LA MADRE DE MI MEJOR AMIGA
Buenas, me llamo Facundo, tengo 32 años y hoy les voy a contar una historia de las más morbosas que me tocó vivir. Realmente creo que cuando uno empieza a entregarse a su naturaleza, a su sexualidad, empieza a atraer lo que uno necesita. Durante mucho tiempo tuve una vida sexual normal, incluso por momentos más bien aburrida, pero a partir de los 25/26 años de a poco empecé a descubrirme, animarme y a vivir situaciones que antes me hubieran parecido simplemente imposibles.
Esta historia es sobre Patricia, la madre de la que fue en un momento mi mejor amiga. Patricia era una mujer robusta, grandota y gordita, no me atraía físicamente pero, como muchos sabemos, el morbo termina ganando, además de que tenía un par de tetas enormes y un culo gigante que también eran apetecibles. Si bien no parecía estar todo parado ni perfecto, convengamos que tenía en ese momento alrededor de 55 años, a mi siempre me gustaron los culos y las tetas grandes. Patricia era una mina que le gustaba escabiar, solía ponerse en pedo en las reuniones y yo la veía bastante seguido, con su hija éramos muy cercanos y por ende más de una vez hacíamos un asado o juntada en la casa de la madre. Patricia también fumaba marihuana, como nosotros y tenía una actitud bastante libre en general. Vale decir que con mi mejor amiga de ese momento, su hija, más de una vez cogíamos, teníamos una relación rara, no del todo convencional. Durante bastante tiempo jamás vi a Patricia con ojos sexuales, quizás porque todavía no había liberado mis morbos, no los había separado de la atracción física. Pero recuerdo cuando todo empezó, la primera vez que la ví con otros ojos. Era una navidad, sería la navidad del 2015 o 2016, mi amiga me invitó a que vaya después de mi reunión familiar para la casa de Pato, su vieja, que iban a estar ahí con su pareja y su hija de 2 años. A eso de la 1.30 de la mañana llegué a la casa de Pato, en Congreso, de más está decir que ya estaba re fumado y medio copeteado. Pato vivía a media cuadra de la avenida Rivadavia, en un edificio lindo, en planta baja. Cuando vino a abrirme y me saludó noté que ya estaba bastante borracha, se pone como más cariñosa, nada que no sea usual en casi todo ser humano. Sí recuerdo que cuando entré ella iba adelante mio y obviamente, como buen hombre pajero que soy, yo le miraba el culo. Como les dije antes nunca me atrajo Pato pero si era cierto que tenía unas tetas y un culo enormes, cálculo que mezlca por ser grandota, un poco gordita y también por la madre naturaleza. En ese momento, creo que por primera vez, la miré distinta a Pato, venía adelante mio y yo mirando su culo, que realmente lo veía enorme, de esos que te dan ganas de perderte ahí, de enterrar tu cabeza en ese ojete, ella estaba media de entre casa pero muy linda, con una calza bastante pegada al cuerpo que si bien no le apretaba sarpado el culo se lo hacia notar mucho. Cuando está por llegar a su puerta para abrir se le cae la llave y se agacha a agarrarla, vale decir que Pato, como su hija, se agacha como doblando la cintura 90 grados y dejando el culo para afuera, realmente no creo que lo haga para provocar, se ve como una costumbre, pero ese día, yo estaba atrás, mirándole el culo, medio escabiado y bastante fumado. Ahí fue el primer desencadenante de todo, de un montón de situaciones divertidas y morbosas que vivimos. Al agacharse se le nota sarpado una tanga blanca, diminuta, totalmente perdida en ese enorme culo, y por si eso fuera poco se le baja un poco el elástico de la calza quedando al descubierto una de las tiritas de esa diminuta bombacha, era un hilito que terminaba en un mini triangulo que desaparecía en ese enorme ojete, una visión devastadora. En ese momento recuerdo las ganas de querer tocarle todo el culo, esa calentura que le gana a la razón y a la personalidad, pero de alguna manera logré contenerme, de lo que no pude escaparme cuando levanté mi mirada fue de Pato mirándome como estaba extasiado con ese culo, se le escapó una leve sonrisa.
