Llegué a la zona de la pileta en donde había una barra con comida y varios barman que te atendían con una sonrisa gigantesca.
Caminé por toda la pasarela cuál modelo, intentaba no sentirme intimidada por varias miradas que juzgaban mí bikini dorada. Es verdad que el color no era quizás lo más llamativo y sí la tanga chiquita y alta que tenía, o bueno, siendo sincera con ustedes, los diminutos triángulitos que cubrían mis pezones y poco más. Todos los modelos que llevé eran para gustarle a mí hombre.
En ese momento estaba sola, pero sentía varios ojos encima mío que me acompañaron a lo largo de todo el recorrido.
Manuel, quién se presentó casi al instante, me atendió preguntando qué quería tomar.
"Mojito por favor!" Fué mí respuesta cliché.
"Le gusta el coco?" Me respondió rápido.
"Sí me encanta!!"
Sonrió a mí entusiasmo y se puso a preparar algo.
"Tome señorita, es un mojito de coco"
Uf, qué bueno estaba, por favor. Una delicia.
Casi sin comer nada esperando a Pedro, me tomé casi 4 o 5. Estaba más que alegre tomando sol boca abajo cuando llegó él.
Notó al instante mí estado y se rió. Probó un poco de mí trago que rechazó inmediatamente por ser muy dulce.
"Si yo soy una dulce y te encantooooo" mientras me reía de mí propio chiste.
Al no tener respuesta, me giré y apretando mis tetas le dije "o lo que te encanta es esto????".
Sus ojos y los de la pareja de al lado se fueron a mis pechos, lo noté por el codazo que se ganó el chico de al lado. Bueno... "Chico", Joaquín tenía 36 años, realmente era bastante mayor que yo, rubio, con bastante barba y un físico poco destacable. Flor, era 2 años menor, era morocha, con un flequillo muy prolijo y un cuerpo que no llamaba la atención pero muy cuidado físicamente por unos abdominales bastante marcados que se le apreciaban.
El hecho de mí chiste a Pedro hizo que las risas se crucen por el reto de Flor a Joaquín y mí hombre intentando disimular el momento.
Ahí se presentaron y nos contaron que estaban de luna de miel, se acababan de casar, también eran argentinos y venían de Santa Fe. Después contaron algunas cosas más pero solo me quedé con que ella era runner y por eso ese físico muy marcado.
Charlando con ellos un buen rato, fué alivianando mí estado de ebriedad mientras alternaba con agua. En varias ocasiones noté que ellos no sabían cómo dirigirse a nosotros y nuestra relación. Entonces sentí que debía esclarecer un poco la situación.
"Amor, te puedo pedir otro mojito?" Y le di un beso en la comisura del labio, rozando su bigote.
Ella miró con algo de rechazo mientras que Joaquín se le escapó una leve sonrisa, vaya a saber uno en qué sentido, pero seguramente felicitando a Pedro internamente quién se levantó por mí pedido y preguntó si alguien más quisiera algo por cortesía.
"Yo, pero te acompaño y nos pido dos tragos más!" Respondió Flor rápido y saltó a acompañarlo.
Nos quedamos en silencio por un rato, ahí me di cuenta que nunca existió charla directa entre Joaquín y yo. Para rellenar el momento, decidí aprovechar de ponerme un poco más de protector, ya que el sol pegaba bastante fuerte.
Casi sin pensarlo, me tiré una enorme cantidad de crema en las tetas, la cuál pensaba esparcir después. Sin embargo, apenas hice eso, me dí cuenta de mí acto y miré al flamante esposo casi como con vergüenza. Él estaba embobado y casi no se percató de que lo miraba a través de mis lentes de sol.
No pude resistirme a su lasciva mirada, me pasé la crema muy lentamente por las tetas, metiendo mis manos por abajo de la bikini, masajeando y dejándome los pezones duritos a propósito, solo como un juego infantil.
Seguí con el resto del cuerpo, especialmente el vientre y corría suavecito la tanga para poder ponerme crema en la pelvis, estiraba mí mano hasta que desaparecían mis dedos en el borde de aquella malla.
Terminé el show y con una sonrisa le comenté:
"Cuidado que el sol que está tremendo, vos sos blanquito como yo, querés que te pase un poco en la espalda?"
No le dí tiempo a responder, por su incomodidad al volver del transe, iba a decir que no.
Rápido me tiré crema en las manos y empecé a acariciar su espalda dulcemente.
Veía que encorvaba la pose, pobrecito, intentaba esconder una erección que tenía.
