Quiero ser cornudo

Cada noche, cuando mi mujer se acurruca a mi lado en la cama, siento una oleada de deseo que me consume por dentro. Ella, con sus 28 años, su piel morena clara y esa figura delgada y atlética que mide 1.70 metros, es mi obsesión. Sus medidas perfectas —92-63-105— me vuelven loco; sus curvas son como una escultura viva, y sus pies delicados, calzando un 24 cm, me inspiran fantasías que no puedo controlar. Pero lo que más me frustra es su timidez. Es una mujer reservada, que no toma la iniciativa en nada, especialmente en el sexo. Sin embargo, una vez que se excita, se transforma en una diosa: hace cosas deliciosas, salvajes, que me dejan temblando y pidiendo más.Llevamos años casados, y el amor que siento por ella es profundo, pero hay un vacío que me carcome. Quiero que sea una hotwife. Quiero verla en brazos de otros hombres, guapos y atléticos como los que le gustan, esos tipos con músculos definidos y sonrisas conquistadoras que la harían ruborizarse. Imagino cómo un extraño la seduce en una fiesta, cómo sus ojos se iluminan al sentir manos ajenas explorando su cuerpo. La frustración me ahoga porque sé que le encanta el sexo; lo he visto en sus gemidos, en la forma en que se entrega cuando la enciendo. Pero ella no da el primer paso. Espera a que yo la guíe, y eso me deja atrapado en esta rutina monótona, donde soy el único que la posee. Frustración absoluta.Cada día, mi deseo crece como una tormenta. Fantaseo con publicarla en redes, con describir su belleza para atraer a esos hombres que la merecen probar. Quiero que ella explore, que se libere de esa timidez y se convierta en la hotwife que sé que lleva dentro. La imagino en una habitación de hotel, con un amante guapo besando su cuello, mientras yo observo desde las sombras, mi corazón latiendo con una mezcla de dolor y placer. Pero ella no lo hace. No inicia. Espera, y yo me consumo en este anhelo interminable.Ayúdenme, por favor. Si alguien lee esto en mi blog, ofrézcanse. Mi mujer necesita a alguien que la despierte, un hombre atlético y atractivo que la haga cruzar esa línea. Yo estaré ahí, frustrado pero extasiado, viendo cómo mi deseo se hace realidad.