El sábado, a la nochecita, estaba chateando con este chico, Leo. Me dijo que estaba solo en su casa y que me quería mostrar unas fotos de su último viaje (algo que estuvimos hablando). Yo pienso: "Solo en su casa, y me quiere mostrar unas fotos...?". No podía ser más trucho. Pero decidí ir porque era la oportunidad perfecta. Salvo que yo no pensaba hacer nada esa noche. Ya había salido el viernes y no me sentía muy bien. Bueno, la cosa es que le digo que sí. Me baño, pero no me pongo gata ni nada; re bajo perfil. Para no llamar la atención también. Me puse un jogger, remerita, zapatillas y gorra. Pero abajo un conjunto rosa bien de putita.
Llego, besito en la mejilla, respeto, todo bien. Subimos a su pieza, una luz re tenue... Nos sentamos en el borde de su cama, el chabon saca el celu, me empieza a mostrar las fotos... Existían! Jaja! Pero no se veía nada, la luz era muy poca, como de telo. Yo me esforzaba por ver, él me contaba, y en eso se me tira encima. De una. Me empieza a chapar sarpado, a manosearme. "Para!", le digo. "Qué te pasa?". Me dice que lo perdone, que me ve muy linda... Y lo de siempre, esa animalidad de los chabones. Me sigue chapando mal, me amasa las tetas... Me agarra del culo... No me dejaba besarlo. Era imposible, porque me comía la boca. Encima era fuerte, el pendejo; yo me hacía para atrás, y él me empujaba de la nuca de nuevo contra su cara. En eso me levanta como si nada y me tira en la cama. Se saca la remera y el pantalón corto y se pone encima mío. Me agarra la mano y hace que le agarre la pija. Y me tira la de Darthés, no te puedo creer! Me dice: "Mirá cómo me ponés...!", o algo así. Yo no sabía si reírme o salir corriendo. Pero la verdad es que me daba un cuiqui tremendo porque era enorme (!). Lo empiezo a pajear, y mientras chapábamos me quería bajar la cabeza todo el tiempo. Yo me hacía la boluda, quería que sea más tranca pero no había forma. Hasta que no me quedó otra que dejarme bajar la cabeza. La tenía toda lubricada pero no me entraba en la boca. Y él me agarraba del pelo y me empujaba la cabeza, mientras me orteaba fortísimo. Me agarra la tanga y me la tira para arriba con fuerza. "Pará, boludo, me vas a romper la tanga!", le digo. Me agarra fuerte del pelo y me dice en la cara: "Boludo...?". Me ordena que me desprenda el pantalón, y me lo saca de un tirón. "Pará, calmate", le digo. "Está todo bien, pero calmate...".
"Mirá la pijita que tenés...", me dice, tocándomela con los dedos. Me vuelve a agarrar del pelo y me empieza a pegar en la cara con su pijón. "Esto es una pija, mirá!". Dolía, posta. Yo pienso: "Este me va a destrozar la cola si no lo calmo...". Entonces logro que me escuche, lo acaricio, lo beso, le paso la lengua por los labios, y le digo: "Me das lechita...? Me vine sin merendar...". Eso lo puso peor, pero al menos lo desvié de mi orto. Me empieza a ahogar, a atragantar, yo empiezo a lagrimear y se me corre el rimmel y el labial. Lo empiezo a pajear pero me hacía doler la muñeca. "Chupala. No querías leche...?", me dice. Se la vuelvo a chupar, y me dice: "Así no...! Vos querés leche...?". Asiento con la cabeza, toda llorosa, transpirada, con el make todo corrido, y me dice: "Dejame a mí...". Y me empieza a coger la boca, mientras me sostenía del pelo, de la nuca, como una perra. Me dolían las comisuras, y yo pensaba: "Bueno, ya se va a terminar pronto...", y seguía mamando como podía, desesperada por hacerlo acabar, para que no me rompa. En eso siento lo que se viene, y me la hace comer más, y me tira la leche de un mes, gritando y bufando. Yo me quiero zafar pero me retiene, y como no la quise tragar me salió hasta por la nariz! Y se cagó de risa el pelotudo. Me siento y me limpio el semen con la mano, como diciéndole: "Dónde tiro esto...?". Quería ir al baño a lavarme. Y me dice: "Parate". Me paro, con la mano llena de semen, y me arranca la tanga. La rompe, así de una! "Noooo, mi tangaaaa!", gimo yo, y me dice: "Arrodillate". "Y qué hago con esto??" Le digo mostrándole la mano con su leche. "Quiero ir al baño, lavarme la mano, la cara...".