Una vez adentro lo usual, porros, cervezas, risas, más porros, más cervezas y más risas. Yo no podía parar de calentarme cuando la miraba y cada vez me importaba menos todo, pase de mirarla disimuladamente a mirarle el culo descaradamente a cada oportunidad que tenía. En un momento la veo en la cocina de espaldas a la heladera preparando una recarga de picada, la cocina es muy angosta así que de querer sacar algo de la heladera se hacía imposible el no tocarse. Envalentonado por mi calentura y la birra me fui para la cocina a “servirme un vaso de coca” y previo un “permiso Pato” pase a meterme entre ella y la heladera y abrirla un poco para agarrar la coca. Vale aclarar que yo ya estaba al palo, claramente, y me paraba y caminaba con el cuidado necesario para que no se note y lo que quiso ser una pequeña apoyada de calentura terminó siendo una terrible apoyada en la que no me cabe duda que sintió mi pija durísima en el medio de su enorme ojete, soltó un pequeño “ufff”. Al ratito estábamos todos ahí charlando y escuchando música, mi amiga estaba medio discutiendo con su pareja y la nena ya medio cansada pidiendo ir a dormir. Yo aprovecho y les digo que voy a salir a fumar un pucho a la puerta tranqui, la idea era no fumar ahí adentro pucho, le pido las llaves a Pato y me dice no deja que voy con vos que yo también estoy necesitando un cigarro, nos agarramos nuestras latitas de birra y salimos para afuera. Íbamos por el segundo pucho charlando de cualquier boludes y riéndonos como dos borrachos que se ríen de todo, yo sentado en la puerta del edifico y ella parada medio apoyada en un auto que estaba ahí estacionado y tenía su lata de birra apoyada en el piso. En un momento se agacha a agarrar la lata de birra, dejando ese culo expuesto como lo tuve antes pero esta vez no apuntándome a mi sino de costado a mi, apuntando hacia la avenida, en eso justo estaba pasando un pendejo bastante cabeza, tendría unos 21 años, no más, y el pendejo con cara de sacado le dice “que culo come trapo que tenes veterana hermosa, está pidiendo carne” y mientras sigue caminando me mira a mí y me dice “perdona pero tu vieja es una puta hermosa”. Yo no pude más que cagarme de la risa pero al mirarla a Pato noté una cara que jamás había visto, era una mezcla de un poco de enojo y muchísima calentura, una cara de trola tremenda, se mordió el labio y siguió al pendejito con la mirada, la muy puta se había calentado, su cara me decía que si yo no estuviera ahí, si no tuviera visita adentro, en el estado en que estaba, lo hacía pasar al pendejo cabeza para que le rompa el orto, así de fácil. Un par de minutos después dijimos de entrar y mientras cerraba la puerta ella seguía balbuceando cosas como “pendejo de mierda”, claramente todavía caliente por lo sucedido, tenía la cara toda roja, se notaba que estaba a full. Yo, también descontrolado por la cara de puta que había puesto y sin pensar demasiado le dije “bueno Pato, es que tenes un culo enorme y con esa tanguita diminuta al pibe se le fue la cabeza”, ella venía entrando adelante mio, da vuelta la cabeza, me mira aún con más cara de perdida que antes y me dice “¿y vos como sabes que uso tanga?”. Sin sonrojarme, ni siquiera pensarlo, le dije “Pato cuando te agachas se te nota la tanga blanca diminuta perdida en el culo”. Claramente yo también ya estaba sacado, no solo no pensaba en lo que decía sino que tampoco en cómo lo decía. Ya sin intentar disimular su calentura me preguntó “¿entonces ya me viste todo el culo?”, a lo que respondí “sí, pero ahora lo quiero ver bien”, mientras que sin dejarle tiempo a reaccionar la semi abracé y le baje la calza en la parte de atrás dejándole ese culo enorme al aire. Ella hizo un falso intento de salirse y me dijo “no seas sarpado”, sin hacer realmente nada para sacarme. Cuando terminó esa frase yo ya le había metido dos dedos en la concha y ella estaba temblando, luego se los di para que los chupe y los lamió hasta limpiarlos de