Yo seguí a lo mío, sin mediar palabra, le seguí untando de crema sus hombros y bajando despacio por sus brazos.
"No pierden tiempo ustedes!" Me dijo entre risas Flor. Y agregó "mirá que me acabo de casar che".
Joaquín no llegó a responder nada, yo me puse roja de vergüenza a pesar que ella se notaba lo decía en chiste.
"Ay perdón... Si... Discúlpame" titubié. Ya no era la femme fatal de hace segundos, era otra vez una mocosa de 20 añitos, casi 21.
"Tranquila! Si justo le venía contando a Pedro que estamos en una relación abierta, de hecho me comentó que ustedes también" me sorprendió Flor, no tanto (aunque sí) por su confesión, sino por la información que me acababa de dar sobre MI "relación".
Intenté disimular, Pedro ni se mosqueó e incluso se lo veía cercano a ella.
Joaquín por su parte, actuaba natural pero aún disimulando su bulto expuesto por mis masajes.
"Sos hermosa eh" me sorprendió Flor nuevamente, mientras me acomodó el pelito detrás de la oreja.
"Gracias! Vos también" contesté algo incrédula de la situación.
Flor: "yo creo que podríamos cenar esta noche los 4, no?"
Pedro: "creo que es una buena idea, podemos charlar un poco más cómodos, que seguro con una botella de vino nos entendemos mejor".
Flor: "totalmente!"
Joaquín: "aparte, ya nos vamos en dos días, les podemos dar algunos tips del lugar"
Flor: "Gordo, ellos no quieren hacer turismo, mirá lo preciosa que es ella, tenemos suerte que no estén ahora mismo en la habitación!!"
Joaquín: "bueno, eso es verdad..."
Pedro: "me parece que tenemos un plan entonces"
A partir de ahí, seguimos charlando cualquier cosa. No podía meter bocado, simplemente porque mí cerebro intentaba procesar lo que había sucedido y lo que es peor, lo que parecía que iba a suceder. Creí estar entendiendo mal en todo momento y sabía que Pedro me lo iba a saber aclarar.
Antes de que pase una hora... Quedamos solos, ellos se fueron a su habitación y hacer unas compras antes de irse.
"No entendí muy bien qué onda con ellos..." Dije tímidamente.
Pedro: "cómo? Son pareja abierta los chicos"
Yo: "claro, pero nosotros vamos a estar... con... ellos?"
Pedro: "Flor me parece una chica muy linda, es muy culta y me parece una linda oportunidad"
Yo: "ah..."
Pedro: "algún problema?"
Yo: "no no... Es que... No nada, deja..."
Pedro: "Joaquín te parece feo?"
Yo: "si, la verdad que no me gusta para nada"
Pedro: "bueno, tranquila, no estás obligada a nada, pdoes no participar. Esto es para disfrutar".
Me quedé anonadada. Bastante confundida y algo herida también.
Era la primera vez, que me sentía realmente una puta descartable totalmente para él. Mí primera reacción fue querer irme a la habitación, juntar mis cosas y tomarme el primer vuelo que encuentre.
Al pasar los minutos, reflexionando mirando el mar, entendí que estaba ahí justamente por dejarme llevar, por aceptar a este hombre con sus virtudes y defectos, como cualquier pareja del mundo.
"Vamos?" Interrumpió mí pensamiento.
Afirmé con la cabeza y salimos de la mano por esa pileta que ya quedaba poca gente.
Me duché, me perfumé, elegí el vestido negro largo con un tajo en la pierna enorme, la espalda era descubierta, el escote enorme y lo rematé con unos zapatos plateados. Si iba a tener que entregar a mí macho, iba a hacer que solo piense en mí y lo diosa que estaba. Antes de salir, me recogí el pelo, me pinté los labios de un bordó intenso y ahí recién, fui para la puerta en donde Pedro ya me esperaba.
Sus ojos me recorrieron de arriba a abajo, se mordió el labio inferior y yo caminé para afuera de la habitación como si nada. Ignorando. Seguía algo dolida por la situación.
Una nalgada dura hizo sonar el pasillo e incluso una pareja se dió vuelta por el ruido. Yo fingí no entender tampoco pero mí culito picaba por el cachetazo.
Pedro me miró sonriente, como mostrándome que él mandaba.
Casualmente, en el ascensor nos cruzamos a Joaquín y Flor.
