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No me dejó renga, pero...

En mi rubro es importante la fidelización al cliente. Por eso siempre trato de brindar un servicio personalizado, para que el socio sienta que, ante cualquier imprevisto, va a estar acompañado, no solo por toda la infraestructura de la Compañía, sino también por su Productor Asesor de Seguros.
Obviamente hay situaciones que no se resuelven de la mejor manera, y es ahí dónde una debe dar la cara.
Ya me había pasado con un socio al que llamaré Juan. Le habían robado el taxi, su herramienta de trabajo, y debido a una supuesta falta de información, la Compañía le pagó mucho menos de lo que correspondía. Yo en ese momento estaba de licencia por maternidad, recién había tenido a Romi, por lo que no me pude ocupar del caso. Y para cuándo volví, el expediente ya estaba cerrado.
Me quedé con la bronca de no haber podido hacer nada, ya que se trata de un socio de años, que siempre paga su cuota a tiempo y que nunca había tenido ni un solo siniestro.
Por suerte llegó a comprarse otro vehículo y aunque yo sentía que lo habíamos defraudado, volvió a asegurarlo con nosotros.
Por eso cuando me enteré que le habían robado de nuevo, me hice cargo yo misma de la situación. Antes que la denuncia llegue a la Compañía, llamé a mi contacto, el que me resuelve todos los problemas, y le expliqué como venía la mano. Y que no solo quería que el tema se resolviera rápidamente, sino que también la indemnización fuera la más alta del mercado.
Me dijo que no había problema, que siempre estaba a mi disposición, y que trataría de acelerarlo cuánto antes. Sabía que le debería otro favor, uno más de tantos, pero bueno, si me quedaba esperando los tiempos de la Compañía, el pobre hombre iba a salir perdiendo nuevamente.
Al rato me llama mi contacto, y me avisa que no podían comunicarse con el socio para verificar algunos datos. Lo llamé al número que tenía registrado y tampoco pude. Quizás tenía el celular en el taxi cuando se lo robaron, supuse, por lo que me fijé en la dirección. Era en Villa Celina, soy de San Justo, conozco la zona, así que fui de inmediato.
Cuando llego al lugar, me doy con que en la puerta hay varios timbres, y yo solo tengo el nombre de la calle, Mariquita Thompson, y el número, sin ninguna otra referencia.
Llamo a la oficina para que se fijen si no se me pasó por alto el número del departamento, pero en su ficha tampoco figura.
Toco un timbre al azar y espero a que me atiendan. Al rato sale una ancianita que debe de tener más de ochenta años, apoyándose en su bastón. Me da pena haberla molestado, pero no había forma de que lo supiera.
Le pregunto por Juan, usando su verdadero nombre y apellido. Al principio parece dudar un poco, pero luego exclama:
-¡Ah sí, el tachero...!-
-Ese mismo, el tachero...- le digo.
-¿Y que hace una mujercita tan guapa como vos buscando a alguien como él?- me pregunta curiosa.
Le explico que soy del seguro y que necesito completar algunos formularios.
-Ah sí, me enteré que le robaron el taxi, pobre...-
Nos ponemos a charlar un rato sobre la inseguridad, hasta que mirando hacia la esquina, dice:
-Ah mirá, justo ahí viene...-
Me volteo y lo veo venir desde la esquina, y de verdad les digo que mi única intención era completar el formulario, que lo firme y volver a la Compañía, para iniciar el trámite cuánto antes. Pero a veces, las cosas no salen como una quiere... ¿o sí?
-¿Te doy un consejo, nena...?- me dice la viejita en tono reservado -Por más que te insista, no entres a su casa...-
-¿Porqué? ¿Acaso muerde?- le pregunto jocosa.
-Por cómo gritan las mujeres que trae, es posible...- me cuenta en el mismo tono -Algunas hasta salen rengueando, con eso te digo todo...-
-¿Rengueando...?- quiero preguntarle, pero la viejita ya se está metiendo a su casa.
Y así fue como aquel tipo que, a simple vista, me había parecido de lo más común y corriente, se convirtió, de repente, en alguien de sumo interés.
Que las mujeres salieran rengueando de su casa solo podía significar una cosa, que les hacía de goma el culo. Mirá que tenés que dejar renga a una mina...