sus propios jugos. A todo esto estábamos a 2 metros de la puerta de su casa, adentro del hall del edificio, y yo le digo que quiero ver ese culo como dios manda, en cuatro patas, me dijo que estaba loco que la podía ver cualquiera ahí y que no era una puta. Yo le dije que no rompa los huevos, que vi la cara con la que miro al pendejo y que se le notaban las ganas que tenía de que se la cojan, le dije “veni para la escalera y ponete en cuatro”. Ella como buena puta sumisa se entregó ante el mandato y se dispuso a ponerse en cuatro patas en el medio de la escalera, cuando estuvo en cuatro patas le pegué una nalgada muy fuerte y le dije “saca más el culo puta”, totalmente fuera de mi. Ella obedeció y se puso en una pose digna de una pendeja, totalmente en cuatro y arqueada sacando ese culo imponente hacia fuera a más no poder. Con todas las ganas le volví a bajar la calza, exponiendo ese ojete en todo su esplendor, era una cosa de otro planeta, el tamaño de ese culo, lo diminuta de la tanga totalmente perdida entre sus nalgas, no pude evitar enterrar mi cara en ese culo y chupárselo todo. Ella entró en un estado de descontrol total y casi al instante me pidió con voz severa “rompeme el culo nene, rómpemelo todo”. Obviamente en menos de 10 segundos se la estaba mandando toda de una en el orto, sin lubricante, sin escupida, sin siquiera un dedo, de una hasta los huevos. El grito que pegó fue hermoso, si no lo escucharon hasta el tercer piso le pega en el palo. La adrenalina que sentía en ese momento simplemente es imposible de poner en palabras, creo que todos los morbosos y morbosas me entenderían, es mucho más que placer sexual, es un éxtasis absoluto, una corriente que te recorre por la espina dorsal, un escalofrió, que libera cosas que no se suelen dejar libres. Totalmente caliente y sacado no tuve interés en siquiera pensar en durar, de hecho tampoco convenía, la adrenalina era de la posibilidad de que su hija salga a buscarnos y encuentre a su madre enculada en la escalera por su mejor amigo, así que no hice más que sacar toda mi calentura y mis más bajos instintos cogiendo ese culo de manera despiadada, mientras más la veía sufrir más me gustaba, obviamente Pato era una puta sumisa hecha y derecha y disfrutaba de lo mismo, mientras más duro la cogía más loca se volvía, no paraba de hablar y decir cosas como “sí, cógeme el culo así”, “más fuerte, rómpemelo todo”, “por dios aunque grite de dolor no pares”. También me enloquecía cuando en un rapto de racionalidad intentaba callar sus gemidos y yo la cogía más fuerte para mostrarle que no podía, que lindo juego descontrolado. Habrán pasado no más de 5 minutos que yo sentía que estaba llegando mi acabada y en vez de preocuparme por durar más la empecé a coger con toda la energía que me quedaba y a último momento le saqué la pija del culo y le dije “trágate todo Pato”. Ella atinó a darse vuelta rápido, con esa hermosa desesperación por tomar la leche que viene de ese estado de putes total, los primeros dos lechazos fueron a su cara, aunque intente apuntar a la boca, un desastre total, al tercero ella misma atinó a meterse la pija en la boca y contener el enchastre, largué varios chorros más, pocas veces acabé tanto en mi vida, se los tragó todos y me chupó la pija un par d minutos más hasta dejarme seco y con la pija reluciente. Ella mamaba como desaforada, con 2 lechazos q le cruzaban la cara y apenas le permitían abrir el ojo derecho, ya olvidada del que dirán, del riesgo de que salga un vecino o su hija y la encuentren en la escalera con la cara llena de leche y limpiándole la pija a un pendejo de la mitad de su edad, simplemente no le importaba nada más que limpiar la leche. Yo seguí pasándole la pija por la cara para juntar la evidencia y ella luego me la chupaba como buena sumisa, no teníamos ni servilletas y había que hacer desaparecer las pruebas, finalmente con los dedos fui sacándole la leche de la cara y ella los fue limpiando.