"Arrodillate...", me vuelve a decir, y me mete la pija en la boca otra vez. "Y pasate esa leche por el culo...". Ya tenía toda la cara enchastrada, estaba toda transpirada, y encima me tenía que ensuciar más. Él se arrodilla también y me besa, como antes pero más tranquilo. Yo quedo en cuatro, peteándolo, y me empieza a ortear, lubricándome el tujes con su propia leche. No sirvió de nada mi estrategia. Al pedo le chupé la pija y me enchastré toda. Me hizo que le escupa la mano, y me lo untó con su leche y mi saliva. Me hizo apoyarme sobre la cama, arrodillada en la alfombra, me agarró de la cintura, con las manos babosas, y la empezó a meter...
Nunca pero nunca sentí una pija tan grande. En ese momento lo amé a mi novio. Quería correr a sus brazos, a su tamaño. Me sentía usada. Empecé a gritar, a respirar hondo, me faltaba el aire, y palmeaba la cama para decirle que me estaba rompiendo. Pero me dijo que me calle, que mi culo ya estaba recontra roto. Podía ser, pero me dolía un montón. Y sentía cómo se me abría más cada vez que él entraba. Encima no me podía ir para adelante porque tenía el cuerpo contra la cama. Así que me rompió como quiso. No llegó a meterla toda, porque yo no me podía ni mover. Me preguntaba si mi novio la tenía así de grande. Sollozando le dije que no. Me preguntó si me gustaban las pijas grandes. Cuál prefería? Le dije que me gustaban las pijas normales, y me pegó un chirlo en el culo que me arrancó un gemido. Me seguía preguntando cosas, y yo no estaba para hablar, porque tenía suficiente con ser partida al medio. Me siguió pegando chirlos, y yo seguía gimiendo, lo que le gustaba. En un momento me pude mover un poquito, y aprovechó para hundirla más, lo que me hizo gritar, y le dije: "Ahí nomás, por favor, no la metas más...!". Y le pregunté si ya estaba bien o se iba a acabar de nuevo (la mía estaba chiquita pero toda mojada). Y me dice: "Obvio que me voy a acabar de nuevo. Te tengo que llenar el culo de leche!" Yo empecé a morder el acolchado, y volvió con sus preguntas: "Qué pasa, putita...? No te coge así tu novio?... A quién querés más?". "A él!", grité. "Y qué hacés acá, entonces, entregándome el culo a mí...?". "No sé...!", volví a gritar. Me la metió más y casi me hace llorar. "Por favor, por favor...", le pedí, tratando de separarlo un poco con la mano.
"A quién querés más?", volvió a insistir. "A mi novio...!", jadeé. Eso lo enojó y me volvió a chirlear, y a bombearme, tirándome del pelo y apretándome las tetas. Estábamos empapados de sudor. "Quién la tiene más grande?!". "Vos!", le dije al borde del llanto. "Y cuál de las dos pijas te gusta más...?". Iba a decir de nuevo que la de mi novio, pero me iba a comer otra embestida, o algún otro sadismo, así que le dije: "La tuya...! La tuya me gusta más...!". Ahí me volvió a agarrar del pelo, me mordió los hombros y la espalda, me pegó unos cuantos chirlos más, y me terminó de romper, acabándose adentro mío.
Creo que me dolió más cuando me la sacó. Busqué mi ropa con las piernas temblando. El culo me latía y me ardía. Él se sonreía. Me volvió a chapar bruscamente, mientras me pasaba la pija por los muslos. "Puedo ir al baño...?", le pregunté, y por suerte me dijo que sí. Agarré mi ropa. La tanga estaba destrozada, como mi cola. Me metí a la ducha y me bañé con agua fría, porque no sabía las mañas de esos caños. Me salió un montón de leche de adentro. Tuvo la amabilidad de llevarme una toalla y de darme un boxer porque no me podía ir así. La verdad me sentía como si me hubiesen agarrado en el descampado de las vías. Y me pagó un uber porque le dije que no podía caminar.