-Hola, ¿vos sos...?- le pregunto cuando lo tengo enfrente.
-El mismo...- responde, mirándome sin disimulo el escote.
Un punto a su favor. Me gusta cuando los hombres se muestran tal cuál son, sin falsas apariencias. No tolero la hipocresía, si te gustan mis pechos, mirámelos, no tengo problema con eso, y menos aún en un contexto como aquel.
-Encantada, soy Mariela, del seguro- me presento -Soy tu asesora-
No se me escapa que al estrecharnos las manos, se queda apretando la mía un poco más de lo necesario, y la verdad es que yo tampoco me apuro en soltársela.
Le explico porqué estoy allí, y le muestro algunos formularios que tiene que firmar para completar el trámite.
-Solo necesito tu firma, de lo demás no te preocupes que yo me ocupo de todo...- le digo.
-¿Ah sí? Eso mismo me dijeron la vez pasada- repone, mirando no muy confiado el manojo de papeles.
-Sí, lo sé, y te debo una disculpa- le digo, tras lo cuál paso a darle una explicación -En ese momento estaba de licencia por maternidad, así que no me pude ocupar personalmente de tu caso, pero te doy mi palabra que ahora no va a pasar lo mismo, es más te voy a conseguir la mejor cotización del mercado-
Me mira de un modo distinto cuando se lo digo, con mayor atención, aunque no sé si sea por lo de la indemnización o por haber sido mamá recientemente, ya saben, a algunos les atraen las gestantes.
-¿Porque no entramos a mi casa y ahí leo y te firmo lo que me pidas?- me sugiere, lo que me recuerda las palabras de la viejita, sobre no entrar a su departamento por más que me insista.
Aunque se trate de un socio, es un absoluto desconocido, por lo que la recomendación era de lo más acertada, pero bueno, no sería la primera ni la última vez que termine metiéndome en la cueva del lobo .
-Sí, claro...- le digo, aceptando la invitación.
Entramos, cruzamos el pasillo, y subimos por una escalera, en todo momento su mirada, invasiva y obscena, recorriendo mi cuerpo. Ni siquiera le importa que me dé cuenta, él sigue mirándome el culo como si fuera un banquete en exposición.
Llegamos a su departamento, en el primer piso, me hace pasar y me invita a tomar asiento.
-¿Que querés tomar? ¿Agua o algo más fuerte?- me ofrece desde la cocina.
-¿Acaso me querés emborrachar?- le pregunto, haciendo en broma un gesto de desconfianza.
-¡Jajaja...!- se ríe -No se me había ocurrido, pero ya que lo decís-
Pasa del mediodía, así que le digo que algo más fuerte está bien. 
Trae una cerveza, dos vasos, y sentándose a mi lado, muy cerca, casi pegado, la abre y la sirve.
-Por haber conocido finalmente a mi Productora de seguros...- dice, levantando el vaso para un brindis -Llegué a creer que no existías, siempre que iba a la oficina me decían que no estabas-
Tras chocar los vasos y beber un sorbo, le digo:
-Como te dije, estuve embarazada...- le vuelvo a explicar, haciendo el gesto de una panza bastante pronunciada -Después con licencia, y creo que ahí fue que pasó lo tuyo, así que fue imposible que me hiciera cargo...-
-¿Y qué tuviste? ¿Nena o nene?- se interesa.
-Una mujercita, Romina...- le digo, mostrándole unas fotos recientes que tengo en el celular.
-Hermosa como la madre...- me halaga.
-Gracias...- asiento, sin poder evitar sonrojarme ante el cumplido.
-Entonces firmando estos papeles ya está todo hecho...- repone, agarrando de nuevo los formularios y leyéndolos.
-Exacto, solo queda cobrar, lo que no demoraría más de una semana- le ratifico.
-¿Segura?-
-Segurísima, te aseguro que lo de la otra vez no te va a volver a pasar, confiá en mí...-
Se queda pensando, parece que va a decir algo, pero se queda callado. Toma un trago de cerveza, lo que aprovecho para decirle:
-Me gustaría que hubiera alguna forma de compensarte por como te fallamos, pero por ahora ésto es todo lo que puedo ofrecerte...-
Agarra la lapicera y ya sin titubeos, estampa su rúbrica en todos los formularios. 
