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Ayudando a los mas necesitados - Parte 3 (fin)

Después de esa charla con Roberto en la que decidí sorprenderlos y sacarles fotos, esperé unos inusitados cinco días en casa sin salir. Me hacía el que estaba medio engripado y no me sentía bien. La idea era dejar a Analía bien enojada por el hecho que yo estuviera ahí y por demas caliente, después de cinco días seguidos sin que su machito viniera a casa a atenderla.

Y para asegurarme bien, nada mas de hijo de puta, cuando se cumplieron los cinco días esperé y me quedé en casa dos días mas. Para sacarla verdaderamente de sus cabales. No se merecía menos.

Finalmente al octavo dia le dije a la mañana que iba a salir por ahí con Roberto, a almorzar y que después nos íbamos al puerto a pasear y a boludear un poco. Era una salida, en papel, bastante larga. Estaría muchas horas fuera de casa. Si Analía se alegró, no lo noté visiblemente. Me dijo que estaba bien, que me divirtiera como siempre, pero yo sabía que seguro por dentro estaba excitada que me iba, después de tantos días.

Cuando llegó la hora, un poco antes del mediodía, me despedí y me fui contento a la salida con mi amigo. O al menos eso era lo que ella pensaba. En realidad salí y me fui al cafetín de la esquina a tomarme un cafecito y vigilar a ver cuando caía Jony a casa. Debió haber estado lejos cuando Analía le avisó, porque tardó casi cincuenta minutos en llegar. Yo ya me estaba preocupando, pero finalmente lo vi tocar el timbre y entrar.

El tema para mi ahora era en que momento meterme en casa para agarrarlos. Era realmente, como dicen, todo un tema. Si me mandaba ahora corría el riesgo que llegaba y lo único que estarían haciendo sería almorzando algo que Analía le habría preparado. No voy a sacar fotos de eso.

Por otra parte, si esperaba mucho y me pasaba de rosca con la espera, podía correr el riesgo de meterme en casa demasiado tarde, cuando ya habrían hecho todo lo que tenían que hacer y tampoco realmente podría sacarles fotos de nada terrible.

Sin embargo mientras le pedía la cuenta al mozo se me ocurrió una idea. Iba a confiar en la calentura de Analía, que yo ya la había visto éstos días como volaba de caliente. Había una posibilidad, quizás mínima pero posibilidad al fin, que de tan calientes que estaban Analía, Jony o los dos, que directamente se olvidaran del almuerzo, o lo dejaran para mas tarde, y se hayan puesto a coger ni bien llegó el pibe.

Cuanto mas lo pensaba, mas probable me resultaba. Decidí hacerlo y jugármela por esa opción. Esperé unos cinco minutos mas en el cafetín para darles tiempo, si es que estarían calentando motores, y me mandé la corta distancia para casa.

Como siempre al entrar, lo hice en silencio y con un cuidado pasmoso de no hacer ningún tipo de ruido de llaves. Sin que Analía se diera cuenta, desde hacía unos días que le estaba poniendo lubricante a las bisagras de todas las puertas de la casa. Algunas eran viejas y a veces crujían y realmente no necesitaba ninguna sorpresa de esas. Ella ni se dió cuenta ni en ningún momento dijo algo sobre que las puertas ya de pronto no crujían.

Entrando a casa despacio por el largo pasillo, la casa estaba como siempre en silencio, pero me sonreí a mi mismo cuando mi olfato no sintió ningún olor a comida. Había acertado, Analía no le estaba cocinando. Por ahí Jony no tenía hambre, o por ahí se habían ido directamente a coger.

No me gustó cuando me acerqué al living y no escuché nada. Espié discretamente y no había nadie ahí. Seguramente habrían subido al dormitorio porque en la planta baja de la casa realmente solo estaba la cocina, el living, un baño y poco mas. Asi que despacito y en silencio empecé a subir las escaleras. Por suerte (y obviamente sin haber anticipado todo ésto) hacía unos años que habíamos cambiado la desvencijada escalera de madera que la casa tenía originalmente por una de cemento y baldosas. No haría nada de ruido al subir.

En las escaleras a los pocos pasos ya los escuché. Estaban en el dormitorio, obviamente por lo que se escuchaba, ya cogiendo. Pese a que habían cerrado o entornado la puerta del dormitorio, era claro que estaba pasando adentro. Me sonreí y saqué mi celular del bolsillo, aprestándolo en mi mano.

Me acerqué deslizándome hasta la puerta del dormitorio que no estaba cerrada, por suerte solamente muy entornada. Ya los escuchaba claramente cogiendo, los dos gimiendo y diciéndose cosas, y el sonido de las sacudidas de la cama y el colchón. La última prueba de fuego para mi era si no me iban a ver inmediatamente cuando yo abriera la puerta. Todo dependía de cómo se habían puesto en la cama. Si tenía suerte, estarían de espaldas a la puerta y no me verían. Y si no tenía suerte, por como estaba distribuido el dormitorio y lo chico que era, si estaban de frente y prestando aunque sea un poquito de atención, siempre se podía notar y ver claramente cuando la puerta se abría. Sin mas dilación, tomé un poco de coraje y muy despacio empujé la puerta del dormitorio para abrirla un poco. A ver si tenía suerte.