Cuando llegué a casa me bañé de nuevo con agua calentita y tiré su boxer a la basura.
Me llegaron unos mensajes con fotos de su pija, que ni respondí.
Llego, besito en la mejilla, respeto, todo bien. Subimos a su pieza, una luz re tenue... Nos sentamos en el borde de su cama, el chabon saca el celu, me empieza a mostrar las fotos... Existían! Jaja! Pero no se veía nada, la luz era muy poca, como de telo. Yo me esforzaba por ver, él me contaba, y en eso se me tira encima. De una. Me empieza a chapar sarpado, a manosearme. "Para!", le digo. "Qué te pasa?". Me dice que lo perdone, que me ve muy linda... Y lo de siempre, esa animalidad de los chabones. Me sigue chapando mal, me amasa las tetas... Me agarra del culo... No me dejaba besarlo. Era imposible, porque me comía la boca. Encima era fuerte, el pendejo; yo me hacía para atrás, y él me empujaba de la nuca de nuevo contra su cara. En eso me levanta como si nada y me tira en la cama. Se saca la remera y el pantalón corto y se pone encima mío. Me agarra la mano y hace que le agarre la pija. Y me tira la de Darthés, no te puedo creer! Me dice: "Mirá cómo me ponés...!", o algo así. Yo no sabía si reírme o salir corriendo. Pero la verdad es que me daba un cuiqui tremendo porque era enorme (!). Lo empiezo a pajear, y mientras chapábamos me quería bajar la cabeza todo el tiempo. Yo me hacía la boluda, quería que sea más tranca pero no había forma. Hasta que no me quedó otra que dejarme bajar la cabeza. La tenía toda lubricada pero no me entraba en la boca. Y él me agarraba del pelo y me empujaba la cabeza, mientras me orteaba fortísimo. Me agarra la tanga y me la tira para arriba con fuerza. "Pará, boludo, me vas a romper la tanga!", le digo. Me agarra fuerte del pelo y me dice en la cara: "Boludo...?". Me ordena que me desprenda el pantalón, y me lo saca de un tirón. "Pará, calmate", le digo. "Está todo bien, pero calmate...".
"Mirá la pijita que tenés...", me dice, tocándomela con los dedos. Me vuelve a agarrar del pelo y me empieza a pegar en la cara con su pijón. "Esto es una pija, mirá!". Dolía, posta. Yo pienso: "Este me va a destrozar la cola si no lo calmo...". Entonces logro que me escuche, lo acaricio, lo beso, le paso la lengua por los labios, y le digo: "Me das lechita...? Me vine sin merendar...". Eso lo puso peor, pero al menos lo desvié de mi orto. Me empieza a ahogar, a atragantar, yo empiezo a lagrimear y se me corre el rimmel y el labial. Lo empiezo a pajear pero me hacía doler la muñeca. "Chupala. No querías leche...?", me dice. Se la vuelvo a chupar, y me dice: "Así no...! Vos querés leche...?". Asiento con la cabeza, toda llorosa, transpirada, con el make todo corrido, y me dice: "Dejame a mí...". Y me empieza a coger la boca, mientras me sostenía del pelo, de la nuca, como una perra. Me dolían las comisuras, y yo pensaba: "Bueno, ya se va a terminar pronto...", y seguía mamando como podía, desesperada por hacerlo acabar, para que no me rompa. En eso siento lo que se viene, y me la hace comer más, y me tira la leche de un mes, gritando y bufando. Yo me quiero zafar pero me retiene, y como no la quise tragar me salió hasta por la nariz! Y se cagó de risa el pelotudo. Me siento y me limpio el semen con la mano, como diciéndole: "Dónde tiro esto...?". Quería ir al baño a lavarme. Y me dice: "Parate". Me paro, con la mano llena de semen, y me arranca la tanga. La rompe, así de una! "Noooo, mi tangaaaa!", gimo yo, y me dice: "Arrodillate". "Y qué hago con esto??" Le digo mostrándole la mano con su leche. "Quiero ir al baño, lavarme la mano, la cara...".