Ella, tenía un vestidito verde de lentejuelas apretado, el corte era recto y muy cortito. Los zapatos del mismo color. Estaba muy linda maquillada, era preciosa de cara y así producida aún más. Joaquín, quizás desentonaba un poco más de los 4, tenía una bermuda y una camisa manga corta, con unos zapatos de tela.
Pedro, que no lo describí, como casi siempre, camisa arremangada en este caso y un pantalón largo de vestir con mocasines.
Nos reímos por encontrarnos de camino al restaurante del hotel, era una coincidencia simpática la verdad. Todos cruzamos miradas con todos, éramos la verdadera comida del otro.
La cena poco para contar, tomamos 4 botellas de vino rosado, una por casa invitado, estábamos en un reservado que Pedro solicitó y ya antes del postre, estábamos con comentarios picantes entre Flor y él.
"Yo todavía tengo espacio para algo más" decía mí hombre mientras miraba los ojos negros de ella que estaban clavados en él.
"La próxima botella es en tu habitación entonces?" Dijo directamente Flor sin perder el tiempo.
Joaquín, por su parte, a nivel conversación estaba bastante afuera también, pero a nivel visual, no sacaba los ojos de encima mío. Sentía que le pertenecía por derecho. Estaba algo asqueada en ese punto pero también me calentaba una parte de mí, entender que debía hacerlo por Pedro llegado al caso.
Nos fuimos de ahí y ya en el ascensor, donde todo empezó esa noche, Flor se tiró a besar al hombre que iba conmigo. No mediaron mayor palabra, se fundieron en un beso pasional contra la pared.
Joaquín y yo mirando nuevamente la escena, viéndolos sacarse las ganas que habían tenido desde la tarde.
El sonido anunciaba que era nuestro piso, bajamos con decoro y entramos a la habitación, Pedro pidió dos botellas de vino, siendo precavido y volvió a su tarea de antes. Sentó esa morocha sobre él en el sillón y se volvieron a cruzar sus lenguas. Joaquín, a centímetros suyos en el mismo sofá, relamiéndose con la escena. Su flamante esposa, mientras agarraba la cara de mí macho, estiraba una de sus manos para atender a su marido. Más bien, para palpar su bulto, que horas atrás había estado excitado por mí.
Me quedé como boba viendo eso cuando algo me despertó, sonaba la puerta, habían llegado las bebidas.
Casi de manera mecánica, abrí agradecí y entré las dos botellas dentro de una hielera y seguí contemplando el espectáculo.
Para cuando volví a mirar, Pedro tenía su camisa desabrochada y el vestido de ella estaba por la cintura, notandose una tanga blanca que ya se notaba húmeda por las caricias de él sobre la tela.
El fuego entre ellos era notorio. Ella se frotaba encima de él mientras le besaba el cuello y los hombros.
Joaquín, a su lado, completamente olvidado por las manos de su esposa, se había desabrochado solo el pantalón y se masturbaba lentamente viendo la escena.
Su pija, era algo chica, o en la media para abajo. Si bien era ancha, no llamaba mucho la atención. Entendía entonces las ganas de ella de realizar ese intercambio.
Lo siguiente, fué Flor yendo de rodillas al piso y quedando de frente a esos dos hombres sentados delante suyo.
Siguió ignorando a su marido, para bajarle el pantalón a mí hombre y liberar su miembro. La diferencia era poca, pero sí tenía mejor tamaño que la de Joaquín. Ella se alegró al tenerlo de frente y se tiró a pasarle la lengua como una profesional.
Ahí, alternó sus lamidas entre los dos hombres del sillón.
Pajeaba a uno, mientras que con su boca le daba placer al otro. Estuvo un buen rato así hasta que se detuvo en seco, me miró y mostrándome la pija de Pedro me dijo dulcemente "me ayudas?".
No pude negarme, esa era mí pija, la que tan loca me ponía. Fui directo a chuparla y quedamos las dos peteando a nuestros hombres. Parecía una competencia para ver a cuál le gustaba más la pija.
Las escupiamos, nos la pasábamos por la cara, nos ahogabamos, nos golpeabamos la lengua con el glande, chupabamos sus bolas, todo con tal de ser la más puta de esa habitación.
Lo que no me esperé, fué que ella invada mí territorio. Tenía los ojos cerrados mientras relamia la cabeza de su pija cuando crucé mí lengua con la de ella.
No quise frenarme sin bien me sorprendió mucho, terminamos una de cada lado pasándole la lengua a su verga y encontrándonos en la puta, casi besándonos sobre ella.
