Llevaba unos pantalones azules cortos por donde termina el muslo, una blusa blanca con breteles dejaba al descubierto buena parte de su espalda. Lavaba unos pocos trastes que habían quedado del almuerzo.
-Y que hiciste vos?
-Yo tranqui. Estuve haciendo ejercicio a la mañana temprano, después hice unas compras y se me hizo el mediodía.
-Rico me cocinaste…
-Me gusta cocinar para vos.
El pelo recogido sobre la nuca, dejaba al descubierto parte de la espalda. El cuello se le notaba algo transpirado. Sin recapacitar, él se detenía en el vaivén de la carne de sus glúteos y sus piernas entre tanto fregoneo.
Restregó el trapo y cerró la canilla.
-Una siestita o tenés que estudiar?
Él sonrió.
-Siempre tengo que estudiar.
-Entonces estudiá.
-Dale, te acompaño quince minutos.
-No. Porque después no estudias. Y te quedás dormido cuando se hace la hora que yo me levanto.
-Porfa.
-Culpa mia que te digo…
-Porfis.
-Cucharita tapados y en media hora te levantás.
Ella estuvo un tiempo en el baño. El desatendió la cama, se sacó los pantalones y se dejó caer de espaldas sobre la sábanas. Llevaba un boxer blanco del tipo elastizado y una musculosa amarilla. Escuchó tirar la cadena y abrirse el grifo del lavamanos. Se tapó con las sábanas.
-Ah, bueno… en el medio de la cama. ¿No me hacés un lugar?
Sonrió y se destapó.
-Así desabrigado vas a dormir.
-Mejor me tapo.
-Vamos a hacer noni.
-Mala.
-Ahora soy una mamá mala- dijo socarrona.
-Así con ese shorts vas a dormir?
-Qué tiene?
-Me encanta, también me gusta que duermas en bombacha.
-No porque sino ya sabes que pasa.
-Qué pasa
-Te ponés así bebé.
Se le notaba la verga dura y gruesa. Fingiendo vergüenza se puso de costado.
-Vení.
-Bueno nene.
Se acostó junto a él, ofreciéndole a la vista su espalda de pecas y un bretel algo caído, los músculos de los homoplatos trazando líneas suaves y definidas. Si culo ancho y carnoso apretaba de manera ridícula la tela del shorts.
Te quiero en bombacha mami
Mira si serás
Porfi.
Llevó su mano a la cintura y se bajó el shorts con esfuerzo. Tenía una bombacha de encaje, amplia, que le cubría la parte superior de las nalgas, dejando sueltos los cachetes, abultados, blancos y redondos.
-Abrazame.
Llevó sus nalgas hacia atrás, que se apoyaron frías, y amplias en el abdomen de Joaquín. Entre ellas buscó lugar su tronco grueso y duro. Ella busco su brazo derecho, y lo envolvió entre los suyos, llevándole la mano a sus tetas para dejarla reposando allí. Tenía los pezones erguidos. Respiraba de manera profunda y tranquila.
-Mirá si serás bebé…
-Qué lindo mami.
Empezó a contraer los músculos de las nalgas, de modo de frotar la verga a medida que la hacia entrar de a poco entre sus dos cachetes. El presemen de Joaquín había manchado ya buena parte del boxer y se traspasaba hacia su piel.
-Ya estás mojadito mi amor.
-Me puedo bajar el calzoncillo mami?
- No tenemos mucho tiempo.
-No me digas que viene papi- se separo par sacarse los boxer.
-No sé puede venir.
Joaquín pasó la palma abierta sobre la nalga derecha, para abrirla un tanto. Posicionó su verga desnuda y dejó caer la nalga de manera pesada. La piel del culo de Ana sobre su tronco caliente se le antojo fría, suave.
-Bebé. Está muy gorda.
Ella soltó un suspiro, que disimuló con un bostezo y una actitud re relajo.
-Me la apretás con la cola?
Ana sentía el latir de la verga oprimida entre sus dos cachetes. Con un suave vaivén subía y bajaba la piel de su escroto, asunto que era favorecido por la ominosa cantidad de presemen que emitía el chico.