Entramos a la casa ambos en una nube por lo que recién había pasado, Pato fue directo al baño a lavarse la cara, yo le dije a mi amiga que porque no nos armábamos el último faso, su pareja había ido a dormir a la nena. Una hora después emprendimos el viaje de vuelta, mi amiga y su pareja me llevaban con el auto porque les quedaba de pasada a su casa, a las 7 cuadras me llega un mensaje al whatsapp de Pato diciendo “pendejo esto no puede volver a pasar, estuvo increíble pero yo soy una mujer grande y la mama de tu mejor amiga, no puedo ser tan puta”. Anda a saber porqué le dije a mi amiga que yo me bajaba ahí porque me mensajeó Pablito que estaban con los pibes tomando unas birras y me iba a ir para su casa, que era ahí a unas cuadras, sin darles tiempo a que me ofrezcan llevarme me bajé y encaré de nuevo para lo de Pato, unos minutos después estaba en la puerta y le contesté el mensaje de whatsapp: “justo volví porque me olvidé la latita del porro, estoy afuera”, a los dos minutos salió medio nerviosa diciéndome que no la veía y buscando donde estaban el auto de su hija esperándome, cuando entré con la excusa de buscar la latita le digo “a Sam le dije que me iba a lo de un amigo, ellos se fueron, no perdí la latita del porro, vine porque te quiero coger toda, no me puedo perder una puta como vos Patito”. Primero se hacía la difícil diciéndome que no, que estoy loco, que no sabía lo que le pasó y que ya me había dicho por mensaje que no iba a pasar más, a lo que yo le contesté “yo se lo que te pasó Pato, estás borracha y te sale la puta de adentro, es normal, se notaba que necesitabas una buena cogida, y si ya no va a pasar más yo diría que aprovechemos esta noche en la que te moris de ganas de ser la más puta de todas”. Cinco minutos después yo estaba sentado en el sillón del comedor y ella comiéndome la pija desaforada. Esa noche estuvimos cogiendo hasta las 7 de la mañana, me aburrí de cogerla, al otro día me levanté, me fui a servir un vaso de agua y al volver lo primero que hice fue ponerle la pija en la boca y despertarla, era hora de tomar la leche.
Y así fue el principio de nuestras aventuras, es el día de hoy que cuando estoy necesitando una buena chupada de pija la voy a visitar a Pato, y más allá de muchas veces empezar diciendo que no la juntada siempre termina igual, ella con la cara llena de leche y una sonrisa perversa de oreja a oreja. En otra ocasión les contaré la cantidad de situaciones divertidas y morbosas que viví con Pato, la madre de mi mejor amiga, la veterana más puta que conocí en mi vida.
Buenas, me llamo Facundo, tengo 32 años y hoy les voy a contar una historia de las más morbosas que me tocó vivir. Realmente creo que cuando uno empieza a entregarse a su naturaleza, a su sexualidad, empieza a atraer lo que uno necesita. Durante mucho tiempo tuve una vida sexual normal, incluso por momentos más bien aburrida, pero a partir de los 25/26 años de a poco empecé a descubrirme, animarme y a vivir situaciones que antes me hubieran parecido simplemente imposibles.
Esta historia es sobre Patricia, la madre de la que fue en un momento mi mejor amiga. Patricia era una mujer robusta, grandota y gordita, no me atraía físicamente pero, como muchos sabemos, el morbo termina ganando, además de que tenía un par de tetas enormes y un culo gigante que también eran apetecibles. Si bien no parecía estar todo parado ni perfecto, convengamos que tenía en ese momento alrededor de 55 años, a mi siempre me gustaron los culos y las tetas grandes. Patricia era una mina que le gustaba escabiar, solía ponerse en pedo en las reuniones y yo la veía bastante seguido, con su hija éramos muy cercanos y por ende más de una vez hacíamos un asado o juntada en la casa de la madre. Patricia también fumaba marihuana, como nosotros y tenía una actitud bastante libre en general. Vale decir que con mi mejor amiga de ese momento, su hija, más de una vez cogíamos, teníamos una relación rara, no del todo convencional. Durante bastante tiempo jamás vi a Patricia con ojos sexuales, quizás porque todavía no había liberado mis morbos, no los había separado de la atracción física. Pero recuerdo cuando todo empezó, la primera vez que la ví con otros ojos. Era una navidad, sería la navidad del 2015 o 2016, mi amiga me