Dije casi, porque así era si bien mí lengua con frecuencia se mezclaba con la de ella. Lo que sí, Flor se encargó de hacerlo más que un casi. Me agarró de la nunca y me comió la boca.
Nunca había besado una mujer, tampoco fantaseado realmente con eso.
No voy a negar que me encantó, la situación de tener dos hombres mirando desnudos también ayudó.
Nos fundimos en un beso que no terminaba, incluso, fuimos juntas al piso de alfombra a seguir franeleando en conjunto. Sus labios eran tan suaves, sus rasgos tan delicados.
Mientras seguíamos con lo nuestro, ella me desvestia y yo copiaba su ejemplo. En minutos, estábamos las dos completamente despojadas de nuestra ropa y rozando nuestras conchitas entre besos y caricias.
No puedo decirles que hacían ellos, realmente estaba en otra galaxia, en mí primera relación lésbica.
Sentí sus dedos entrar en mí conchita y un gemido se liberó de dentro mío.
Ella sonrió y siguió mientras me besaba las tetas.
Era increíble el tacto que tenía conmigo, su forma de acariciar y jugar con mí clítoris.
No podía parar de gemir, hasta que alguien se encargó de eso.
Una pija entró en mí boca, la cual chupé como si no hubiese un mañana. El ritmo lo daba el inmenso placer que me estaba haciendo sentir Florencia.
Ese pedazo de carne era el de su marido, sin abrir los ojos pude notar la diferencia, no me importó, en ese momento yo le pertenecía a su esposa y dejaba que ella haga conmigo lo que quiera.
Lamía como desesperada la verga de Joaquín. En éxtasis total. Incluso, le regalé varias miradas a los ojos mientras jugaba con su glande en mí boquita y me lo pasaba por los labios.
Algunos gritos de placer se ahogaban gracias a sus embestidas cuando empezó a cogerme la boquita desde el piso como estaba.
Sentí la lengua de Florencia entrar en mí conchita y en delirio fue absoluto. Nunca me habían dado sexo oral de esa manera. Yo a su esposo le estaba por chupar hasta el alma de lo caliente que me tenía ella con sus lenguetazos incansables.
Miré la escena como pude, Pedro estaba lamiéndole la conchita a Flor que estaba en 4, con su cabeza metida entre mis piernas y Joaquín cogiendo mí boca con absoluta brusquedad.
Lamentablemente, dejé de sentir su placentera lengua antes de acabarme, ella estaba siendo cogida violentamente en 4 sobre la alfombra por mí macho. La tenía agarrada del pelo, tirando su cabeza para atrás y embistiendo con fuerza.
Joaquín, se acomodó en el sillón, como asumiendo lo que iba a suceder. Si bien no me sentía atraída en lo más mínimo por él, mí conchita era un fuego, estaba a punto de acabarme.
Me subí sobre él y en cuclillas, empecé a saltar encima suyo agarrándome de su cuello y espalda.
Los sentones que le fui dando eran descontrolados. Estaba jadeando, quería una pija urgente y la de él era la que tenía más accesible.
Me lo cogí literalmente, le salté encima poseída, una y otra vez.
"Me acabo pendeja me acabo, por dios pará" me suplicó mientras yo le pedía que no, que aguante.
Me sacó de encima cuando sintió que ya no podía más. Varios chorros de leche caliente fueron a parar a mí pancita, algunas gotas llegaron hasta mis tetas.
No tuve tiempo de limpiarme, ni de ver su cara de satisfacción, fui al lado de Pedro y me puse en 4 al lado de Flor. Necesitaba realmente que me sigan cogiendo.
Por suerte, al ver mí culito entregado ahí, mí macho no pudo aguantar y sacó su pija que tenía clavada a Florencia y me ka hundió en una profunda estocada en mí conchita.
Me taladró como sabe que me gusta, mientras agarraba fuerte mí cola y la abría para cogerme con más vehemencia.
Ella por su parte, no se quedó pasiva. Se agachó abajo mío y relamia mí conchita y su pija en simultáneo. Era una verdadera ninfómana.
Poco pude resistir de esa situación que me llevó al cielo. Empecé a acabar como loca, temblaba y no sentía las manos, me desplomé en el piso.
Pedro, buscó la boquita de Florencia que me hizo el favor de ocuparse de mí macho y tomarse toda la leche que le dió.
Exhaustos, los 4, quedamos tirados en el piso.
La noche siguió, volvimos a coger todos con todos y las dos putas les dimos el culito al hombre de la otra. Las dos terminamos igual, nos fuimos a dormir satisfechas y con la cola llena de leche.