Y tuve suerte.

Estaban orientados en la cama para el lado opuesto a la puerta, era muy difícil que la notaran abrirse un poco. Analía estaba montada encima de Jony y el pibe se la estaba garchando fuerte desde abajo. Pero fuerte en serio. La verga dura del pibe parecía un pistón que subía y bajaba rápido en la concha de mi mujer mientras ella chillaba y jadeaba de placer. Yo tenía el culazo de Analía en primer plano y una buena vista de toda la acción. Empecé a sacarles fotos tranquilo, mientras los escuchaba entre sus gemidos y jadeos.

“Vieja puta! Aaaahhh… como me calentás mamiiii…”, le dijo Jony.
Analia entre sus jadeos y gemidos le contestó, “Ssssiii mi amor… hermoso… ay, que pijaaaaa!!!”
“Uffff… te gusta mi japi, eh?”, se rió el pibe sin bajar el ritmo.
“Me encanta siiii!!!”, le gemía Analía.
“Te voy a llenar toda de leche…”, le dijo y se entretuvo un rato chupándole las tetas mientras le seguía dando firme.
“Mmmmm!!! Si… si bebé, llename todaaaa…. Me encanta cuando me llenas!!!”, le gruñó mi mujer.

El le siguió dando duro unos momentos, hasta que también empezó a jadear fuerte, la sujetó del culo y le metió un empellón profundo, enterrándole la pija hasta los huevos y jadeando su orgasmo. Yo veía clarito como la verga del pibe le pulsaba una y otra vez, escupiéndole toda la leche bien profundo en la concha a mi mujer. Analía sintió ésto y tuvo su orgasmo también, pero fue un orgasmo fuerte que la hizo tensarse y nada mas gruñir de placer al sentir al machito llenarla. No pude evitar sacarles una foto justo en ese momento.



Ayudando a los mas necesitados - Parte 3 (fin)



Se quedaron asi un buen rato, unidos. Analía se dejó caer sobre el pibe y estuvieron un rato asi besándose, acariciándose y diciéndose cositas por lo bajo.

Yo estaba listo para salir disparado para abajo y escapar si veía que se empezaban a vestir, alguno amagaba con ir al baño o cualquier cosa, pero no. Parece que el pibe también venía muy caliente de éstos días sin ver a mi mujer porque en un momento no se que se dijeron por lo bajo, se rió, se la sacó de encima y la puso en cuatro en la cama. El pibe todavía tenía otra bala en la recámara, aparentemente. Analía medio que protestó, diciéndole que pare a ver si volvía el marido, pero mucha resistencia no opuso. Jony se le puso atrás de ese culazo, le guió la verga que todavia estaba dura y se la encajó de nuevo en la concha, bombeando parejo y hasta el fondo.



tetona

Analía enseguida se llevó una mano entre las piernas para frotarse ella y darse mas placer, mientras el pibe la disfrutaba con todo. Jony era de coger fuerte. Fuerte y rápido. Se aferraba de las caderas y le daba para que tuviera, o a veces se le inclinaba encima como una garrapata en cuclillas, las manos aferrándole las gomas a mi mujer y le seguía dando asi. O le tiraba del pelo, o le deslizaba uno o dos dedos en el culo mientras le seguía dando con su verga.

El pibe disfrutaba de mi mujer plenamente, y la hija de puta se veía que no podía mas del placer de ser cogida asi. Ella de pronto tuvo un orgasmo intenso y fuerte, que le sacudió todo el cuerpo, lo hizo tensarse y finalmente caer rendida con el torso sobre la cama, jadeando desesperada por algo de aire. Y el pibe al verla acabar asi también se calentó y le entró a dar mas fuerte, sus manos sujetándole el culo como dos tenazas y de nuevo pistonéandole la concha duro y rápido, hasta que de nuevo no aguantó y con un largo gemido se la metió una vez mas hasta los huevos y ahí la dejo, llenando a mi mujer otra vez con su leche.

Estuvieron asi un ratito recuperándose hasta que el pibe se salió y a los pocos segundos su leche también comenzó a salir de la concha de Analía, despacio y goteando lentamente. La había llenado bien y en serio. Se tiraron los dos en la cama, se abrazaron y se besaron, acariciándose los cuerpos sudados asi por un rato.

Yo ya había visto lo suficiente y capturado lo suficiente. No necesitaba seguir estando ahí y exponerme. No necesitaba capturar un tercer polvo, si es que lo iba a haber. Deje la puerta entornada asi como estaba y lentamente fui bajando por las escaleras, dejando a los amantes ahí en el dormitorio, mientras escuchaba las risitas suaves de Analía desapareciendo lentamente cuanto mas bajaba por las escaleras.

