Semana 1
Al día siguiente, Marcelo llegó con sus cosas.
Ese domingo, Jimena y yo nos despertamos para el día y ella inmediatamente se puso ropa mucho más conservadora de lo habitual.
Marcelo llegó con todas sus cosas y, a diferencia del día anterior, parecía mucho más amable y encantador.
Marcelo: "¡Jimena, es un placer conocerte! También quería agradecerles a ambos por permitirme entrar en su hogar y quedarme aquí un par de semanas. Imagino que ese será el tiempo que me tomará conseguir un nuevo lugar. Estaré desempacando un rato, pero luego ¡hablemos! También me encantaría preparar la cena."
Jimena: "¡Bueno, nos alegra poder ayudar! Y la cena suena genial, ¡gracias, Marcelo!"
Sorprendentemente, Marcelo trajo muchas cosas y pasó gran parte del día desempacando y acostumbrándose a la casa. No interactuó mucho con Jimena, ya que ella se quedó en su habitación la mayor parte del tiempo, pero cuando se veían, era agradable y amable. Durante la cena, nos preparó una deliciosa comida completa y tuvimos una gran conversación.
Marcelo: "Bueno, soy analista, pero hice mucho trabajo en la antigua empresa de Sebastián, nada especial que mencionar, pero me gusta. ¿Y tú?"
Jimena: "Soy contadora en una firma local y me gusta el trabajo, pero es bastante estresante, jaja."
Marcelo: "Oh, ¿puedes contarme más sobre eso?"
Jimena: "La carga de trabajo es exigente, los clientes son amables, pero mi jefe es un idiota. Lo usual."
Marcelo: "¡Esto es perfecto! No puedo hacer mucho con tu jefe idiota, pero puedo hacer algo con el estrés. Aunque mi trabajo principal es analista, tengo un pasatiempo del que estoy muy apasionado: la hipnoterapia. Uso la hipnosis para ayudar a los clientes con pequeñas cosas cotidianas como liberarse del estrés, dejar de fumar, perder peso con una mejor dieta, etc. No puedo hacer mucho con eso, pero hace pequeños cambios que realmente ayudan a las personas. Sebastián puede contarte al respecto."
Marcelo me miró expectante, asumiendo que lo respaldaría.
Yo (Sebastián): "Oh, sí, absolutamente, era algo importante en nuestra antigua empresa. Ayudaba a muchos de nuestros compañeros con pequeños problemas y todos lo querían por eso."
Marcelo: "Después de la cena puedo intentarlo contigo y ayudarte con el estrés, ¿qué dices?"
Jimena: "No creo que eso sea algo real, jaja. Pero seguro, ¿por qué no?"
Todos continuamos hablando de otras cosas y, después de la cena, Marcelo preparó el equipo en su habitación. Jimena se sentó en una silla con todas las cosas alrededor y comenzó a reír. Marcelo me dio un par de gafas muy oscuras y me pidió que me parara en una esquina lejos de las luces.
Marcelo: "Normalmente, esta sesión solo requiere al sujeto y a mí, ya que la presencia de otra persona puede interrumpir la sesión con su presencia o haciendo ruido, pero creo que estará bien esta primera vez. Tampoco queremos hipnotizar accidentalmente a Sebastián."
Jimena comenzó a reír como antes. Pero luego Marcelo comenzó con las luces y balanceó el reloj.
Jimena: "Como dije, no creo... que..."
Jimena se quedó en silencio. Parecía medio consciente y aturdida.
Marcelo: "Te sentirás menos estresada y te gustará la hipnosis diaria."
Continuó repitiendo esa frase durante varios minutos hasta que las luces estroboscópicas comenzaron a disminuir y desvanecerse. Jimena volvió en sí y pareció un poco confundida.
Jimena: "Wow, me siento un poco rara, ¿funcionó?"
Marcelo: "Creo que sí, ¡pero dime cómo te sientes!"
Jimena: "¡Siento que me quitaron un peso de encima, gracias!"
Jimena le dio un medio abrazo a Marcelo y ambos se retiraron por la noche. Después de que Jimena se fue a la cama, toqué suavemente la puerta de Marcelo y él me dejó entrar.
Yo: "¿Y ahora qué?"
Marcelo: "Voy a hipnotizarla todos los días hasta que liberarse del estrés quede grabado en su mente.
