Mi entrada al mundo de la infidelidad 3

La calle donde está el motel no tiene mucho tránsito y siempre hay sitios enfrente de la puerta del hotel, pues desafortunadamente no tiene estacionamiento. Aparco detrás de otro coche. He llegado temprano y me quedo dentro de mí camioneta, que por cierto me la compró mi esposo. Me he puesto unas gafas de sol para discreción. Estoy vigilando a ver si veo a mi cita antes que me vea a mi. Una última medida de seguridad por si acaso. Entonces aparece. Es alto, muy alto. Mucho más que yo, mucho más, y efectivamente negro y musculoso. Pasa un poco de largo, pero vuelve. Merodea cerca de la puerta. No me ha mentido con su descripción y espero que tampoco lo haya hecho con el tamaño de su miembro. Cojo aire y me ahogo un poco. Voy a bajar y nos vamos a conocer. - ¡Uf, que agobio…y que ganas! ¡Lo voy a hacer! -


Bajo del coche y salgo a su encuentro. Está de espaldas en este momento. Llego a el, y justo se gira al escuchar mis botas de tacón. Casi nos chocamos el uno contra el otro. Nos saludamos asustados al unísono. - ¡Hola! - ¿Nos damos un par de besos o qué hacemos le pregunté? ¿Cómo se empieza a interactuar en una situación así?

-¿Qué tal? ¿Cómo estás?

- No se…bien, bien ¿Y tu?

- Bien. Bueno ¿Y te llamas? Aún no lo se.

- ¡Ah!… Lola. Soy Aleyda.

- Yo Jale. Un placer. ¿Entramos?

- Si si. ¡Claro!

Traspasamos la puerta del hotel. Hay un mostrador en una ventana. Tras el, una mujer con pelo ralo teñido de rubio y mal maquillada se dirige a nosotros con una lata de cerveza en la mano. Huele a tabaco y sudor. Habla un momento con Jake y se gira para coger una llave y dársela. No puedo estar pendiente de lo que dicen, porque mi cabeza gira como un remolino pensando en la conversación de ayer, los correos, el pepino y el anticipo de lo que está a punto de suceder. Por un momento veo todo borroso. Me toca y me habla. Tengo la sensación de estar soñando esto. Creo entenderle decir que subamos. Yo sólo lo sigo. Llegamos al primer piso. Voy tras el. Nos paramos ante una puerta que abre con la llave. Me fijo un momento en el lugar tan descuidado en el que nos hemos metido, y un segundo después pasamos y cierra. Por fin ha llegado el momento. A solas en la sencilla habitación con mi negro con el que había estado hablando.

- Aleyda ¿Todo bien?
- Si si. Es que es la primera vez que hago esto. Una pequeña mentira pues era la segunda vez, pero era claro que no le iba a decir.

- Pues ya verás como lo vamos a pasar muy bien.

- Seguro que si. Tenía muchas ganas desde que hablamos.

- Y yo.

- Bueno. Pero te gusto, ¿Verdad?

- Claro que si. Eres como me dijiste y a mi me gustan las mujeres como tu, tú me gustas.

- Me he puesto esta faldita cortita para tí.

- Pues ve quitándotela que vamos a empezar. Y quítate el maquillaje. Si vuelvo a casa con los restos de tu pintura, mi mujer se va a dar cuenta y todo va a salir mal okey?.

¡Joder, es verdad! Ni he caído en eso. Me lo tomo como una orden y voy al baño a limpiarme. Mientras lo hago, empiezo a hiperventilar y me da el tembleque en las manos de cuando estoy muy nerviosa. Estoy aquí. Todo está saliendo como había pensado. Ya estoy desmaquillada. Respiro a fondo mientras hago una última pose en el espejo enseñando mi colita para agarrar valor jajaja. Salgo. El ya está desnudo y se ha tapado la entrepierna con una toalla, pero ver su cuerpo tonificado y los brazos con las venas marcadas y esos pectorales.
- Quiero ver como te quitas tú ropita y te quedas desnuda amor.
Asiento con la cabeza y empiezo a desabrochar mi falda y mi top para quitármelo delante de el. Al principio siento pudor por mostrar mi cuerpo de esta manera a un desconocido, por como me va a ver. Me saco los zapatos. El espera pacientemente con la toalla atada a la cintura. Me quedo en tanguita y mi bra.