invitó a que vaya después de mi reunión familiar para la casa de Pato, su vieja, que iban a estar ahí con su pareja y su hija de 2 años. A eso de la 1.30 de la mañana llegué a la casa de Pato, en Congreso, de más está decir que ya estaba re fumado y medio copeteado. Pato vivía a media cuadra de la avenida Rivadavia, en un edificio lindo, en planta baja. Cuando vino a abrirme y me saludó noté que ya estaba bastante borracha, se pone como más cariñosa, nada que no sea usual en casi todo ser humano. Sí recuerdo que cuando entré ella iba adelante mio y obviamente, como buen hombre pajero que soy, yo le miraba el culo. Como les dije antes nunca me atrajo Pato pero si era cierto que tenía unas tetas y un culo enormes, cálculo que mezlca por ser grandota, un poco gordita y también por la madre naturaleza. En ese momento, creo que por primera vez, la miré distinta a Pato, venía adelante mio y yo mirando su culo, que realmente lo veía enorme, de esos que te dan ganas de perderte ahí, de enterrar tu cabeza en ese ojete, ella estaba media de entre casa pero muy linda, con una calza bastante pegada al cuerpo que si bien no le apretaba sarpado el culo se lo hacia notar mucho. Cuando está por llegar a su puerta para abrir se le cae la llave y se agacha a agarrarla, vale decir que Pato, como su hija, se agacha como doblando la cintura 90 grados y dejando el culo para afuera, realmente no creo que lo haga para provocar, se ve como una costumbre, pero ese día, yo estaba atrás, mirándole el culo, medio escabiado y bastante fumado. Ahí fue el primer desencadenante de todo, de un montón de situaciones divertidas y morbosas que vivimos. Al agacharse se le nota sarpado una tanga blanca, diminuta, totalmente perdida en ese enorme culo, y por si eso fuera poco se le baja un poco el elástico de la calza quedando al descubierto una de las tiritas de esa diminuta bombacha, era un hilito que terminaba en un mini triangulo que desaparecía en ese enorme ojete, una visión devastadora. En ese momento recuerdo las ganas de querer tocarle todo el culo, esa calentura que le gana a la razón y a la personalidad, pero de alguna manera logré contenerme, de lo que no pude escaparme cuando levanté mi mirada fue de Pato mirándome como estaba extasiado con ese culo, se le escapó una leve sonrisa.
Una vez adentro lo usual, porros, cervezas, risas, más porros, más cervezas y más risas. Yo no podía parar de calentarme cuando la miraba y cada vez me importaba menos todo, pase de mirarla disimuladamente a mirarle el culo descaradamente a cada oportunidad que tenía. En un momento la veo en la cocina de espaldas a la heladera preparando una recarga de picada, la cocina es muy angosta así que de querer sacar algo de la heladera se hacía imposible el no tocarse. Envalentonado por mi calentura y la birra me fui para la cocina a “servirme un vaso de coca” y previo un “permiso Pato” pase a meterme entre ella y la heladera y abrirla un poco para agarrar la coca. Vale aclarar que yo ya estaba al palo, claramente, y me paraba y caminaba con el cuidado necesario para que no se note y lo que quiso ser una pequeña apoyada de calentura terminó siendo una terrible apoyada en la que no me cabe duda que sintió mi pija durísima en el medio de su enorme ojete, soltó un pequeño “ufff”. Al ratito estábamos todos ahí charlando y escuchando música, mi amiga estaba medio discutiendo con su pareja y la nena ya medio cansada pidiendo ir a dormir. Yo aprovecho y les digo que voy a salir a fumar un pucho a la puerta tranqui, la idea era no fumar ahí adentro pucho, le pido las llaves a Pato y me dice no deja que voy con vos que yo también estoy necesitando un cigarro, nos agarramos nuestras latitas de birra y salimos para afuera. Íbamos por el segundo pucho charlando de cualquier boludes y riéndonos como dos borrachos que se ríen de todo, yo sentado en la puerta del edifico y ella parada medio apoyada en un auto que estaba ahí estacionado y tenía su lata de birra apoyada en el piso. En un momento se agacha a agarrar la lata de birra, dejando ese culo expuesto como lo tuve antes pero esta vez no apuntándome a mi sino de costado a mi, apuntando hacia la avenida, en eso justo estaba pasando un pendejo bastante cabeza, tendría unos 21 años, no más, y el pendejo con cara de sacado