Me fui de casa y me puse a caminar por ahí. Tenía tiempo. No quería volver otra vez al cafetín. Me puse a caminar por el barrio y a pensar que hacer. Que hacer con Analía y con éste material que había capturado recién.

Dejar las cosas asi como estaban no era una opción. Vivir asi permanentemente haciéndome el boludo mientras se cogían a mi mujer, por mas que yo la detestaba y no me importaba mucho ella, no era una buena situación. Había que confrontarla y que blanquee todo. Pero con que fin? Para echarla de la casa y que se fuera a vivir a otro lado con su amante? Podía ser. Pero yo sabía que si había algo de la vida de Analía que ella no quería perder, por ningún motivo, era la casa. La opción entonces era confrontarla y decirle que la cortara con éste pibe, si es que era capaz. Era eso o el divorcio y que se fuera. Básicamente plantearle las cosas de forma que tuviera que elegir: la verga o la casa. No había forma que pudiera tener las dos.

Aunque por otra parte… yo quería seguir con Analía ahí? Casado? Viviendo juntos? Para que? Para seguir llevándonos como el culo todo el tiempo? No era una buena oportunidad para cortarlo todo de una vez, que se fuera a la mierda ella ya que yo tenía los argumentos para eso, y… no digo rehacer mi vida, no a mi edad, pero aunque sea vivir tranquilo en mi casa?

La idea de no perdonarla un carajo, plantearle el divorcio y que se fuera a la mierda me resultaba cada vez mas atractiva. Yo tenía las de ganar aca. Yo era el damnificado y ella la adúltera. Fui pensando y repensando todos los detalles en mi cabeza por un par de días hasta que me decidí a sentarla y decirle todo una noche.

Después de comer nos sentamos y le empecé a contar todo. Todo lo que sabía, todo lo que yo tenía, todo lo que ella estaba haciendo. Se imaginarán que pasó lo peor, no? El peor desenlace posible. Yo también me lo imaginaba y me lo esperaba. Pelea. Gritos, puteadas, amenazas… lo que suele suceder cuando un matrimonio llega al punto de la disolución, y encima por éstos motivos.

Pero no. A veces hay finales felices.

Me descolocó lo verdaderamente mal que la vi a Analía cuando le contaba todo. No podía ni mirarme de la verguenza y vi que un par de lágrimas se le escaparon. O se sintió verdaderamente tocada y avergonzada o me estaba haciendo una actuación que en su vida se la había visto, y no me parecía que era eso.

Analía se largó a sollozar, pidiéndome perdón una y otra vez, que yo no me merecía todo ésto. Que siempre había sido bueno con ella, pero se sentía tan insatisfecha después de tantos años que saltó todo ésto y no lo supo manejar. Que se le había ido de las manos, de muy mala manera. No quería perder la vida que tenía conmigo, ni nuestra casa ni a mi.

Estuvimos discutiendo un largo rato, pero discutimos bien. Tranquilos. Sin gritos ni agresiones. Los dos tratando de entendernos. Fue la charla que deberíamos haber tenido hacía 10… 15 años… no se. Al final nos abrazamos, nos besamos y nos comprometimos a empezar de nuevo, ésta vez haciéndolo bien.

Y la verdad, desde ese entonces, no puedo describirles lo feliz que estoy con ella. Lo felices que estamos. Se acabaron las discusiones y la mala onda, hacemos mas cosas juntos, nos tratamos mucho mejor, nos queremos. Hasta volvimos a tener sexo un par de veces, después de tantos años, yo por supuesto con la ayuda de la pastilla pero a ella no le importaba. Y a mi tampoco. Volví a tener a mi mujer, a mi esposa que alguna vez había querido, perdido, y hoy recuperado.

Jony por supuesto no apareció mas. Ni me habla del tema y yo no se lo saco. Nunca mas tocó el timbre de casa, nunca mas lo vi. Analía hace sus cosas, por supuesto, no estamos pegados todo el tiempo pero no solo volví a confiar en ella sino que no vi nada en ella que me resultara aunque sea una pizca de sospechoso. Nada. Estas últimas tres semanas fueron realmente geniales.

Me gustaría poder seguir contándoles lo bien que estoy, lo bien que estamos, pero tengo que dejar de escribir, lamentablemente. Tengo un dolor de estómago la verdad impresionante. La cena que hizo Analía realmente me cayó horrible, como nunca antes. Ella cocina muy bien, no es eso, pero ésto nuevo que hizo tenía un gusto raro y horrible, me cayó pésimo.

Me acuerdo lo que me dijo aquella vez Roberto, que Analía iba a esperar a que me muriera para quedarse con la casa y con el pibe y…. Nah. No creo. No creo que Analía haya sido capaz de… No, no es capaz. Ni se le ocurriría.

No?

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