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La madre de Pedro y el bully 37

Ya había pasado tiempo desde la última vez que Teresa había visto a Marcelo y las cosas en su casa habían cambiado. La bella y tierna esposa y madre Teresa ya no era tan angelical como antes. Pasaba los días siempre de mal humor, enojada con sus hijos por cualquier motivo, siempre discutiendo con su esposo, siempre en plan de batalla con casi todo el mundo como también sus amigos de la iglesia.
Felipe y Pedro estaban muy preocupados por ella porque no tenían idea de la causa de tal cambiamiento. Aunque si primero no se la pasaban tan bien entre marido y mujer, ahora era completamente otra cosa. Teresa estaba tan irritable, a veces asta mala, que Felipe comenzó a temer por su propio matrimonio.
-Teresa, amor mio, tenemos que hablar.
-De que quieres hablar?
-De ti tesoro, tu comportamiento me preocupa, no eres tu en estos tiempos.
-Vete a la mierda Felipe!
-Teresa!
-Que?
-…Los chicos te pueden escuchar.
-Que escuchen entonces. Seguramente no es nada que sus orejas no hayan escuchado antes en sus escuelas. Ya son grandes, no les tengo que tratar mas como bebés.
-No hables así Teresa. A esto me refiero. Desde cuando eres tan, tan…
-Me cansaste Felipe! Eso es el problema. Ya no te soporto con tus continuas críticas hacia mi, al modo en que me visto, al modo en que habló. Por una vez en tu vida has contenta a una mujer y cállate!
Las crueles palabras de su esposa golpearon duras a la frágil hombría de su esposo lo que en esos días ya no era nada nuevo. Hubieron alguna veces en las cuales fue Teresa a comenzar la intimidad en la cama pero terminaban siempre con ella que salía de la habitación enojada. Desde la última vez Teresa ya no le había dejado tocarla.
Por su parte Pedro también estaba preocupado por su madre pero afortunadamente para él, todo el resto de su vida iba muy bien. Todos los días iba a la escuela, todos los días regresaba a casa sin golpes y con tranquilidad. Marcelo y su banda ya no estaban más y por lo que escuchó de algunos de los compañeros de escuela estaban todavía en la cárcel. Las pruebas de la recita iban muy bien, le dieron de nuevo su parte y ahora él podía pasar tiempo con la bella Ana; era todo por el echo que eran los protagonistas de la recita pero para él chico era más que suficiente.
El tiempo de la recita había llegado pero por desgracia no toda su familia podía estar ahí. Jonás tenía la escuela y su padre fue llamado improvisamente por un viaje de trabajo muy urgente. Felipe intentó sacarse de ese obligó pero su jefe le dejó muy claro que no era una opción así que tuvo que disculparse con su hijo por no poder venir. La consolación para el chico era que su madre había prometido filmar todo para después hacerle ver a su padre.
Pedro estaba nervioso, ver desde detrás de la cortina toda esa gente que llenaba los asientos le causó un momento de pánico. Pero lo más preocupante era que una silla, la cual estaba reservada a su mamá estaba vacía.
-Escogiste un buen lugar.
-Oh…No me esperaba de verte aquí.
-Ocasiones como estas no se pueden desperdiciar.
Teresa miraba a los ojos a Marcelo sabiendo muy bien lo que quería.
-Eres terrible.
-Lo se. Pero eso a ti te gusta.
En la oscuridad de las últimas filas de asientos, la madre de Pedro y su bully se daban un beso justo delante de donde estaba el ignaro Pedro. La obra había empezado, la gente estaba toda en sus asientos y los actores entraban en la escena. La mano de Marcelo bajó asta los muslos de Teresa levantando su vestido y insinuándose entre sus piernas.
-Aajj
Gime Teresa.
-Mira nomas como estas mojada puta. Tanto te faltó mi verga?
-No tienes idea.
Al decir eso la mujer comienza nuevamente a besarlo, ahí sentada detrás de los padres que asistían a la recita. Su mano se apoyó sobre la protuberancia en los pantalones de su amante apretándola y masajeándola mientras él metía sus dedos en su vagina mojada.
La madre de Pedro y el bully 37
La obra seguía yendo adelante y Pedro en el escenario recitaba su parte botando un ojo hacia la platea en busca de su mamá. Teresa estaba completamente en el momento gozando del bully que tanto había extrañado.
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El pobre chico cada vez estaba más y más preocupado al ver ese asiento vacío en las filas de adelante, el puesto reservado a la mujer para él más importante en el mundo. Ana entra en la escena y es lo que logra distraer al chico regresando su concentración de primero.
