Soy un pibe bi de 25 años, virgen, de Zona Norte, PBA, San Fernando Argentina, con una calentura que me tiene al borde de la locura, una obsesión sexual que me quema las entrañas como un volcán a punto de estallar. Mi pija de 18 cm, gruesa, venosa, costada y eternamente dura como roca, palpita con una furia animal cada vez que pienso en cómo voy a reventar culos y conchas hasta dejarlos temblando, rogándome por más o colapsando de puro placer. No puedo viajar, estoy clavado en mi zona, así que estoy buscando putas mariconas o minas lindas que estén cerca de San Fernando, que se animen a venir a mí porque mi vicio gooner me tiene atrapado en un torbellino de fantasías porno, mi mente perdida en imágenes de cuerpos sudorosos retorciéndose, gemidos guturales resonando y carne caliente cediendo bajo mi peso. Me encienden los chicos femeninos, esos putitos suaves y delicados con culos redondos, firmes y rosados como melocotones jugosos, tan estrechos que puedo sentir en mi cabeza el roce apretado de sus ojetes vírgenes contra mi verga mientras los abro centímetro a centímetro, sus pitos chicos y tiernos goteando semen caliente, blanco y viscoso que se desliza lento por sus piernas flacas y pálidas, dejando un rastro brillante mientras los penetro profundo, haciéndolos jadear y arquearse como cachorros en celo. También me derriten las minas lindas, con cuerpos de diosas porno, conchas jugosas y resbaladizas, labios vaginales hinchados y brillantes de humedad, clítoris duros como piedras pidiéndome lengua o dedos, y jugos espesos, dulces y pegajosos que corren en cascadas por sus muslos temblorosos, empapando todo a su paso mientras imagino hundirme en ellas hasta perder el control
Quiero empezar con sus bocas, saborear cómo me envuelven antes de ir por todo. Imagino a esos chicos femeninos arrodillados frente a mí, sus rodillas flacas raspando el suelo duro, sus labios suaves y pintados de rojo abriéndose con ansia para mi verga, lamiéndome el glande hinchado, morado y brillante de pre-semen con sus lenguas calientes, húmedas y ágiles, recorriendo cada vena pulsante de mi tronco grueso como si fueran artistas del sexo, sus manos delicadas con uñas pintadas temblando mientras me aprietan las bolas pesadas, llenas y sensibles, masajeándolas con dedos frágiles que apenas pueden contener mi calor. Los quiero succionándome con desesperación, sus bocas calientes y húmedas envolviéndome entero, sus lenguas girando alrededor de mi glande, chupándome el prepucio con un sonido húmedo y obsceno, sus gargantas estrechas apretándome la pija mientras empujan la cabeza hacia adelante, sus gargantas vibrando con gemidos ahogados que me hacen gruñir, sus ojos acuosos brillando con lágrimas de esfuerzo mientras les agarro el pelo suave y sedoso, enredando mis dedos en él para empujarlos más profundo, mi verga rozando el fondo de sus bocas, sus labios carnosos dejando hilos de saliva espesa y brillante que caen por sus barbillas finas hasta salpicar el suelo. Luego las minas, también de rodillas, sus tetas firmes y redondas rozándome los muslos, pezones duros como balas rozando mi piel mientras me maman con sus bocas expertas, sus lenguas largas y calientes girando lento alrededor de mi glande, lamiendo cada gota de líquido que sale de mi punta, sus labios carnosos pintados de gloss dejando marcas brillantes en mi verga, sus gargantas profundas y cálidas tragándome hasta que sienten mi pija pulsar contra sus amígdalas, tosiendo de deseo mientras sus manos suben por mis piernas, uñas largas arañándome la piel, sus ojos oscuros y brillantes mirándome con una lujuria que me hace hervir, sus tetas apretándose contra mí mientras chupan más fuerte, sus respiraciones agitadas calentándome la piel.