-Ok, confío en vos...- repone, entregándome los papeles.
Los guardo dentro de mi bolso, y mientras me sirve un poco más de cerveza, le digo, como si se me hubiera ocurrido de repente:
-En cuánto a lo del siniestro anterior, lamentablemente ya no se puede hacer nada, pero por mi parte puedo ofrecerte algunos beneficios, algo así como una compensación...-
-¿Y cuáles serían esos beneficios?- me pregunta, sin imaginarse todavía lo que estoy a punto de ofrecerle.
-Bueno, a ver... podría ser descuentos en neumáticos, en servicio mecánico, remolque ilimitado...- le empiezo a enumerar, y tras hacer una pausa para crear el clima adecuado, le agrego, como si se tratase de un beneficio más -Y en carácter personal, solo de parte mía, y si estás de acuerdo, lo que puedo ofrecerte es... un buen polvo...-
Deja la cerveza a un lado y se me queda mirando. Sonríe. Sí, no sé en que grado todavía, pero tiene un alto porcentaje de degeneramiento...
-No me estás jodiendo...- se sorprende. 
De alguna forma sabe que se lo estoy diciendo en serio.
-¿Pensás que estando acá, sola con vos, voy a joder con algo así?- le digo -Eso sí, te aclaro que es solo por hoy, después seguimos teniendo solo una relación comercial, ¿aceptás?-
-Claro que acepto, aunque tengo que advertirte que una vez que me embalo, ya no hay lugar para arrepentimientos...- me dice en tono amenazante.
-Te aseguro que no voy a arrepentirme...- le digo, confiada -
Se termina la cerveza de un trago, se levanta y se desabrocha el pantalón. No hace nada más, solo se suelta el cinturón, dejándome lo demás a mí, a ver qué tan en serio le estoy hablando.
Le bajo el cierre, meto la mano dentro del calzoncillo, y agarrándole la pija, se la aprieto, para sentir esa pulsión que, como una descarga eléctrica, me recorre todo el brazo.
Se la saco, y desplegándola frente a mí, empiezo por los huevos, besándolos, chupándolos, subiendo con la lengua por todo el tronco, saboreando ávidamente el juguito que se derrama desde la punta.
La cabeza parece una frutilla en su punto justo de maduración, roja, jugosa, encendida, hasta me da la sensación de que si se la muerdo apenas fuerte, va a explotarme en la cara. 
Abro la boca y dejo que se hunda hasta lo más profundo de mi garganta. Me sujeta entonces de la cabeza, y entra a deslizarse fluidamente por entre mis labios, arrancándome sonidos ahogados y guturales con cada envión.
Al rato me la saca, y me pasea la verga por toda la cara, untándome las mejillas con una mezcla de semen, saliva y lágrimas.
Quiere volver a metérmela, pero no, ahora yo se la quiero chupar, a mí propio gusto y antojo.
-¡Que rica pija tenés...!- le digo golosa, entre voraces chupadas -Si sabía venía antes...-
Me abro el escote, ese que tanto estuvo espiándome, pelo las gomas, y poniendo la pija entremedio, le hago una turca que se la dejo sacudiendo en el aire, echando chispas.
Con la urgencia propia del momento, me saco la ropa y, recostándome de espaldas en el sillón, le ofrezco mi grieta húmeda, hinchada, palpitante de excitación.
Me separa las piernas, y metiéndose entremedio, arremete con mordidas y lengüetazos.
Me encanta que me chupe así, a lo bestia, sin delicadeza ni sensibilidad alguna, hundiendo la lengua en rincones dónde me hace delirar de placer.
Dejándome la concha al punto casi de hervor, nos levantamos, y con una mano metida entre mis nalgas, me lleva al dormitorio, en dónde nos besamos con mucha lengua y saliva de por medio. 
Nos tiramos desnudos en la cama, y rodando el uno encima del otro, nos seguimos besando, sus dedos metiéndose en esos orificios que ya reclaman su presencia.