"Arrodillate...", me vuelve a decir, y me mete la pija en la boca otra vez. "Y pasate esa leche por el culo...". Ya tenía toda la cara enchastrada, estaba toda transpirada, y encima me tenía que ensuciar más. Él se arrodilla también y me besa, como antes pero más tranquilo. Yo quedo en cuatro, peteándolo, y me empieza a ortear, lubricándome el tujes con su propia leche. No sirvió de nada mi estrategia. Al pedo le chupé la pija y me enchastré toda. Me hizo que le escupa la mano, y me lo untó con su leche y mi saliva. Me hizo apoyarme sobre la cama, arrodillada en la alfombra, me agarró de la cintura, con las manos babosas, y la empezó a meter...
Nunca pero nunca sentí una pija tan grande. En ese momento lo amé a mi novio. Quería correr a sus brazos, a su tamaño. Me sentía usada. Empecé a gritar, a respirar hondo, me faltaba el aire, y palmeaba la cama para decirle que me estaba rompiendo. Pero me dijo que me calle, que mi culo ya estaba recontra roto. Podía ser, pero me dolía un montón. Y sentía cómo se me abría más cada vez que él entraba. Encima no me podía ir para adelante porque tenía el cuerpo contra la cama. Así que me rompió como quiso. No llegó a meterla toda, porque yo no me podía ni mover. Me preguntaba si mi novio la tenía así de grande. Sollozando le dije que no. Me preguntó si me gustaban las pijas grandes. Cuál prefería? Le dije que me gustaban las pijas normales, y me pegó un chirlo en el culo que me arrancó un gemido. Me seguía preguntando cosas, y yo no estaba para hablar, porque tenía suficiente con ser partida al medio. Me siguió pegando chirlos, y yo seguía gimiendo, lo que le gustaba. En un momento me pude mover un poquito, y aprovechó para hundirla más, lo que me hizo gritar, y le dije: "Ahí nomás, por favor, no la metas más...!". Y le pregunté si ya estaba bien o se iba a acabar de nuevo (la mía estaba chiquita pero toda mojada). Y me dice: "Obvio que me voy a acabar de nuevo. Te tengo que llenar el culo de leche!" Yo empecé a morder el acolchado, y volvió con sus preguntas: "Qué pasa, putita...? No te coge así tu novio?... A quién querés más?". "A él!", grité. "Y qué hacés acá, entonces, entregándome el culo a mí...?". "No sé...!", volví a gritar. Me la metió más y casi me hace llorar. "Por favor, por favor...", le pedí, tratando de separarlo un poco con la mano.
"A quién querés más?", volvió a insistir. "A mi novio...!", jadeé. Eso lo enojó y me volvió a chirlear, y a bombearme, tirándome del pelo y apretándome las tetas. Estábamos empapados de sudor. "Quién la tiene más grande?!". "Vos!", le dije al borde del llanto. "Y cuál de las dos pijas te gusta más...?". Iba a decir de nuevo que la de mi novio, pero me iba a comer otra embestida, o algún otro sadismo, así que le dije: "La tuya...! La tuya me gusta más...!". Ahí me volvió a agarrar del pelo, me mordió los hombros y la espalda, me pegó unos cuantos chirlos más, y me terminó de romper, acabándose adentro mío.
Creo que me dolió más cuando me la sacó. Busqué mi ropa con las piernas temblando. El culo me latía y me ardía. Él se sonreía. Me volvió a chapar bruscamente, mientras me pasaba la pija por los muslos. "Puedo ir al baño...?", le pregunté, y por suerte me dijo que sí. Agarré mi ropa. La tanga estaba destrozada, como mi cola. Me metí a la ducha y me bañé con agua fría, porque no sabía las mañas de esos caños. Me salió un montón de leche de adentro. Tuvo la amabilidad de llevarme una toalla y de darme un boxer porque no me podía ir así. La verdad me sentía como si me hubiesen agarrado en el descampado de las vías. Y me pagó un uber porque le dije que no podía caminar.
Cuando llegué a casa me bañé de nuevo con agua calentita y tiré su boxer a la basura.
Me llegaron unos mensajes con fotos de su pija, que ni respondí.
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