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me fue infiel y terminamos en un trio

No hace mucho, descubrí que mi marido coge con su secretaria
Mi primera reacción fue la depresión, me derrumbé por completo, 
Y cuando eso ocurrió, llegué a la conclusión de que hay que sacar siempre algo positivo de las desgracias, 
A partir de ese momento, cada vez que me llamaba para comunicarme que venía tarde, porque tenía trabajo, yo me imaginaba a la guarra de su secre, comiéndosela, atragantándose con su enorme verga. 
Cuando él regresaba a su casa, no me importaba en absoluto, que si hubiera estado revolcando con otra, es más, me ponía cachonda con solo pensarlo.
Así que una vez cruzaba el umbral de la puerta, me echaba a sus brazos, me ponía de rodillas, le bajaba la cremallera del pantalón, se las sacaba y se la mamaba.
Muchas veces, su pene tenía todavía alguna gotita de semen ya seca, y un gusto a flujos vaginales, sabores que evidenciaban que había estado cogiendo
Pero a mí me daba igual, yo seguía lamiendo hasta que se corría en mi garganta
Por lo que decidí intimar con aquella hembra que quería robarme el marido, deseaba saber que tenía ella que yo no tuviera.
¿Qué es lo que él encontraba en ella? Y si a mí también iba a gustarme. Un día le dije a mi esposo que deseaba conocer a su secretaria.
No le pareció mal, como es un poco bobo, no sospechó, de que iba detrás de iniciar un triángulo amoroso.
Un viernes me presenté en su oficina sin avisar, ya eran casi las nueve de la noche, y les propuse ir a cenar a un restaurante.
Ellos aceptaron, y tras la cena fuimos a una discoteca, como es de costumbre, mi maridito bebió más de la cuenta, con lo que tuve que manejar yo   llegamos a casa  se metió en la cama y se durmió en un santiamén.
Y me dejó a solas con ella, con la otra. Clara, que así es como se llama. 
Empezamos a hablar como si nos conociéramos de toda la vida, yo que caí bien desde el principio, y ella mí, de puta madre.
Se que te acuestas con mi marido, le dije sin rodeos, ni contemplaciones.
Y me importa un comino, añadí a continuación, se quedó un poco sorprendida, y no dijo que sí, pero tampoco intentó negarlo. 
. Le di un beso en los labios, y le introduje la lengua adentro.
Ella, ni se inmutó. Estaba rígida. Como indecisa, sin saber cómo reaccionar, le desabroché la blusa y liberé sus pechos. Los tenía duros y con los pezones en punta.
Estaba tan caliente como yo. Cuando vi que me dejaba hacer, que me lo consentía todo, metí la mano entre sus piernas, y le acariecie la concha por arriba de la tanga 
Me arrodillé frente a ella, le subí la falda y metí la cabeza entre los muslos. 
. Le besé el clítoris, lo lamí, y lo penetré con la lengua.
Ella me agarro  de la nunca, y me empujó la cabeza dando señas, que no quería que parara. Ella estaba tan excitada, que no se hubiera negado a nada, por lo que aproveché su calentura.
La desnude completamente. Le agarre  del brazo, y me la llevé al dormitorio.
Mi esposo estaba despierto, tumbado en la cama y con el pene erecto.
Ella se estiró junto a él, y yo me quite la ropa. Ambas empezamos acariciar la pija  de mi marido, a la vez, mientras le mordía los senos a mi compañera de juegos.
Así estuvimos durante cinco minutos, hasta que decidí cambiar los genitales masculinos, por los femeninos.


Primero, le rocé los labios, que estaban abultados, y luego, y le clave un dedo hasta el fondo. Estaba completamente mojada, tanto que me dejé de deditos, y la metí casi toda la mano.
Ella dio un grito, y no sé si fue dolor o de placer, pero de todos modos no quiso que la retirara.
Mientras las dos nos entreteníamos con juegos lesbicos, dando rienda suelta a nuestras fantasías homosexuales. Mi querido cónyuge no perdía detalle
Saqué la mano y le separé las piernas para verla en todo su esplendor.
Estaba mojada 
Coloqué mi concha  contra la suya , de modo que ambos clítoris coincidieran, empecé a moverme para que se rozasen. ¡Uff! Que placer, más intenso.
Mientras nos estregábamos la una contra la otra, nos dimos un beso apasionado, y nuestras bocas y nuestras vulvas se unieron 
acabamos como dos putas 
Una vez me calme, me gire para ver hacia mi marido, tenia el pene completamente flácido, y la mano llena  de semen.
Poco a poco fue recuperando la erección, y cuando ya estuvo a punto, me la introdujo en la raja de un solo intento.
Nunca, se la había sentido tan gorda y tan dura, mientras él me embestía como un toro, Clara separó las nalgas a mi marido, y le empezó a lamer el agujero, le estaba haciendo un beso negro, que le puso todavía más a tono, la chica dejo su trasero para acercarse a mi vagina y chuparla, mientras los 18 centímetros de masculinidad se abrían paso.
Y a la lengua de Clara, iba de aquí para ya, tan pronto repasaba mi clítoris, como succionaba los testículos de mi esposo, o, se entretenía en mis pezones duros y erectos, debí de correrme por lo menos cinco veces, y cuando me relajé, la sacó para verter su esperma, sobre la cara de su secretaria, que escena tan cochina y pornográfica, acabábamos de protagonizar los tres, pero eso no era nada comparado con el resto de la noche, o lo que sucedió las semanas siguientes.
Los tres seguimos viendo los y acostándonos juntos en ocasiones, ella y yo lo hacemos a solas, en otras dejamos a él que participe.
También vamos a locales de intercambio de parejas, allí le pongo los cuernos a conciencia, 

me fue infiel y terminamos en un trio

Esa es mi venganza, una dulce y sexy venganza.


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