Obvio que no me la hace desear mucho. Se pone un forro, se echa encima mío, y... ¡¡¡Ahhhhhhhhhhhh...!!!... ¡¡¡Que delicia...!!!
Cuando me penetra siento que mi carne lo abraza y lo succiona, llevándoselo hasta lo más profundo, grande, hinchado, rebosante...
Se queda quieto un momento, disfrutando las sensaciones que le transmite ese primer avance, y entonces arremete con todo, arrancándome más gritos de placer, haciendo rechinar los resortes de la cama con cada empuje...
ÑIKI ÑIKI ÑIKI ÑIKI ÑIKI ÑIKI ÑIKI ÑIKI ÑIKI ÑIKI...
Me coge con desesperación, besando, mordiendo, pellizcando la parte de mi cuerpo que tenga más cerca.
Ahora sí que está embalado, desbordando calentura, virilidad, testosterona...
Le rodeo el cuerpo con brazos y piernas, disfrutando cada puntazo, sintiendo como se me derrite la concha ante semejante delicia.
-¡¡¡Ahhhhhhhh... Siiiiiiiiiiiii... Cogeme... Dámela toda... Sí... Dale... Más... Más... Ahhhhhhhhh... Que buena pija...!!!- 
Estoy totalmente entregada, húmeda, abierta, prendida fuego, empujando mis caderas hacia adelante, buscando la penetración cada vez que sale o retrocede.
El placer se intensifica, excediendo mis propias expectativas, le había ofrecido un polvo, y yo misma ya me estaba echando unos cuantos.
Justo cuando se hunde en mí y estalla, yo también llego a un nuevo clímax, sumiéndonos ambos en una plácida agonía.
Pese a haber acabado, no sale, se mantiene dentro mío, duro todavía, acusando los cimbronazos del placer.
Tras ese polvo mutuo, compartido, nos quedamos recostados, juntos, mi cabeza apoyada en su hombro, él vapeando mientras yo le acaricio distraídamente la poronga, que aunque en reposo, se mantiene gomosa y a la expectativa. Ninguno de los dos tiene apuro en levantarse y seguir con su día.
-¿Sabés que me recomendaron no entrar a tu casa?- le comento.
-Ya me imagino quién...- repone, en obvia alusión a la viejita -¿Y qué fue lo que te dijo?-
-Que sos un degenerado 

-Que hacés gritar mucho a las mujeres, y que algunas hasta salen rengueando...-
-¡Jajaja...!- se ríe -¿Y aunque te lo advirtió decidiste entrar igual?-
-La verdad es que eso fue lo que me decidió- 
-Voy a tener que darle las gracias, entonces-
-Siempre y cuando sea cierto... Qué salen rengas...-
-Eso vas a tener que comprobarlo por vos misma-
-Por eso estoy acá- le digo, agarrándole fuerte la pija, sintiendo como se le pone dura de nuevo, engrosando aún más su volumen, mucho más que antes, como si la mención a la renguera, lo hubiera sobreexcitado.
Vuelvo a chupársela, escupiéndosela y esparciendo la saliva por todo su aguerrido volumen, lamiendo, mordiendo y hasta oliendo cada pedazo.
-¡Vení, rompeme bien el culo...!- le pido, poniéndome en cuatro y entregándome sin reservas.
Lo primero que hace es meterme los dedos en el culo y explorarme todo por adentro. Obviamente enseguida se da cuenta que lo tengo bastante trajinado, aunque igual sigue con lo suyo, dilatándome el esfínter con esmero y dedicación.
Me gusta culear, pero también me gusta el momento previo, la expectativa del encule, el instante anterior a que te la manden a guardar por el agujero más estrecho, aunque no por ello menos receptivo.
Por supuesto, no tiene que trabajar demasiado, enseguida tengo el ojete abierto y distendido, ansioso por devorarse todo lo que le metan.
Se pone un forro y colocando la punta en el sitio indicado, empieza a empujar, firme y enérgico. Ahora sí, a medida que me la va metiendo, disfruto la apertura, el desgarro, la punzada cada vez más profunda y certera, esa supremacía viril que te doblega y subyuga.
La culeada resulta de cinco estrellas, digna de película porno, de esas que ganan premios por las mejores escenas sexuales. Miren que me han roto el orto, pero lo de ese hombre es puro virtuosismo. Una pija diseñada para encular.