-Me mojas la bombachita nene- le regañó con gracias y dulzura, al tiempo que contrajo con fuerza los glúteos aprisionando el glande de Joaquín, de modo que se hinchó y llenó sangre. Ahora, a pesar de que Ana lo masturbaba con mayor intensidad, el prepucio no podía cubrir la cabeza. Toda su verga resbalaba entre las nalgas, ayudada por las profusas emisiones de presemen por parte de Joaquín.
Cuando sintió que eyaculaba, apoyó su cuerpo contra la espalda de Ana, haciendo que ella se apoye algo más de panza en la cama. Miró fijo sus pecas, su cabellera rojiza. Soltó cinco chorros largos de leche, que le bañaron el cuello, las costillas y la hendidura de la columna a la altura de la cintura. Sobre la bombacha despidió un intenso goteo de esperma espeso.
A pesar de que el chico pareció desfallecer, ella continuó moviendo su culo de manera involuntaria. Por sobre la tela de la bombacha, de su culo a su concha, sintió bajar un grueso gotón de semen que se mezcló con su flujo. Mientras tanto, la verga de Julián iba perdiendo solidez entre sus nalgas inundadas de una mezcolanza de semen y flujos personales.
Sentía su respiración cálida y relajada en su cuello. Estiró un brazo por detrás de su cuerpo y guió su mano hasta encontrar sus testículos. De ahí lo subió para pasar un dedo sobre el glande y jugar con los restos viscosos de semen. Cuando el pene de Joaquín se durmió casi por completo, introdujo suavemente el dedo índice por el prepucio para hacer pequeños círculos en la cabeza aún empapada en semen.
-Tenés que estudiar bebé.
No obtuvo respuesta, y abrió su mano para rodear su verga con la palma de la mano para empezar a masturbarlo. No tardó en tomar rigidez y temperatura. El prepucio subía y bajaba con facilidad, hasta que la sangre volvió a hinchar la cabeza.
-Que lindo mi bebé..- retiró la mano del miembro para correrse la bombacha.
Después, agarrando la verga por su base la metió entre sus piernas, respingó el culo ofreciendo su la vulva vuelta hacia afuera.
La primera embestida fue profunda y produjo un sonido flatulento. Las paredes vaginales se estiraron hasta hacerla sentir excesivamente completa, y cuando su culo llegó a aplastarse contra la pelvis de él, creyó que el glande le estaba empujando el útero de manera insistente. A medida que se prolongó un suave pero constante vaivén de su vulva, los huevos de Joaquín comenzaron a bañarse en un flujo blancuzco.
Ana supo que no iba a demorar en explotar en un orgasmo. Pero sonó su celular.
-Bebote.
-Que mami
-Vuelve Mario
-Un poquito más.
-Mami acaba bebé. Méteme la pija más adentro.
La presión sobre el glande y las contracciones de la vagina, el desarrollo del orgasmo de Ana, adelantaron una nueva eyaculación de Joaquín.
-Si. Mi amor. Llename de leche
Ella temblaba mientras recibía una descarga fuerte en lo hondo de sus entrañas. En el momento preciso del orgasmo solo fue consiente del sonido acuoso de la verga percutiendo en su culo y su vulva.
Quedaron 10 minutos en silencio, exhaustos.
II
Apenas llegó a ponerse el short y acomodarse la blusa cuando escuchó abrirse el portón. Tuvo que sacar a Joaquín a los empujones de la habitación.
-Andá a dormir a la pieza que vino Mario, dale.
Se levantó perezosamente, despreocupado.
-Pero dale, ponete los calzoncillos.
Los buscó a su alrededor, parecía haber olvidado que no los llevaba puestos.
-Dale. Levanta la pierna.
Ana le mostró los boxers y se inclinó para ponerselos.
-Andate ya, y cerrá la puerta.
Después estiró las sábanas, se acomodó la blusa y se peino frente al espejo. Echó perfume sobre la cama y fue a la mesada de la cocina para guardar la vajilla en los cajones.
Se abrió la puerta de entrada.
-Hola. Que hacés?
-Hola. Que calor.
-Decimelo a mi, me cociné afuera.
-Metete a la pileta
-En un rato. Dónde está Joaquín?
-Se puso a estudiar y se quedó dormido.
-Así no va a llegar a nada.