-Porque paraste?
Dice Teresa afanada al sentir los dedos del bully salir de su conchita.
-Demuéstrale cuanto la quieres.
La mujer se dio vuelta por la primera vez hacía el escenario y vio la cara de su hijo. Se podía ver que Pedro estaba contento de estar ahí, era un momento muy especial para él, un momento al cual ella había prometido de no perderse.
Teresa desabotona el pantalón y libera su miembro erecto que como soldado sale afuera recto y parado listo para la acción. La mamá de Pedro nunca se cansaba de verlo en toda su gloria y ahora que había pasado tiempo desde la última vez el efecto era todavía mayor.
-Adelante.
Dice el bully y Teresa acerca su mano a su tentación y comienza a recorrerla por toda su grandeza. En esa ocasión estaba completamente prendida y enfocada en lo que hacía que podía sentir con cada fibra de su piel asta las venas de la verga, las cuales provocaban unas placenteras protuberancias que frotaban asta el anillo del dedo de Teresa. “Que suerte que Felipe no está aquí” pensó la mujer.
Los pensamientos de Pedro regresaron a su madre ya que la parte mas central y importante para él estaba para llegar. El chico miraba continuamente al asiento vacío donde tenía que estar ella pero nada. Fue solo después que le vino a la mente de buscarla más atrás, en los lugares que normalmente se quedaban vacíos.
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Teresa escupió en la palma de su mano y nuevamente volvió a masturbar al bully de se hijo, esta vez con más energía. Marcelo estaba satisfecho con el cumplimiento de su plan pero todavía faltaba algo y en ese momento se dio cuenta que Pedro estaba ahí, en medio de la escena viendo en su dirección.
-Tienes hambre perra?
-Si, mucha hambre.
-Entonces sírvete.
Pedro estaba en las escaleras apoyadas al balcón de Julieta. Recitaba su parte pero se veía que estaba distraído lo que suscitó susurros y movimientos entre el público. Es ahí que los vio, justo en el momento del beso. Vio a su madre al lado de Marcelo que no tenía que estar ahí. Él lo miraba y el bully le devolvía la mirada. Si bien estecen lejos, los más lejos de todos y en la casi total oscuridad, el chico se dio cuenta de que había movimiento. Como si su madre estese agitando algo.
-Psss. Pedro. Pedro!
-Eh?
-El beso, es ahora, el beso.
Dice Ana irritada por el comportamiento de su Romeo.
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En ese momento Pedro juraría de haber visto la sonrisa de Marcelo justo antes de que pusiera su mano sobre la cabeza de su madre y la empujara abajo entre sus piernas. Pedro vio en horror la cabeza de su mamá desaparecer tras los asientos lo que causó un mal movimiento que le hizo perder el equilibrio.
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Primero que el chico se diera cuenta de lo que pasaba se encontró cayendo de las escalares.
Una gran bulla venía de los preocupados espectadores que vieron al pobre chico estrellarse al suelo como sacó de papas. El profesor de recitación ordenó de inmediato que se bajara la gran cortina roja y así fue. Profesor y compañeros actores se juntaron preocupados al rededor del chico viendo como ganaba nuevamente conocimiento.
Mientras el profesor estaba decidiendo si llamar la ambulancia o no, Teresa seguía entre las piernas del bully llenándose la garganta con su miembro.
GLACK, GLACK, GLACK
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El ruido de la traición de Teresa era cubierto por las voces y las charlas preocupados de la gente de adelante.
-Alguien lo conoce?
Dice uno de los señores en la fila de adelante.
-Donde están sus padres?
Pide una señora cerca de él. Teresa había entendido lo que había pasado pero no le importaba, en ese momento la cosa más importante para ella era complacer al bully de su hijo.
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TRES SEMANAS PRIMERO DE LA RECITA…
Teresa se preparaba para ir al gimnasio ya que tenia que encontrar una manera de esfogar toda esa calentura acumulada así que talvez entrenarse asta el cansancio podía ayudarla. Todo ese tiempo sin Marcelo la volvieron en un montón de nervios descubiertos listos a atacar apenas eran tocados. La mujer se había comprado uno de esos juguetes vibrantes para lograr tener un buen orgasmo pero todavía no era suficiente, le falta algo, quería más, esa sensación de carne dentro de ella no podía ser sustituida por un banal juguete. La desesperación la llevó asta intentar un par de noches con su esposo pero nada. Felipe se reveló aún más decepcionante de lo que ella pensaba, aunque tuvieron sus expectativas bajas. El simple echo de ser tocada por él le hizo sentir aún más la falta de su verdadero macho.