No necesito ni tocarme, puedo sentir como los latigazos de placer se extienden desde mi culito ya devastado, hacia cada rincón de mi cuerpo.
En un momento le pido que pare, que necesito una pausa, pero no me hace caso, me sigue bombeando, duro y parejo... 
PUM PUM PUM PUM PUM PUM... 
...hasta el final, hasta lo más hondo, así que ya no le insisto, dejo que me siga serruchando con ese ímpetu que me aniquila.
No creo que me deje renga, pero voy a estar bostezando por el culo durante un buen rato.
Ya sus jadeos y expresiones preanuncian el inminente final, así que le pido lo que más deseo...
-¿Me vas a dar la leche...?- no es una pregunta, sino un reclamo.
-¡Toda, te la voy a dar toda...!- me asegura.
Sintiendo ya los primeros estertores del orgasmo, me doy la vuelta, le arranco el forro y agarrándole la pija se la sacudo con fuerza. La leche empieza a saltar para todos lados, cayéndome en la cara, las tetas y el resto del cuerpo.
Cuando la eyaculación empieza a mermar de intensidad, me meto la pija en la boca y me trago todo el resto, chupándola y rechupándola, saboreando hasta la última gota de semen.
Me levanto, empapada en guasca, y preguntándole en dónde está el baño, corro a darme una ducha.
Cuando vuelvo, ya bañadita, secándome el pelo con una toalla, Juan está tirado en la cama, exhausto, evidenciando el tremendo gasto físico que le significó la culeada. Levanto la ropa del piso, empiezo a vestirme y acercándome a la cama, le pregunto sugerente.
-¿Y Señor, ha quedado quedado conforme con la compensación...?- 
-¡Muy...!- repone -De lejos la mejor aseguradora en la que haya estado...-
-Me alegra escucharlo...- termino de abrocharme el vestido, e inclinándome le doy un beso.
-Ahora me voy a la Compañía a iniciar tu trámite, en un par de días te llamo para que vayas a buscar tu cheque...- le digo, ya despidiéndome.
Se levanta de un salto, me frena agarrándome de un brazo y ahora me besa él a mí.
-Gracias...- me dice.
-Fue un placer...- le respondo con la más absoluta sinceridad.
Otro beso, ésta vez un poco más largo, y salgo del departamento. 
Bajo la escalera, atravieso el pasillo, y aunque camino de lo más normal, al darme cuenta que la viejita está asomada a su ventana, empiezo a renguear. Pasó frente a ella, le sonrío, y sigo rengueando, para preservar el mito, y ser yo también una más de las que salen rengas de la casa de su vecino...





No me dejó renga, pero...
Sexo anal
putita

17 comentarios - No me dejó renga, pero...

Royito49
Que lindo para cogerte bien el orto y dejartelo bien abierto +10
nukissy3926
🍓Aquí puedes desnudar a cualquier chica y verla desnuda) Por favor, puntúala ➤ https://da.gd/erotys
Ariel_Ramos89
que ganas de tenerte como productora de seguros! lo duro que me dejaste con tu relato 🔥🔥🔥🔥 +10
Elpndjomacho
que buen relato!! excitante, como siempre @maritainfiel no defrauda a los que, como yo, te seguimos desde hace ya mucho tiempo, +10 y siempre esperamos ansiosos tus relatos
Xxjjesusxx
Que bien relato, vos una putita hermosa +1000 si pudiera
gerardoriker
sueño cono conocerte asi en una cama



cuernos
Act25urgente
Yo te cojo ese ogt y como esas tetas hasta que me pidas que pare pero mí leche te la dejo bien adentro
Carufla25
Mi amor, que pedazo de mujer!
Ulilegii77
Largo el relato, pero no me arrepiento de leerlo!!!!
Relatas como la puta madre y coges así también.
Ya mismo me cambio de aseguradora ja ja
Me encantó 😍
Desert-Foxxxx
Nunca vas a dejar sin clientes a tu aseguradora con ese trato personal marita
TAFACHON
Buenísimo, me puso al re palo
Daquga_43
Estás muy bien puesta 😍