Caminé por toda la pasarela cuál modelo, intentaba no sentirme intimidada por varias miradas que juzgaban mí bikini dorada. Es verdad que el color no era quizás lo más llamativo y sí la tanga chiquita y alta que tenía, o bueno, siendo sincera con ustedes, los diminutos triángulitos que cubrían mis pezones y poco más. Todos los modelos que llevé eran para gustarle a mí hombre.
En ese momento estaba sola, pero sentía varios ojos encima mío que me acompañaron a lo largo de todo el recorrido.
Manuel, quién se presentó casi al instante, me atendió preguntando qué quería tomar.
"Mojito por favor!" Fué mí respuesta cliché.
"Le gusta el coco?" Me respondió rápido.
"Sí me encanta!!"
Sonrió a mí entusiasmo y se puso a preparar algo.
"Tome señorita, es un mojito de coco"
Uf, qué bueno estaba, por favor. Una delicia.
Casi sin comer nada esperando a Pedro, me tomé casi 4 o 5. Estaba más que alegre tomando sol boca abajo cuando llegó él.
Notó al instante mí estado y se rió. Probó un poco de mí trago que rechazó inmediatamente por ser muy dulce.
"Si yo soy una dulce y te encantooooo" mientras me reía de mí propio chiste.
Al no tener respuesta, me giré y apretando mis tetas le dije "o lo que te encanta es esto????".
Sus ojos y los de la pareja de al lado se fueron a mis pechos, lo noté por el codazo que se ganó el chico de al lado. Bueno... "Chico", Joaquín tenía 36 años, realmente era bastante mayor que yo, rubio, con bastante barba y un físico poco destacable. Flor, era 2 años menor, era morocha, con un flequillo muy prolijo y un cuerpo que no llamaba la atención pero muy cuidado físicamente por unos abdominales bastante marcados que se le apreciaban.
El hecho de mí chiste a Pedro hizo que las risas se crucen por el reto de Flor a Joaquín y mí hombre intentando disimular el momento.
Ahí se presentaron y nos contaron que estaban de luna de miel, se acababan de casar, también eran argentinos y venían de Santa Fe. Después contaron algunas cosas más pero solo me quedé con que ella era runner y por eso ese físico muy marcado.
Charlando con ellos un buen rato, fué alivianando mí estado de ebriedad mientras alternaba con agua. En varias ocasiones noté que ellos no sabían cómo dirigirse a nosotros y nuestra relación. Entonces sentí que debía esclarecer un poco la situación.
"Amor, te puedo pedir otro mojito?" Y le di un beso en la comisura del labio, rozando su bigote.
Ella miró con algo de rechazo mientras que Joaquín se le escapó una leve sonrisa, vaya a saber uno en qué sentido, pero seguramente felicitando a Pedro internamente quién se levantó por mí pedido y preguntó si alguien más quisiera algo por cortesía.
"Yo, pero te acompaño y nos pido dos tragos más!" Respondió Flor rápido y saltó a acompañarlo.
Nos quedamos en silencio por un rato, ahí me di cuenta que nunca existió charla directa entre Joaquín y yo. Para rellenar el momento, decidí aprovechar de ponerme un poco más de protector, ya que el sol pegaba bastante fuerte.
Casi sin pensarlo, me tiré una enorme cantidad de crema en las tetas, la cuál pensaba esparcir después. Sin embargo, apenas hice eso, me dí cuenta de mí acto y miré al flamante esposo casi como con vergüenza. Él estaba embobado y casi no se percató de que lo miraba a través de mis lentes de sol.
No pude resistirme a su lasciva mirada, me pasé la crema muy lentamente por las tetas, metiendo mis manos por abajo de la bikini, masajeando y dejándome los pezones duritos a propósito, solo como un juego infantil.
Seguí con el resto del cuerpo, especialmente el vientre y corría suavecito la tanga para poder ponerme crema en la pelvis, estiraba mí mano hasta que desaparecían mis dedos en el borde de aquella malla.
Terminé el show y con una sonrisa le comenté:
"Cuidado que el sol que está tremendo, vos sos blanquito como yo, querés que te pase un poco en la espalda?"
No le dí tiempo a responder, por su incomodidad al volver del transe, iba a decir que no.
Rápido me tiré crema en las manos y empecé a acariciar su espalda dulcemente.
Veía que encorvaba la pose, pobrecito, intentaba esconder una erección que tenía.