-Estuvo estudiando a la mañana.
-Parecés la madre justificandolo siempre.
CONTINÚA ...
SI TE GUSTÓ CHARLEMOS
-Y que hiciste vos?
-Yo tranqui. Estuve haciendo ejercicio a la mañana temprano, después hice unas compras y se me hizo el mediodía.
-Rico me cocinaste…
-Me gusta cocinar para vos.
El pelo recogido sobre la nuca, dejaba al descubierto parte de la espalda. El cuello se le notaba algo transpirado. Sin recapacitar, él se detenía en el vaivén de la carne de sus glúteos y sus piernas entre tanto fregoneo.
Restregó el trapo y cerró la canilla.
-Una siestita o tenés que estudiar?
Él sonrió.
-Siempre tengo que estudiar.
-Entonces estudiá.
-Dale, te acompaño quince minutos.
-No. Porque después no estudias. Y te quedás dormido cuando se hace la hora que yo me levanto.
-Porfa.
-Culpa mia que te digo…
-Porfis.
-Cucharita tapados y en media hora te levantás.
Ella estuvo un tiempo en el baño. El desatendió la cama, se sacó los pantalones y se dejó caer de espaldas sobre la sábanas. Llevaba un boxer blanco del tipo elastizado y una musculosa amarilla. Escuchó tirar la cadena y abrirse el grifo del lavamanos. Se tapó con las sábanas.
-Ah, bueno… en el medio de la cama. ¿No me hacés un lugar?
Sonrió y se destapó.
-Así desabrigado vas a dormir.
-Mejor me tapo.
-Vamos a hacer noni.
-Mala.
-Ahora soy una mamá mala- dijo socarrona.
-Así con ese shorts vas a dormir?
-Qué tiene?
-Me encanta, también me gusta que duermas en bombacha.
-No porque sino ya sabes que pasa.
-Qué pasa
-Te ponés así bebé.
Se le notaba la verga dura y gruesa. Fingiendo vergüenza se puso de costado.
-Vení.
-Bueno nene.
Se acostó junto a él, ofreciéndole a la vista su espalda de pecas y un bretel algo caído, los músculos de los homoplatos trazando líneas suaves y definidas. Si culo ancho y carnoso apretaba de manera ridícula la tela del shorts.
Te quiero en bombacha mami
Mira si serás
Porfi.
Llevó su mano a la cintura y se bajó el shorts con esfuerzo. Tenía una bombacha de encaje, amplia, que le cubría la parte superior de las nalgas, dejando sueltos los cachetes, abultados, blancos y redondos.
-Abrazame.
Llevó sus nalgas hacia atrás, que se apoyaron frías, y amplias en el abdomen de Joaquín. Entre ellas buscó lugar su tronco grueso y duro. Ella busco su brazo derecho, y lo envolvió entre los suyos, llevándole la mano a sus tetas para dejarla reposando allí. Tenía los pezones erguidos. Respiraba de manera profunda y tranquila.
-Mirá si serás bebé…
-Qué lindo mami.
Empezó a contraer los músculos de las nalgas, de modo de frotar la verga a medida que la hacia entrar de a poco entre sus dos cachetes. El presemen de Joaquín había manchado ya buena parte del boxer y se traspasaba hacia su piel.
-Ya estás mojadito mi amor.
-Me puedo bajar el calzoncillo mami?
- No tenemos mucho tiempo.
-No me digas que viene papi- se separo par sacarse los boxer.
-No sé puede venir.
Joaquín pasó la palma abierta sobre la nalga derecha, para abrirla un tanto. Posicionó su verga desnuda y dejó caer la nalga de manera pesada. La piel del culo de Ana sobre su tronco caliente se le antojo fría, suave.
-Bebé. Está muy gorda.
Ella soltó un suspiro, que disimuló con un bostezo y una actitud re relajo.
-Me la apretás con la cola?
Ana sentía el latir de la verga oprimida entre sus dos cachetes. Con un suave vaivén subía y bajaba la piel de su escroto, asunto que era favorecido por la ominosa cantidad de presemen que emitía el chico.