Después los quiero en cuatro, expuestos y vulnerables, sus culos alzados como altares sexuales, temblando de anticipación mientras me acerco con mi verga dura como acero. A los chicos femeninos les abriría las nalgas con mis manos grandes y ásperas, dejando marcas rojas en su piel suave y pálida, viendo sus ojetes rosados y vírgenes contrayéndose nerviosos, brillando bajo la luz tenue, escupiendo encima para lubricarlos, mi saliva espesa cayendo lento sobre sus entradas apretadas, el sonido húmedo mezclándose con sus respiraciones cortas mientras froto mi glande hinchado contra sus culos, sintiendo la resistencia inicial antes de empujar. Metería mi pija costada despacio al principio, saboreando cómo sus culos estrechos se estiran alrededor de mi verga gruesa, el calor húmedo y pegajoso de sus interiores abrazándome como un guante vivo, sus cuerpos tensándose mientras empujo, sus músculos apretándome con fuerza, escuchando sus grititos agudos de placer y dolor mezclados, sus respiraciones entrecortadas saliendo en jadeos mientras sus manos flacas se aferran al suelo o a las sábanas, sus dedos clavándose en la tela. Luego iría más rápido, más duro, mis caderas chocando contra sus nalgas con un ruido seco y rítmico, mi pija entrando y saliendo con un sonido húmedo, sucio y delicioso que llena el aire, sus pitos chicos botando debajo, goteando semen finito y caliente que forma charcos pegajosos en el suelo, sus culos enrojeciendo con cada embestida brutal, sus cuerpos temblando mientras los cojo sin descanso, mis bolas pesadas golpeando contra sus muslos flacos, sus ojetes dilatándose más con cada empujón hasta que se abren por completo, mi verga pulsando dentro de ellos mientras gimen como perras en celo. A las minas las pondría igual, sus conchas abiertas y chorreando, los labios vaginales hinchados y palpitantes como flores maduras, brillantes de jugos espesos, metiéndoles mi verga hasta las bolas, sintiendo cómo sus paredes calientes, húmedas y resbalosas me aprietan con fuerza, sus jugos salpicando por mis muslos y mis bolas mientras las penetro salvaje, mis manos agarrándoles las caderas curvilíneas para clavarlas más hondo, mis dedos hundiéndose en su carne suave, sus tetas rebotando como locas, pezones duros rozando todo lo que tocan, sus gemidos graves y roncos resonando en mis oídos mientras las hago acabar una y otra vez, sus conchas contrayéndose alrededor de mi pija, ordeñándome con espasmos calientes, sus clítoris duros rozándose contra mi pelvis mientras las follo hasta que sus piernas tiemblen y colapsen.
Me imagino CoJerlos en lugares que me hacen hervir la sangre, sitios prohibidos donde el riesgo me pone más duro que nunca. Un callejón oscuro, el aire pesado con olor a sexo y humedad, las paredes frías y ásperas contra sus cuerpos mientras los empotro sin parar, sus gemidos rebotando en los ladrillos sucios, mis manos levantándoles las piernas flacas o curvilíneas para meterles mi verga más profundo, sus culos o conchas chocando contra mi pelvis con un ritmo frenético, el sonido de la carne golpeando llenando el espacio, sus fluidos calientes goteando por mis muslos mientras los cojo como poseído. O un baño público, el piso pegajoso y resbaloso bajo nuestros pies, el eco de sus gritos mezclándose con el goteo de un caño roto, sus cuerpos desnudos chocando contra las paredes rayadas, el sonido del agua corriendo mientras los penetro sin descanso, sus manos agarrándose de los lavabos sucios o los bordes de los cubículos, sus culos o conchas abriéndose más con cada embestida, sus respiraciones agitadas humedeciendo el aire viciado. O un parque oscuro por la noche, las sombras escondiéndonos mientras los monto sin piedad, el aire fresco rozando sus pieles sudadas y brillantes, mis manos marcándoles las caderas con dedos hundidos en su carne temblorosa, el césped húmedo pegándose a sus rodillas mientras los follo, sus gemidos perdiéndose entre los árboles, mi verga entrando y saliendo con un ritmo salvaje que hace temblar sus cuerpos enteros.
Quiero probarlos en todas las posiciones, cada una más caliente y sucia que la anterior, llevándolos al límite del placer. A los chicos los pondría boca abajo, aplastándolos contra el suelo o la cama, sus culos apenas alzados, metiéndoles mi pija desde atrás mientras les aplasto las caderas con mi peso, sintiendo cómo sus interiores calientes y húmedos me envuelven, sus músculos internos apretándome con cada empujón, sus gemidos ahogados contra el colchón mientras los penetro hasta que sus piernas tiemblen, mis manos apretándoles las nalgas para abrirlos más, mi glande rozando cada rincón sensible dentro de ellos. Luego de lado, levantándoles una pierna flaca para abrirlos al máximo, mi verga entrando en ángulo, rozándoles cada nervio profundo mientras les agarro el pito chico y lo aprieto entre mis dedos, masturbándolos lento mientras los follo, haciéndolos acabar sin tocarse, sus cuerpos temblando mientras les susurro al oído que son míos, su semen caliente salpicándome la mano. O sentados encima de mí, sus culos bajando lento sobre mi verga, sus ojetes estirándose mientras me montan, sus manos flacas apoyadas en mi pecho, arañándome la piel, sus pitos chicos botando con cada movimiento, semen goteando por sus muslos mientras gimen como perras, sus culos rebotando contra mis caderas con un sonido húmedo y rítmico. A las minas las quiero sentadas encima también, montándome como amazonas salvajes, sus conchas tragándose mi pija mientras suben y bajan, sus tetas botando en mi cara, mis manos apretándoles los pezones duros y rosados, pellizcándolos hasta que giman más fuerte, sus jugos empapándome las bolas y corriendo por mis muslos mientras gritan mi nombre, sus cuerpos arqueándose de placer, sus conchas apretándome con espasmos calientes. O contra la pared, levantándolas por las piernas, clavándoles mi verga en la concha mientras sus espaldas raspan el cemento, sus gemidos rebotando en eco, sus conchas chorreando jugos espesos mientras las follo de pie, sus tetas rebotando contra mi pecho, sus uñas clavándose en mi espalda hasta dejar marcas rojas, sus cuerpos sudados pegándose al mío con cada embestida. O boca arriba, con las piernas abiertas al máximo, sus rodillas temblando en el aire, metiéndoles mi pija en la concha o el culo mientras les chupo las tetas, mi lengua girando alrededor de sus pezones duros, mis dedos hundiéndose en sus clítoris hinchados o pitos chicos, frotándolos rápido mientras los penetro, haciéndolos temblar de orgasmos múltiples, sus cuerpos convulsionando bajo mi dominio, sus jugos o semen salpicando todo mientras gritan mi nombre.