- ¿Te gusta mi cuerpo?

Se acerca y empieza a acariciarme. Se me va a salir el corazón por la boca.

- Tranquila, mujer. Claro que me gusta, me encantas.

- Es que nunca he hecho esto. Y en el fondo se que no está bien lo que estamos haciendo. Pero me apetece mucho estar contigo. De verdad.

- ¿Es que te vas a echar atrás ahora? ¡No me jodas! Si no quieres lo dejamos, pero tendrías que habértelo pensado antes en vez de hacerme perder el tiempo. ¿No crees?

- ¡Que si que quiero! Pero me siento mal. El no se lo merece.

- Bueno, a lo mejor acabas de decidirte con esta.

Se quita la toalla destapando de golpe lo que llevo deseando con tremendas ansias tanto tiempo. Es muy grande, enorme, monstruosa, gorda y venuda. Me pongo de rodillas delante de ella y me llevo las manos a la cara.

- ¡Virgen santísima!




El golpetazo de vista continúa con un golpetazo de sienes. La tengo delante y no se ni que hacer. Casi que da miedo. Se la agarra con toda la mano y la menea delante de mis ojos. La veo bien por todos sitios. No está empalmado del todo y la mueve para conseguir la erección completa. Cuando coja su verdadero tamaño me voy a asustar.

- ¿Qué te parece? Me dijiste que cuanto más grande mejor. ¿No?

Ya lo pensaba de antes, pero ahora tengo la total seguridad de que esa polla me va a destrozar. Sigue moviéndola y acariciándola mientras se va levantando. Justo ahora su agujero me mira a los ojos. Se está presentando. Ese capullo me va a hacer polvo cada vez que entre dentro de mi. Me quedo sin palabras. Sólo miro y respiro trabajosamente. Los pensamientos pasan por mi cabeza a una velocidad de vértigo. Calibro lo que tengo delante y finalmente reacciono con alegría. ¡Si, joder! ¡Esto es lo que estaba buscando! Sólo un instante después ya estoy tan cachonda que se me eriza el vello de todo el cuerpo.

- ¡Buf! ¡Me vas a partir por la mitad!
De lo más profundo del estómago me nacen unas ansias y una impulsividad que disparan mi mano para agarrársela con fuerza. Es la segunda vez que cojo una así y cuando lo hago siento un escalofrío por todo el cuerpo. ¡Que dura y que grande! ¡Así me gusta! Me quedo pasmada delante de ella. Con las ansias que tengo no me decido entre metérmela en la boca y comérsela u ofrecerle directamente mi coño. ¿Por dónde empiezo? ¡Todo me apetece al mismo tiempo!

- ¿Puedo chupártela?

¿Para qué pregunto? ¿Cómo no voy a poder? ¡Si para eso estamos aquí! Me lanzo por ella con la boca y me la meto todo lo que puedo.

- ¡Madre mía, que rica está tu polla!



Me lleno la boca y empiezo a comérsela con enormes ganas. Como me gusta la sensación de llenarme la boca con ella y ver que no cabe entera. Salivo un montón. Se la empapo bien. La saco chorreando saliva, me la pongo delante y miro como va escurriendo todo hasta los huevos. ¡Joder que caliente estoy! Me recuerda los videos que veo. Se me empapa la Tannga y me levanto un momento para quitármela. Me giro mientras me las bajo para que me vea por detrás.

- ¿Y mi culo te gusta?

Me lo agarra bien y me arrima su polla frotándola contra él, me frota la cabeza de su pene con la entrada de mi vagina que está súper mojada.

- Eres una mujercita bien follable. Me la pones durísima. Voy a hundir mi polla a fondo en todos tus agujeros hasta que grites .

Su frasecita me desboca. Me giro. No se si esto está bien pero me apetece que nos besemos. Cosa que aprovecha para meterme mano bien y frotarme toda la raja y meter sus dedos en mi vagina.

- Que coño tan caliente tienes.

- Es que tu polla hace que me suba la fiebre. Estoy deseando que la metas en el.

Empujo su mano hacia mi interior con la mía y se la agarro con la otra.

- ¡Madre mía, que caliente me pones!

Me tumbo en la cama y me abro de piernas. No aguanto más. Que me folle ya que voy a explotar.

- Ven, ven dentro de mi.

Continúa......