Yo seguí a lo mío, sin mediar palabra, le seguí untando de crema sus hombros y bajando despacio por sus brazos.
"No pierden tiempo ustedes!" Me dijo entre risas Flor. Y agregó "mirá que me acabo de casar che".
Joaquín no llegó a responder nada, yo me puse roja de vergüenza a pesar que ella se notaba lo decía en chiste.
"Ay perdón... Si... Discúlpame" titubié. Ya no era la femme fatal de hace segundos, era otra vez una mocosa de 20 añitos, casi 21.
"Tranquila! Si justo le venía contando a Pedro que estamos en una relación abierta, de hecho me comentó que ustedes también" me sorprendió Flor, no tanto (aunque sí) por su confesión, sino por la información que me acababa de dar sobre MI "relación".
Intenté disimular, Pedro ni se mosqueó e incluso se lo veía cercano a ella.
Joaquín por su parte, actuaba natural pero aún disimulando su bulto expuesto por mis masajes.
"Sos hermosa eh" me sorprendió Flor nuevamente, mientras me acomodó el pelito detrás de la oreja.
"Gracias! Vos también" contesté algo incrédula de la situación.
Flor: "yo creo que podríamos cenar esta noche los 4, no?"
Pedro: "creo que es una buena idea, podemos charlar un poco más cómodos, que seguro con una botella de vino nos entendemos mejor".
Flor: "totalmente!"
Joaquín: "aparte, ya nos vamos en dos días, les podemos dar algunos tips del lugar"
Flor: "Gordo, ellos no quieren hacer turismo, mirá lo preciosa que es ella, tenemos suerte que no estén ahora mismo en la habitación!!"
Joaquín: "bueno, eso es verdad..."
Pedro: "me parece que tenemos un plan entonces"
A partir de ahí, seguimos charlando cualquier cosa. No podía meter bocado, simplemente porque mí cerebro intentaba procesar lo que había sucedido y lo que es peor, lo que parecía que iba a suceder. Creí estar entendiendo mal en todo momento y sabía que Pedro me lo iba a saber aclarar.
Antes de que pase una hora... Quedamos solos, ellos se fueron a su habitación y hacer unas compras antes de irse.
"No entendí muy bien qué onda con ellos..." Dije tímidamente.
Pedro: "cómo? Son pareja abierta los chicos"
Yo: "claro, pero nosotros vamos a estar... con... ellos?"
Pedro: "Flor me parece una chica muy linda, es muy culta y me parece una linda oportunidad"
Yo: "ah..."
Pedro: "algún problema?"
Yo: "no no... Es que... No nada, deja..."
Pedro: "Joaquín te parece feo?"
Yo: "si, la verdad que no me gusta para nada"
Pedro: "bueno, tranquila, no estás obligada a nada, pdoes no participar. Esto es para disfrutar".
Me quedé anonadada. Bastante confundida y algo herida también.
Era la primera vez, que me sentía realmente una puta descartable totalmente para él. Mí primera reacción fue querer irme a la habitación, juntar mis cosas y tomarme el primer vuelo que encuentre.
Al pasar los minutos, reflexionando mirando el mar, entendí que estaba ahí justamente por dejarme llevar, por aceptar a este hombre con sus virtudes y defectos, como cualquier pareja del mundo.
"Vamos?" Interrumpió mí pensamiento.
Afirmé con la cabeza y salimos de la mano por esa pileta que ya quedaba poca gente.
Me duché, me perfumé, elegí el vestido negro largo con un tajo en la pierna enorme, la espalda era descubierta, el escote enorme y lo rematé con unos zapatos plateados. Si iba a tener que entregar a mí macho, iba a hacer que solo piense en mí y lo diosa que estaba. Antes de salir, me recogí el pelo, me pinté los labios de un bordó intenso y ahí recién, fui para la puerta en donde Pedro ya me esperaba.
Sus ojos me recorrieron de arriba a abajo, se mordió el labio inferior y yo caminé para afuera de la habitación como si nada. Ignorando. Seguía algo dolida por la situación.
Una nalgada dura hizo sonar el pasillo e incluso una pareja se dió vuelta por el ruido. Yo fingí no entender tampoco pero mí culito picaba por el cachetazo.
Pedro me miró sonriente, como mostrándome que él mandaba.
Casualmente, en el ascensor nos cruzamos a Joaquín y Flor.
Ella, tenía un vestidito verde de lentejuelas apretado, el corte era recto y muy cortito. Los zapatos del mismo color. Estaba muy linda maquillada, era preciosa de cara y así producida aún más. Joaquín, quizás desentonaba un poco más de los 4, tenía una bermuda y una camisa manga corta, con unos zapatos de tela.