Un pajarito le había contado que en realidad el bully no estaba en la cárcel. Al parecer los miembros de su banda fueron arrestados mientras él fue dejado libre ya que todos los miembros de su banda afirmaron que no lo conocían y que él era un simple pasante, que no estaba metido en nada de la cuestión de drogas. Eso es lo que contaba Teresa a Claudia mientras la amiga la escuchaba más por calentura que interés. La compañía de la chica la ayudó a distraerse de su solitaria existencia de madre y esposa.
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-Dime Teresa, que haces después de entrenar?
-Tendría que regresar a casa pero sinceramente no me dan las ganas.
-Porque no vienes a mi casa, así seguimos charlando un poco más.
Teresa fue al apartamento de Claudia en una zona muy cerca a su universidad.
-Que bonito apartamento Claudia.
-Gracias, si es muy bonito y sobretodo es muy cerca de mi universidad.
-Perdona la pregunta pero ser camarera paga así bien?
-Jajaja, no amiga, no.
-Entonces como…
-El dueño y yo tenemos… un acuerdo.
Teresa había entendido que quería decir. Siendo amiga de Claudia a veces se olvidaba que era tan joven, coetáneos con su hijo. No le parecía hablar con una chiquita ingenua como se esperaría de una de su edad, al contrario, su comportamiento estaba más cerca al de una mujer vivida como le hizo entender su confesión.
Las dos amigas tomaban un tè en la sala. Era uno de esos tés particulares de unos negocios especializados que ella nunca compraba prefiriendo las cosas más tradicionales del supermercado. Por lo que sabía Teresa a algunos jóvenes les gustaba ese tipo de cosas.
-No se que hacer Claudia. Me parece de estarme volviendo loca. Nunca creí que podía estar en una situación símil.
Llora Teresa esfogándose.
-Entiendo amiga, entiendo. No estas loca.
-Soy una persona terrible verdad? Lo soy, lo soy.
-Claro que no. No digas eso.
-Entonces que soy? Soy una buena esposa? Una buena…madre?
-Dime una cosa Teresa, pero tienes que ser honesta.
-Ok
-Tu amas a tu esposo?
-Si! Lo amo. Es magnífico, es dulce, premuroso, responsable, siempre puedo confiar en él pero…a veces…desde Marcelo, desde Marcelo ahora lo veo como…un hombre…poco…menos…
-Menos hombre?
Teresa no quería decirlo pero Claudia leyó su mente.
-Si. Ya no lo veo como “hombre” en ese sentido.
-Ok, ahora si que estábamos hablando claro. Tu esposo es un buen hombre pero no es suficientemente hombre, menos hombre que Marcelo.
-Mucho menos.
-Tu quieres a tu esposo y quieres a Marcelo por diferentes motivos. Tu mente y tu cuerpo quieren cosas diferentes. Así que amiga mía, llegamos a lo que te dije antes, tienes que decidir lo que es más importante para ti, que es lo que no puedes perder, a lo que no puedes renunciar.
-No se Claudia, no sé.
-Creo que tu ya lo sabes amiga, lo sabes pero no puedes aceptarlo.
-…No es justo. No es justo para él, para ellos.
-No se trata de justo o equivocado Teresa, se trata de la verdad.
-Como lo hago? No se como acercarme, no se…
Claudia se acerca a su oreja y le susurra una palabras a Teresa.
-Claudia! Estas segura? Yo? Tu? Yo nunca…con él…
Primero que Teresa termine de hablar Claudia unió su labio a los suyos y comenzó un lento y sensual beso. La mujer estaba congelada, como de piedra pero eso no paró a Claudia que siguió con el beso. Teresa inicialmente pensó en que hacer, en cómo comportarse. Tenía que informar a Claudia que no podía suceder nada entre ellas, su vida era ya suficientemente complicada pero ahí es cuando las cosas cambiaron. Talvez por un particular movimiento de labios, talvez por la mano de la chica que recorría sensualmente su cintura pero sin darse cuenta Teresa se encontró perdida en ese beso dejando de pensar en el después.
La madre de Pedro y el bully 37
Las lenguas de las dos se unieron y sus cuerpos se acercaron más y más. Teresa nuevamente se había excitado. Claudia era lo que necesitaba en ese momento: una amiga, una distracción, un nuevo orgasmo.