La cosa es que necesitas empujar sus límites progresivamente y solo darles de 1 a 3 directivas a la vez. Si pides algo demasiado difícil, se resistirán. Si pides demasiado, las directivas se diluyen.
Veremos cómo está mañana y continuaremos desde allí."
Después de esa conversación con Marcelo, me fui a la cama.
Cuando me desperté por la mañana, Jimena parecía visiblemente más feliz y libre de estrés.
Está generalmente positiva y optimista, pero ha pasado mucho tiempo desde que la vi tan... feliz.
¡Parece que funcionó!
En la cocina, Jimena y yo saludamos a Marcelo, luego Jimena se va a trabajar. Marcelo me dice:
Marcelo: "¿Funcionó?"
Yo (Sebastián): "Sí."
Marcelo: "Genial, continuaré cuando regrese."
Cuando Jimena regresa del trabajo, me saluda con un beso y le dice hola a Marcelo. Jimena comenta
que no se ha sentido tan libre de estrés en mucho tiempo y que le encantaría continuar con la terapia.
Marcelo acepta y la lleva a su habitación para comenzar la siguiente sesión, solo ellos dos.
Veo las luces estroboscópicas debajo de la puerta y me acerco para intentar escuchar.
Marcelo: "Estrés... Hipnosis..."
No puedo escuchar mucho de lo que dice, pero suena como lo mismo de ayer.
Jimena sale y parece tan libre de estrés como antes.
La semana continúa con la misma rutina. Jimena y yo nos despertamos, ella va a trabajar, regresa a casa y continúa sus sesiones. Los tres cenamos juntos y todos nos retiramos por la noche.
Cuando llega el sábado, Jimena decide ir a almorzar un par de horas y se va.
Marcelo: "Oye, Sebastián, parece que estar libre de estrés y querer ser hipnotizada ahora está programado en ella. No necesitamos hacer otra sesión el sábado, pero el domingo comenzaré con mi próximo programa: usar ropa más reveladora."
Yo: "Bien saberlo, ¿hay algo más?"
Marcelo: "Por ahora sí, pero veré si hay algo más que quiera agregar."
En ese momento, Marcelo tiene una breve sonrisa siniestra, pero pienso que estoy viendo cosas, así que lo dejo pasar.
Continuará...
Al día siguiente, Marcelo llegó con sus cosas.
Ese domingo, Jimena y yo nos despertamos para el día y ella inmediatamente se puso ropa mucho más conservadora de lo habitual.
Marcelo llegó con todas sus cosas y, a diferencia del día anterior, parecía mucho más amable y encantador.
Marcelo: "¡Jimena, es un placer conocerte! También quería agradecerles a ambos por permitirme entrar en su hogar y quedarme aquí un par de semanas. Imagino que ese será el tiempo que me tomará conseguir un nuevo lugar. Estaré desempacando un rato, pero luego ¡hablemos! También me encantaría preparar la cena."
Jimena: "¡Bueno, nos alegra poder ayudar! Y la cena suena genial, ¡gracias, Marcelo!"
Sorprendentemente, Marcelo trajo muchas cosas y pasó gran parte del día desempacando y acostumbrándose a la casa. No interactuó mucho con Jimena, ya que ella se quedó en su habitación la mayor parte del tiempo, pero cuando se veían, era agradable y amable. Durante la cena, nos preparó una deliciosa comida completa y tuvimos una gran conversación.
Marcelo: "Bueno, soy analista, pero hice mucho trabajo en la antigua empresa de Sebastián, nada especial que mencionar, pero me gusta. ¿Y tú?"
Jimena: "Soy contadora en una firma local y me gusta el trabajo, pero es bastante estresante, jaja."
Marcelo: "Oh, ¿puedes contarme más sobre eso?"
Jimena: "La carga de trabajo es exigente, los clientes son amables, pero mi jefe es un idiota. Lo usual."
Marcelo: "¡Esto es perfecto! No puedo hacer mucho con tu jefe idiota, pero puedo hacer algo con el estrés. Aunque mi trabajo principal es analista, tengo un pasatiempo del que estoy muy apasionado: la hipnoterapia. Uso la hipnosis para ayudar a los clientes con pequeñas cosas cotidianas como liberarse del estrés, dejar de fumar, perder peso con una mejor dieta, etc. No puedo hacer mucho con eso, pero hace pequeños cambios que realmente ayudan a las personas. Sebastián puede contarte al respecto."