-Me mojas la bombachita nene- le regañó con gracias y dulzura, al tiempo que contrajo con fuerza los glúteos aprisionando el glande de Joaquín, de modo que se hinchó y llenó sangre. Ahora, a pesar de que Ana lo masturbaba con mayor intensidad, el prepucio no podía cubrir la cabeza. Toda su verga resbalaba entre las nalgas, ayudada por las profusas emisiones de presemen por parte de Joaquín.
Cuando sintió que eyaculaba, apoyó su cuerpo contra la espalda de Ana, haciendo que ella se apoye algo más de panza en la cama. Miró fijo sus pecas, su cabellera rojiza. Soltó cinco chorros largos de leche, que le bañaron el cuello, las costillas y la hendidura de la columna a la altura de la cintura. Sobre la bombacha despidió un intenso goteo de esperma espeso.
A pesar de que el chico pareció desfallecer, ella continuó moviendo su culo de manera involuntaria. Por sobre la tela de la bombacha, de su culo a su concha, sintió bajar un grueso gotón de semen que se mezcló con su flujo. Mientras tanto, la verga de Julián iba perdiendo solidez entre sus nalgas inundadas de una mezcolanza de semen y flujos personales.
Sentía su respiración cálida y relajada en su cuello. Estiró un brazo por detrás de su cuerpo y guió su mano hasta encontrar sus testículos. De ahí lo subió para pasar un dedo sobre el glande y jugar con los restos viscosos de semen. Cuando el pene de Joaquín se durmió casi por completo, introdujo suavemente el dedo índice por el prepucio para hacer pequeños círculos en la cabeza aún empapada en semen.
-Tenés que estudiar bebé.
No obtuvo respuesta, y abrió su mano para rodear su verga con la palma de la mano para empezar a masturbarlo. No tardó en tomar rigidez y temperatura. El prepucio subía y bajaba con facilidad, hasta que la sangre volvió a hinchar la cabeza.
-Que lindo mi bebé..- retiró la mano del miembro para correrse la bombacha.
Después, agarrando la verga por su base la metió entre sus piernas, respingó el culo ofreciendo su la vulva vuelta hacia afuera.
La primera embestida fue profunda y produjo un sonido flatulento. Las paredes vaginales se estiraron hasta hacerla sentir excesivamente completa, y cuando su culo llegó a aplastarse contra la pelvis de él, creyó que el glande le estaba empujando el útero de manera insistente. A medida que se prolongó un suave pero constante vaivén de su vulva, los huevos de Joaquín comenzaron a bañarse en un flujo blancuzco.
Ana supo que no iba a demorar en explotar en un orgasmo. Pero sonó su celular.
-Bebote.
-Que mami
-Vuelve Mario
-Un poquito más.
-Mami acaba bebé. Méteme la pija más adentro.
La presión sobre el glande y las contracciones de la vagina, el desarrollo del orgasmo de Ana, adelantaron una nueva eyaculación de Joaquín.
-Si. Mi amor. Llename de leche
Ella temblaba mientras recibía una descarga fuerte en lo hondo de sus entrañas. En el momento preciso del orgasmo solo fue consiente del sonido acuoso de la verga percutiendo en su culo y su vulva.
Quedaron 10 minutos en silencio, exhaustos.
II
Apenas llegó a ponerse el short y acomodarse la blusa cuando escuchó abrirse el portón. Tuvo que sacar a Joaquín a los empujones de la habitación.
-Andá a dormir a la pieza que vino Mario, dale.
Se levantó perezosamente, despreocupado.
-Pero dale, ponete los calzoncillos.
Los buscó a su alrededor, parecía haber olvidado que no los llevaba puestos.
-Dale. Levanta la pierna.
Ana le mostró los boxers y se inclinó para ponerselos.
-Andate ya, y cerrá la puerta.
Después estiró las sábanas, se acomodó la blusa y se peino frente al espejo. Echó perfume sobre la cama y fue a la mesada de la cocina para guardar la vajilla en los cajones.
Se abrió la puerta de entrada.
-Hola. Que hacés?
-Hola. Que calor.
-Decimelo a mi, me cociné afuera.
-Metete a la pileta
-En un rato. Dónde está Joaquín?
-Se puso a estudiar y se quedó dormido.
-Así no va a llegar a nada.
-Estuvo estudiando a la mañana.
-Parecés la madre justificandolo siempre.
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