Fantasía en vacaciones II

Clara tomó la transpirada mano de Lucas y lo condujo hasta la terraza , solo se escuchaban el ruido de las olas rugiendo contra el arena de la playa y el repiqueteo de los grillos, que parecían haberse puesto de acuerdo para hacer el cri-cri todos a la vez. La luna brindaba una mezcla de luces y sombras al lugar.
Clara deslizó una uña carmesí por el antebrazo de Lucas, quien temblaba sentado en el borde de la hamaca. Marco observaba desde la barra, mezclando dos cócteles con movimientos deliberadamente lentos.
—Marco me dice que sos, como decirlo…curioso —murmuró Clara, inclinándose hasta que su aliento caliente rozó la oreja del joven—. Que mirás demasiado. Y eso lo comprobé recién, estabas en la puerta de nuestro cuarto…¿Es cierto? —Sus dedos viajaron hasta su muslo, apretando levemente. Lucas contuvo una inhalación brusca.-Yo le pedí a Marco que dejáramos la puerta del cuarto entreabierta y vi una sombra parada allí, eras vos, ¿no?
—No… no sé de qué hablás —mintió él, aunque el bulto en su pantalón corto delataba cada sílaba.
Marco soltó una carcajada, acercándose con las copas. —Mentiroso. Pero no te culpo —dejó caer un hielo en el escote de Clara, que resbaló entre sus pechos antes de que ella lo atrapara con los dedos—. A tu edad, yo también hubiera querido que alguien me guiara, aprender, ver…y más de ser posible
Clara lamió el hielo derretido de sus labios, sin apartar los ojos de Lucas. —¿Cuánto creés que aguantaría? —preguntó, como si el chico no estuviera allí—. Seguro es virgen. Los vírgenes… se desesperan.
—No todos —Marco se sentó frente a ellos, las piernas abiertas, desafiante—. Algunos necesitan que les muestren exactamente lo que desean. —Su mirada se posó en la mano de Clara, que ahora acariciaba la nuca de Lucas.
El joven arqueó la espalda sin querer cuando los dedos de ella se colaron bajo su camisa. —¿Nunca has tocado a una mujer, Lucas?¿Nunca te ha tocado ninguna de tus novias? —susurró Clara, estirando el elástico de su pantalón con el pulgar—. Ni siquiera… así —su palma se aplanó sobre su entrepierna, sintiendo la erección del muchacho y aplicando una presión que lo hizo gemir.-¿Pero que tenemos acá? ¡Que grande es lo que guarda tu sobrinito cariño!!!
—Clara… —suplicó él, pero no apartó sus manos cuando ella lo empujó contra los cojines.
—Shhh —Marco intervino, encendiendo un cigarrillo—. Esto es educación sentimental. —Sopló el humo hacia la noche—. Mi esposa tiene un talento especial para…romper inhibiciones.
Clara se montó en el regazo de Lucas, envolviéndole la cintura con sus piernas. El vestido se abrió, revelando que seguía sin ropa interior. —¿Quieres que sea yo? —le preguntó, deslizando una rodilla a cada lado de sus caderas— A veces la primera vez no es la mejor, pero —apretó los muslos contra su erección, sus pezones, duros como avellanas, se apretaron contra el pecho del joven—, yo haría que valiera la pena, de hacerlo inolvidable.
Lucas jadeó, hipnotizado por el vaivén de sus grandes pechos, esos que siempre había espiado, esas hermosas tetas por las que había soltado tanta leche, esos senos que lo volvieron loco desde que tenía memoria, esos mismos que ahora rozaban y se apretaban contra su pecho. —¿Por qué…? —logró balbucear.
—Porque Marco quiere verte feliz —respondió ella, mordiendo su clavícula—. Y a mí… —bajó su mano y la cerró sobre la dura pija del muchacho a través de la tela del short—, me encantan los finales felices.
Marco se levantó, ajustándose el cinturón de la bata con una sonrisa feroz. —Tenés hasta el amanecer para decidir —dijo— Nuestra habitación no tiene cerrojo. Pero vos… —se inclinó hasta que su barbilla rozó el hombro desnudo de Clara—ya sabes eso, ¿no es así?
Cuando Marco se alejó, Clara capturó los labios de Lucas en un beso húmedo y experto. —No pienses —ordenó entre mordiscos—. Solo dejate llevar, no es la primera vez que hacemos esto con tu tío, a él le gusta verme y a mi me gusta disfrutar… —Su mano entró en su pantalón, y el chico ahogó un grito contra su boca. Ella sacó la mano, lamió uno de sus dedos impregnados con el líquido preseminal del muchacho diciendo-Mmmm..que rico….- y se fue meneando su sensual figura hacia la habitación.
Afuera los grillos se habían callado hacía un rato pero el mar seguía azotando el arena de la playa con un ritmo mayor, como si hubiese estado sincronizado con el pulso Lucas, acelerándose bajo los dedos de Clara. Un impulso llevó lo llevó a apretar su verga y eso fue suficiente para descargar sus huevos dentro de su ropa, se había corrido casi sin tocarse. Se insultó por eso, pensó que Clara tenía razón, que los vírgenes no aguantan nada….que él era uno de esos vírgenes y siempre lo sería.
Como pudo se incorporó y se dirigió al baño a lavarse. Al pasar por la puerta de la habitación de sus tíos la vio entreabierta y escuchó los gemidos de Clara…se insultó de nuevo por haber acabado de esa manera…y enojado consigo mismo se fue a dormir.
Lo que no sabía es la vida le daría revancha…

Te calentó? Te leo