Marcelo me miró expectante, asumiendo que lo respaldaría.
Yo (Sebastián): "Oh, sí, absolutamente, era algo importante en nuestra antigua empresa. Ayudaba a muchos de nuestros compañeros con pequeños problemas y todos lo querían por eso."
Marcelo: "Después de la cena puedo intentarlo contigo y ayudarte con el estrés, ¿qué dices?"
Jimena: "No creo que eso sea algo real, jaja. Pero seguro, ¿por qué no?"
Todos continuamos hablando de otras cosas y, después de la cena, Marcelo preparó el equipo en su habitación. Jimena se sentó en una silla con todas las cosas alrededor y comenzó a reír. Marcelo me dio un par de gafas muy oscuras y me pidió que me parara en una esquina lejos de las luces.
Marcelo: "Normalmente, esta sesión solo requiere al sujeto y a mí, ya que la presencia de otra persona puede interrumpir la sesión con su presencia o haciendo ruido, pero creo que estará bien esta primera vez. Tampoco queremos hipnotizar accidentalmente a Sebastián."
Jimena comenzó a reír como antes. Pero luego Marcelo comenzó con las luces y balanceó el reloj.
Jimena: "Como dije, no creo... que..."
Jimena se quedó en silencio. Parecía medio consciente y aturdida.
Marcelo: "Te sentirás menos estresada y te gustará la hipnosis diaria."
Continuó repitiendo esa frase durante varios minutos hasta que las luces estroboscópicas comenzaron a disminuir y desvanecerse. Jimena volvió en sí y pareció un poco confundida.
Jimena: "Wow, me siento un poco rara, ¿funcionó?"
Marcelo: "Creo que sí, ¡pero dime cómo te sientes!"
Jimena: "¡Siento que me quitaron un peso de encima, gracias!"
Jimena le dio un medio abrazo a Marcelo y ambos se retiraron por la noche. Después de que Jimena se fue a la cama, toqué suavemente la puerta de Marcelo y él me dejó entrar.
Yo: "¿Y ahora qué?"
Marcelo: "Voy a hipnotizarla todos los días hasta que liberarse del estrés quede grabado en su mente.
La cosa es que necesitas empujar sus límites progresivamente y solo darles de 1 a 3 directivas a la vez. Si pides algo demasiado difícil, se resistirán. Si pides demasiado, las directivas se diluyen.
Veremos cómo está mañana y continuaremos desde allí."
Después de esa conversación con Marcelo, me fui a la cama.
Cuando me desperté por la mañana, Jimena parecía visiblemente más feliz y libre de estrés.
Está generalmente positiva y optimista, pero ha pasado mucho tiempo desde que la vi tan... feliz.
¡Parece que funcionó!
En la cocina, Jimena y yo saludamos a Marcelo, luego Jimena se va a trabajar. Marcelo me dice:
Marcelo: "¿Funcionó?"
Yo (Sebastián): "Sí."
Marcelo: "Genial, continuaré cuando regrese."
Cuando Jimena regresa del trabajo, me saluda con un beso y le dice hola a Marcelo. Jimena comenta
que no se ha sentido tan libre de estrés en mucho tiempo y que le encantaría continuar con la terapia.
Marcelo acepta y la lleva a su habitación para comenzar la siguiente sesión, solo ellos dos.
Veo las luces estroboscópicas debajo de la puerta y me acerco para intentar escuchar.
Marcelo: "Estrés... Hipnosis..."
No puedo escuchar mucho de lo que dice, pero suena como lo mismo de ayer.
Jimena sale y parece tan libre de estrés como antes.
La semana continúa con la misma rutina. Jimena y yo nos despertamos, ella va a trabajar, regresa a casa y continúa sus sesiones. Los tres cenamos juntos y todos nos retiramos por la noche.
Cuando llega el sábado, Jimena decide ir a almorzar un par de horas y se va.
Marcelo: "Oye, Sebastián, parece que estar libre de estrés y querer ser hipnotizada ahora está programado en ella. No necesitamos hacer otra sesión el sábado, pero el domingo comenzaré con mi próximo programa: usar ropa más reveladora."
Yo: "Bien saberlo, ¿hay algo más?"
Marcelo: "Por ahora sí, pero veré si hay algo más que quiera agregar."
En ese momento, Marcelo tiene una breve sonrisa siniestra, pero pienso que estoy viendo cosas, así que lo dejo pasar.
Continuará...
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