le dice “que culo come trapo que tenes veterana hermosa, está pidiendo carne” y mientras sigue caminando me mira a mí y me dice “perdona pero tu vieja es una puta hermosa”. Yo no pude más que cagarme de la risa pero al mirarla a Pato noté una cara que jamás había visto, era una mezcla de un poco de enojo y muchísima calentura, una cara de trola tremenda, se mordió el labio y siguió al pendejito con la mirada, la muy puta se había calentado, su cara me decía que si yo no estuviera ahí, si no tuviera visita adentro, en el estado en que estaba, lo hacía pasar al pendejo cabeza para que le rompa el orto, así de fácil. Un par de minutos después dijimos de entrar y mientras cerraba la puerta ella seguía balbuceando cosas como “pendejo de mierda”, claramente todavía caliente por lo sucedido, tenía la cara toda roja, se notaba que estaba a full. Yo, también descontrolado por la cara de puta que había puesto y sin pensar demasiado le dije “bueno Pato, es que tenes un culo enorme y con esa tanguita diminuta al pibe se le fue la cabeza”, ella venía entrando adelante mio, da vuelta la cabeza, me mira aún con más cara de perdida que antes y me dice “¿y vos como sabes que uso tanga?”. Sin sonrojarme, ni siquiera pensarlo, le dije “Pato cuando te agachas se te nota la tanga blanca diminuta perdida en el culo”. Claramente yo también ya estaba sacado, no solo no pensaba en lo que decía sino que tampoco en cómo lo decía. Ya sin intentar disimular su calentura me preguntó “¿entonces ya me viste todo el culo?”, a lo que respondí “sí, pero ahora lo quiero ver bien”, mientras que sin dejarle tiempo a reaccionar la semi abracé y le baje la calza en la parte de atrás dejándole ese culo enorme al aire. Ella hizo un falso intento de salirse y me dijo “no seas sarpado”, sin hacer realmente nada para sacarme. Cuando terminó esa frase yo ya le había metido dos dedos en la concha y ella estaba temblando, luego se los di para que los chupe y los lamió hasta limpiarlos de sus propios jugos. A todo esto estábamos a 2 metros de la puerta de su casa, adentro del hall del edificio, y yo le digo que quiero ver ese culo como dios manda, en cuatro patas, me dijo que estaba loco que la podía ver cualquiera ahí y que no era una puta. Yo le dije que no rompa los huevos, que vi la cara con la que miro al pendejo y que se le notaban las ganas que tenía de que se la cojan, le dije “veni para la escalera y ponete en cuatro”. Ella como buena puta sumisa se entregó ante el mandato y se dispuso a ponerse en cuatro patas en el medio de la escalera, cuando estuvo en cuatro patas le pegué una nalgada muy fuerte y le dije “saca más el culo puta”, totalmente fuera de mi. Ella obedeció y se puso en una pose digna de una pendeja, totalmente en cuatro y arqueada sacando ese culo imponente hacia fuera a más no poder. Con todas las ganas le volví a bajar la calza, exponiendo ese ojete en todo su esplendor, era una cosa de otro planeta, el tamaño de ese culo, lo diminuta de la tanga totalmente perdida entre sus nalgas, no pude evitar enterrar mi cara en ese culo y chupárselo todo. Ella entró en un estado de descontrol total y casi al instante me pidió con voz severa “rompeme el culo nene, rómpemelo todo”. Obviamente en menos de 10 segundos se la estaba mandando toda de una en el orto, sin lubricante, sin escupida, sin siquiera un dedo, de una hasta los huevos. El grito que pegó fue hermoso, si no lo escucharon hasta el tercer piso le pega en el palo. La adrenalina que sentía en ese momento simplemente es imposible de poner en palabras, creo que todos los morbosos y morbosas me entenderían, es mucho más que placer sexual, es un éxtasis absoluto, una corriente que te recorre por la espina dorsal, un escalofrió, que libera cosas que no se suelen dejar libres. Totalmente caliente y sacado no tuve interés en siquiera pensar en durar, de hecho tampoco convenía, la adrenalina era de la posibilidad de que su hija salga a buscarnos y encuentre a su madre enculada en la escalera por su mejor amigo, así que no hice más que sacar toda mi calentura y mis más bajos instintos cogiendo ese culo de manera despiadada, mientras más la veía sufrir más me gustaba, obviamente Pato era una puta sumisa hecha y derecha y disfrutaba de lo mismo, mientras más duro la cogía más