Pedro, que no lo describí, como casi siempre, camisa arremangada en este caso y un pantalón largo de vestir con mocasines.
Nos reímos por encontrarnos de camino al restaurante del hotel, era una coincidencia simpática la verdad. Todos cruzamos miradas con todos, éramos la verdadera comida del otro.
La cena poco para contar, tomamos 4 botellas de vino rosado, una por casa invitado, estábamos en un reservado que Pedro solicitó y ya antes del postre, estábamos con comentarios picantes entre Flor y él.
"Yo todavía tengo espacio para algo más" decía mí hombre mientras miraba los ojos negros de ella que estaban clavados en él.
"La próxima botella es en tu habitación entonces?" Dijo directamente Flor sin perder el tiempo.
Joaquín, por su parte, a nivel conversación estaba bastante afuera también, pero a nivel visual, no sacaba los ojos de encima mío. Sentía que le pertenecía por derecho. Estaba algo asqueada en ese punto pero también me calentaba una parte de mí, entender que debía hacerlo por Pedro llegado al caso.
Nos fuimos de ahí y ya en el ascensor, donde todo empezó esa noche, Flor se tiró a besar al hombre que iba conmigo. No mediaron mayor palabra, se fundieron en un beso pasional contra la pared.
Joaquín y yo mirando nuevamente la escena, viéndolos sacarse las ganas que habían tenido desde la tarde.
El sonido anunciaba que era nuestro piso, bajamos con decoro y entramos a la habitación, Pedro pidió dos botellas de vino, siendo precavido y volvió a su tarea de antes. Sentó esa morocha sobre él en el sillón y se volvieron a cruzar sus lenguas. Joaquín, a centímetros suyos en el mismo sofá, relamiéndose con la escena. Su flamante esposa, mientras agarraba la cara de mí macho, estiraba una de sus manos para atender a su marido. Más bien, para palpar su bulto, que horas atrás había estado excitado por mí.
Me quedé como boba viendo eso cuando algo me despertó, sonaba la puerta, habían llegado las bebidas.
Casi de manera mecánica, abrí agradecí y entré las dos botellas dentro de una hielera y seguí contemplando el espectáculo.
Para cuando volví a mirar, Pedro tenía su camisa desabrochada y el vestido de ella estaba por la cintura, notandose una tanga blanca que ya se notaba húmeda por las caricias de él sobre la tela.
El fuego entre ellos era notorio. Ella se frotaba encima de él mientras le besaba el cuello y los hombros.
Joaquín, a su lado, completamente olvidado por las manos de su esposa, se había desabrochado solo el pantalón y se masturbaba lentamente viendo la escena.
Su pija, era algo chica, o en la media para abajo. Si bien era ancha, no llamaba mucho la atención. Entendía entonces las ganas de ella de realizar ese intercambio.
Lo siguiente, fué Flor yendo de rodillas al piso y quedando de frente a esos dos hombres sentados delante suyo.
Siguió ignorando a su marido, para bajarle el pantalón a mí hombre y liberar su miembro. La diferencia era poca, pero sí tenía mejor tamaño que la de Joaquín. Ella se alegró al tenerlo de frente y se tiró a pasarle la lengua como una profesional.
Ahí, alternó sus lamidas entre los dos hombres del sillón.
Pajeaba a uno, mientras que con su boca le daba placer al otro. Estuvo un buen rato así hasta que se detuvo en seco, me miró y mostrándome la pija de Pedro me dijo dulcemente "me ayudas?".
No pude negarme, esa era mí pija, la que tan loca me ponía. Fui directo a chuparla y quedamos las dos peteando a nuestros hombres. Parecía una competencia para ver a cuál le gustaba más la pija.
Las escupiamos, nos la pasábamos por la cara, nos ahogabamos, nos golpeabamos la lengua con el glande, chupabamos sus bolas, todo con tal de ser la más puta de esa habitación.
Lo que no me esperé, fué que ella invada mí territorio. Tenía los ojos cerrados mientras relamia la cabeza de su pija cuando crucé mí lengua con la de ella.
No quise frenarme sin bien me sorprendió mucho, terminamos una de cada lado pasándole la lengua a su verga y encontrándonos en la puta, casi besándonos sobre ella.
Dije casi, porque así era si bien mí lengua con frecuencia se mezclaba con la de ella. Lo que sí, Flor se encargó de hacerlo más que un casi. Me agarró de la nunca y me comió la boca.
