llenara todo, y el roce me hacía jadear cada vez más alto, con el colchón crujiendo debajo.
La calentura me comía viva, y cuando sentí que estaba cerca, le dije, “Sacátelo, quiero la leche en las tetas”. Él se rió, se sacó el forro rápido y se puso de rodillas encima mío, pajeándose mientras yo me apretaba las tetas con una mano. La otra la bajé a mi concha, metiendo dos dedos y frotándome el clítoris rápido, sintiendo cómo me subía todo mientras lo miraba acabar. “Acá tenés, bebota”, me dijo, y se acabó, soltándome la leche caliente y espesa directo en las tetas, salpicándome hasta el cuello. Al mismo tiempo, me vine yo, temblando debajo de él, con los dedos hundidos y un gemido que se me escapó fuerte, mientras la leche me corría por la piel.
Nos quedamos tirados en la cama, sudados y hechos mierda, con la leche todavía pegajosa en mi pecho y mis dedos mojados de mí misma. “Sos una locura, Emma”, me dijo, y yo me rei. Me limpié con una remera suya que agarré del piso, y nos quedamos ahi abrazados, sabiendo que esto no había sido solo una vueltita más.

2 comentarios - Capítulo 19: La vuelta que no pude evitar

nukissy1662
🍓Aquí puedes desnudar a cualquier chica y verla desnuda) Por favor, puntúala ➤ https://da.gd/erotys
lucho197521
Que buena cojida Mami. !!! que bien contado.