loca se volvía, no paraba de hablar y decir cosas como “sí, cógeme el culo así”, “más fuerte, rómpemelo todo”, “por dios aunque grite de dolor no pares”. También me enloquecía cuando en un rapto de racionalidad intentaba callar sus gemidos y yo la cogía más fuerte para mostrarle que no podía, que lindo juego descontrolado. Habrán pasado no más de 5 minutos que yo sentía que estaba llegando mi acabada y en vez de preocuparme por durar más la empecé a coger con toda la energía que me quedaba y a último momento le saqué la pija del culo y le dije “trágate todo Pato”. Ella atinó a darse vuelta rápido, con esa hermosa desesperación por tomar la leche que viene de ese estado de putes total, los primeros dos lechazos fueron a su cara, aunque intente apuntar a la boca, un desastre total, al tercero ella misma atinó a meterse la pija en la boca y contener el enchastre, largué varios chorros más, pocas veces acabé tanto en mi vida, se los tragó todos y me chupó la pija un par d minutos más hasta dejarme seco y con la pija reluciente. Ella mamaba como desaforada, con 2 lechazos q le cruzaban la cara y apenas le permitían abrir el ojo derecho, ya olvidada del que dirán, del riesgo de que salga un vecino o su hija y la encuentren en la escalera con la cara llena de leche y limpiándole la pija a un pendejo de la mitad de su edad, simplemente no le importaba nada más que limpiar la leche. Yo seguí pasándole la pija por la cara para juntar la evidencia y ella luego me la chupaba como buena sumisa, no teníamos ni servilletas y había que hacer desaparecer las pruebas, finalmente con los dedos fui sacándole la leche de la cara y ella los fue limpiando.
Entramos a la casa ambos en una nube por lo que recién había pasado, Pato fue directo al baño a lavarse la cara, yo le dije a mi amiga que porque no nos armábamos el último faso, su pareja había ido a dormir a la nena. Una hora después emprendimos el viaje de vuelta, mi amiga y su pareja me llevaban con el auto porque les quedaba de pasada a su casa, a las 7 cuadras me llega un mensaje al whatsapp de Pato diciendo “pendejo esto no puede volver a pasar, estuvo increíble pero yo soy una mujer grande y la mama de tu mejor amiga, no puedo ser tan puta”. Anda a saber porqué le dije a mi amiga que yo me bajaba ahí porque me mensajeó Pablito que estaban con los pibes tomando unas birras y me iba a ir para su casa, que era ahí a unas cuadras, sin darles tiempo a que me ofrezcan llevarme me bajé y encaré de nuevo para lo de Pato, unos minutos después estaba en la puerta y le contesté el mensaje de whatsapp: “justo volví porque me olvidé la latita del porro, estoy afuera”, a los dos minutos salió medio nerviosa diciéndome que no la veía y buscando donde estaban el auto de su hija esperándome, cuando entré con la excusa de buscar la latita le digo “a Sam le dije que me iba a lo de un amigo, ellos se fueron, no perdí la latita del porro, vine porque te quiero coger toda, no me puedo perder una puta como vos Patito”. Primero se hacía la difícil diciéndome que no, que estoy loco, que no sabía lo que le pasó y que ya me había dicho por mensaje que no iba a pasar más, a lo que yo le contesté “yo se lo que te pasó Pato, estás borracha y te sale la puta de adentro, es normal, se notaba que necesitabas una buena cogida, y si ya no va a pasar más yo diría que aprovechemos esta noche en la que te moris de ganas de ser la más puta de todas”. Cinco minutos después yo estaba sentado en el sillón del comedor y ella comiéndome la pija desaforada. Esa noche estuvimos cogiendo hasta las 7 de la mañana, me aburrí de cogerla, al otro día me levanté, me fui a servir un vaso de agua y al volver lo primero que hice fue ponerle la pija en la boca y despertarla, era hora de tomar la leche.
Y así fue el principio de nuestras aventuras, es el día de hoy que cuando estoy necesitando una buena chupada de pija la voy a visitar a Pato, y más allá de muchas veces empezar diciendo que no la juntada siempre termina igual, ella con la cara llena de leche y una sonrisa perversa de oreja a oreja. En otra ocasión les contaré la cantidad de situaciones divertidas y morbosas que viví con Pato, la madre de mi mejor amiga, la veterana más puta que conocí en mi vida.
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