Nunca había besado una mujer, tampoco fantaseado realmente con eso.
No voy a negar que me encantó, la situación de tener dos hombres mirando desnudos también ayudó.
Nos fundimos en un beso que no terminaba, incluso, fuimos juntas al piso de alfombra a seguir franeleando en conjunto. Sus labios eran tan suaves, sus rasgos tan delicados.
Mientras seguíamos con lo nuestro, ella me desvestia y yo copiaba su ejemplo. En minutos, estábamos las dos completamente despojadas de nuestra ropa y rozando nuestras conchitas entre besos y caricias.
No puedo decirles que hacían ellos, realmente estaba en otra galaxia, en mí primera relación lésbica.
Sentí sus dedos entrar en mí conchita y un gemido se liberó de dentro mío.
Ella sonrió y siguió mientras me besaba las tetas.
Era increíble el tacto que tenía conmigo, su forma de acariciar y jugar con mí clítoris.
No podía parar de gemir, hasta que alguien se encargó de eso.
Una pija entró en mí boca, la cual chupé como si no hubiese un mañana. El ritmo lo daba el inmenso placer que me estaba haciendo sentir Florencia.
Ese pedazo de carne era el de su marido, sin abrir los ojos pude notar la diferencia, no me importó, en ese momento yo le pertenecía a su esposa y dejaba que ella haga conmigo lo que quiera.
Lamía como desesperada la verga de Joaquín. En éxtasis total. Incluso, le regalé varias miradas a los ojos mientras jugaba con su glande en mí boquita y me lo pasaba por los labios.
Algunos gritos de placer se ahogaban gracias a sus embestidas cuando empezó a cogerme la boquita desde el piso como estaba.
Sentí la lengua de Florencia entrar en mí conchita y en delirio fue absoluto. Nunca me habían dado sexo oral de esa manera. Yo a su esposo le estaba por chupar hasta el alma de lo caliente que me tenía ella con sus lenguetazos incansables.
Miré la escena como pude, Pedro estaba lamiéndole la conchita a Flor que estaba en 4, con su cabeza metida entre mis piernas y Joaquín cogiendo mí boca con absoluta brusquedad.
Lamentablemente, dejé de sentir su placentera lengua antes de acabarme, ella estaba siendo cogida violentamente en 4 sobre la alfombra por mí macho. La tenía agarrada del pelo, tirando su cabeza para atrás y embistiendo con fuerza.
Joaquín, se acomodó en el sillón, como asumiendo lo que iba a suceder. Si bien no me sentía atraída en lo más mínimo por él, mí conchita era un fuego, estaba a punto de acabarme.
Me subí sobre él y en cuclillas, empecé a saltar encima suyo agarrándome de su cuello y espalda.
Los sentones que le fui dando eran descontrolados. Estaba jadeando, quería una pija urgente y la de él era la que tenía más accesible.
Me lo cogí literalmente, le salté encima poseída, una y otra vez.
"Me acabo pendeja me acabo, por dios pará" me suplicó mientras yo le pedía que no, que aguante.
Me sacó de encima cuando sintió que ya no podía más. Varios chorros de leche caliente fueron a parar a mí pancita, algunas gotas llegaron hasta mis tetas.
No tuve tiempo de limpiarme, ni de ver su cara de satisfacción, fui al lado de Pedro y me puse en 4 al lado de Flor. Necesitaba realmente que me sigan cogiendo.
Por suerte, al ver mí culito entregado ahí, mí macho no pudo aguantar y sacó su pija que tenía clavada a Florencia y me ka hundió en una profunda estocada en mí conchita.
Me taladró como sabe que me gusta, mientras agarraba fuerte mí cola y la abría para cogerme con más vehemencia.
Ella por su parte, no se quedó pasiva. Se agachó abajo mío y relamia mí conchita y su pija en simultáneo. Era una verdadera ninfómana.
Poco pude resistir de esa situación que me llevó al cielo. Empecé a acabar como loca, temblaba y no sentía las manos, me desplomé en el piso.
Pedro, buscó la boquita de Florencia que me hizo el favor de ocuparse de mí macho y tomarse toda la leche que le dió.
Exhaustos, los 4, quedamos tirados en el piso.
La noche siguió, volvimos a coger todos con todos y las dos putas les dimos el culito al hombre de la otra. Las dos terminamos igual, nos fuimos a dormir satisfechas y con la cola llena de leche.
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