Claudia ya se había quitado su ropa y tomando el control de la situación quitaban también la de Teresa. Todo era nuevo para la mujer pero no lo era para la chica. En poco tiempo las dos se quedaron desnudas en la sala de Claudia mientras está última ponía una mano sobre el pecho de su amiga empujándola atrás para que se eche, todo eso sin interrumpir el beso.
Teresa se perdió en la calentura del momento dejándose guiar por la experta Claudia. Sus pechos se apretaba el sobre el otro con los de la chica encima mientras la otra mano de Claudia recorría el vientre de la madre de Pedro para abajo. Los dedos de la chica llegaron en medio de sus piernas y comenzaron a entrar y salir con habilidad y determinación. No eran grandes como los de Marcelo pero eran seguramente más expertos de los de ella cuando se daba placer sola. Claudia había ya echo esto primero.
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-Aajj
Teresa dejó salir su gemido, Claudia lo había escuchado y había aumentado la velocidad de sus dedos. Teresa ahora gemía más fuerte y más seguido mientras Claudia manoseaba los grandes senos de sí amiga trabajando sus pezones.
De repente se paró. La mujer abrió sus ojos para ver al bellísima cuerpo de su joven amiga estando delante de ella. Claudia la miró a los ojos y puso sus dedos en su boca saboreando los humores de la madre de Pedro.
-Deliciosa.
La descarades de Claudia era algo que Teresa no se esperaba pero no le molestaba tampoco.
-Ven conmigo.
Teresa obedece y se deja guiar al cuarto de su amiga. Mientras caminaba detrás de ella pudo observar bien su cuerpo mejor. Era más delgado del suyo, con bellas formas, más atlética, más juveniles. Eso le dio un poco de celos si bien Teresa tuviera el cuerpo de una diosa.
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Claudia la hizo echar en su cama abriendo sus piernas a la tímida mujer. Lo primero que Teresa pensó cuando vio la cara de la chica desaparecer entre sus piernas fue a que fuese muy joven, podía ser su hijo, de echo tenía casi la misma edad de su Pedro. Eso la excitó aún más.
La joven hábilmente comía la conchita mojada de la casada mientras ella se agarraba de sus frazadas y gemía de placer. Claudia era muy, muuuy habil, así tanto que después de pocos minutos logró hacerla correr.
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Las dos se quedaron juntas asta el anochecer mojadas en el sudor de sus placeres. Intercambiaron varias posiciones, todas nuevas para Teresa y después de un par de orgasmos durmieron juntas en la cama, abrazadas.
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-Tengo que ir. Se hizo tarde.
-Nos vemos amiga. Recuerda lo que te dije. Y si todavía tienes dudas puedes venirme a visitar para que te las haga olvidar otra vez.
Primero de salir Teresa se quedó a ver un rato el cuerpo desnudo de Claudia que ya se había dormido.
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Teresa nunca lo había creído posible pero ahora se encontraba atraída por el cuerpo de las mujeres, en especial de esa chica.
DOS SEMANAS PRIMERO DE LA RECITA…
Teresa estaba en su auto en camino para la casa de su amiga. Después de esa vez se vieron otra vez más por elección de Teresa, quería experimentar nuevamente esa sensación aunque seguía sintiendo la falta de su macho. Era triste pensarlo pero la madre de Pedro realizó que asta estar en la cama con su amiga era más emocionante que una vida con su esposo. La conciencia de eso la alejó aún más de su familia.
-Veo que te tomaste tu tiempo Clau.
-Pero valió la pena no crees?
-Si, valió la pena.
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Claudia le había echo esperar algunos minutos abajo de su casa porque se estaba alistando para esa noche especial.
-Estas segura que quieres hacerlo?
-No te preocupes, no es mi primera vez Teresita, se como comportarme.
El auto se paró y Teresa tocó a la puerta mientras Claudia estaba detrás de ella ajustándose su ropa para lucir lo mejor posible.
-Que diablos estas haciendo aquí?
Pregunta Marcelo.
-Tengo que decirte algo.
Continúa…

3 comentarios - La madre de Pedro y el bully 37

Pibe_Alzado_32 +2
Me encanta que a Teresa no le importe en lo más minimo su hijo y prefiera la pija de Marcelo!!!!
luisferloco
teniendo en cuenta que para tus seguidores, Teresa es Angela White, sería bueno que cuando ponés fotos o imágenes de Teresa, uses a esa misma actriz. El resto, va todo bien
alejandro6691
hola sigue esta historia cada vez mejor , cuantos hilos y personas que siguen pendientes de su capito intecactuando con teresa y por que no con marcelo tambien . Ymuy bieen relatada , con continuidad . exelente