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Las aventuras de mis nalgas: El Gordito de la Tienda

Durante mi juventud, tuve muchos encuentros sexuales con otros jovenes. Y las iré narrando en orden aleatorio. 
Ya publiqué dos historias sobre los encuentros sexuales con mi primo el pervertido, ahora quiero contar:

La historia del día que el gordito de la tienda me pidió las nalgas.

El gordito de la tienda igual que yo en ese entonces, era demasiado jovencito. Me gustaba ir a platicar con él porque siempre tenía música y los discos de moda. Y ese día ya tenía yo un rato platicando con él, y escuchando el nuevo disco de Michael Jackson: Thriller, pero yo lo veía como inquieto.

Hasta que se animó e hizo la pregunta: ¿Es cierto que Mugroso te cogió?
Me dio pena, me quedé en silencio, no esperaba que eso lo supiera él. Ya recapitulando, pensé, y tenía sentido, pero lo contaré en otra narración.

Sí, le contesté
Lo vi que tragó saliva y me preguntó
¿Me dejas cogerte? Mira si lo haces te regalo algo de la tienda
Sí, le dije, ¿Pero dónde?
Puedo cerrar un rato, así lo hago cuando no está nadie en la casa y tengo que ir al baño

Así lo hizo, cerró la tienda, que era una tienda de barrio muy pequeña. Los exhibidores y anuncios de pubicidad no permitian que se viera hacia adentro.

Se fue detrás del mostrador
Ven, me dijo
Y ahí voy, 
El hecho de que cerrara la tienda, y nos quedaramos solos, encerrados, me excitó
Ponte aquí, me dirigió quedando yo recargado en el mostrador
Yo me bajé el pantalón y los calzones
Y el desesperado, se sacó la verga y se pegó a mí, haciendo los movimiento sexuales hasta que logró metérmela

ZAS, ZAS, ZAS, ZAS, ZAS
Jadeaba y sudaba mucho
ZAS, ZAS, ZAS, ZAS, ZAS
No la tenía muy grande, pero se sentía rico
ZAS, ZAS, ZAS
Y de pronto paró

Yo me quedé esperando más metidas, pero él seguía quieto
Yo sólo sentía su respiración agitada y su sudor
Se alejó hacia atrás, sacándome la verga al tiempo que se subía el pantalón
Yo vi en su rostro un gesto de arrepentimieto tal vez
Yo igual, subí mi ropa y al ver que se puso raro le dije que me abriera la puerta para irme

¿Quieres algo de la tienda? me preguntó con la voz entrecortada
No, así está bien, le contesté
Abrió la puerta y ya nunca me volvió a hablar.

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