Mi obsesión gooner me tiene al límite, imaginando cada detalle de cómo los hago míos, cada sensación grabada en mi mente. A los chicos los veo con sus culos rojos e hinchados después de horas de darles sin parar, sus ojetes dilatados y palpitantes, mi semen espeso, caliente y blanco chorreando por sus muslos flacos, goteando lento hasta el suelo, sus pitos chicos todavía tiesos, goteando las últimas gotas de semen finito mientras jadean exhaustos, sus caras pálidas y sudadas, los ojos en blanco de tanto placer, sus cuerpos temblando bajo mi peso, sus voces roncas suplicándome más mientras les acaricio el pelo empapado y les doy palmadas suaves en las nalgas enrojecidas. A las minas las imagino con las tetas rebotando salvajes, pezones duros como diamantes, sus conchas empapadas y abiertas, los labios vaginales temblando de tantas embestidas, sus jugos corriendo como ríos por sus piernas, dejando charcos brillantes debajo, sus gritos roncos y desesperados llenando el aire mientras las cojo hasta que se desmayan de éxtasis, mi verga pulsando dentro de ellas, llenándolas con mi leche caliente y espesa hasta que desbordan, sus conchas contrayéndose con espasmos violentos, sus cuerpos desplomándose en charcos de sudor y fluidos, sus respiraciones agitadas y entrecortadas mientras las miro poseído por la lujuria, mi pija todavía dura y lista para más.
No puedo parar de pensar en esto, mi pija no descansa nunca, estoy al borde de explotar solo de imaginarlo, mi cuerpo temblando de deseo puro. Quiero sentir sus cuerpos cediendo bajo mi fuerza, sus gemidos llenándome los oídos como una sinfonía sexual mientras los follo sin piedad en cualquier rincón que encontremos: una escalera abandonada con eco, el metal frío contra sus pieles calientes mientras los penetro desde atrás; un auto viejo con los asientos crujiendo bajo nuestro peso, el cuero pegajoso rozándoles las nalgas o las tetas mientras los monto; un parque oscuro donde las sombras nos cubran, el césped húmedo pegándose a sus cuerpos mientras los cojo bajo la luna; un motel barato con las paredes finas, las camas chirriando con cada embestida, los vecinos oyendo sus gritos; o un terreno baldío con el viento rozándonos, el polvo pegándose a sus pieles sudadas mientras los cojo en el suelo áspero. Quiero oler sus sudores dulces y salados mezclados con el mío, sentir el calor de sus pieles pegándose a mi pecho y mis muslos, escuchar el chapoteo húmedo y rítmico de mis embestidas en sus culos o conchas, ver sus caras desencajadas de placer, sus ojos en blanco, sus bocas abiertas jadeando, sus cuerpos convulsionando mientras los llevo al límite una y otra vez, sus fluidos calientes salpicándome la piel mientras los hago acabar sin parar.
Mi calentura es un infierno que no se apaga, mi vicio gooner me tiene preso en esta fantasía interminable, y solo voy a liberarme cuando tenga a esas putas mariconas o minas lindas temblando bajo mi verga, sus culos y conchas destrozados por mi pija costada, sus voces rotas gritándome que no pare, sus cuerpos exhaustos pero rogándome más. Si estás cerca de Zona Norte, PBA, San Fernando, ARGENTINA si sos una puta maricona con un culo hambriento que late por mi verga, los ojetes rosados pidiéndome que los abra, o una mina linda con la concha ardiendo, los labios vaginales hinchados y mojados suplicando que los llene con mi pija gruesa, vení ya a mi zona, no espero más, dejame partirte en dos, cojamos hasta que el mundo se derrumbe, mi pija de 18 cm está lista para hacerte mío y no soltarme hasta que no quede nada, hasta que nuestros cuerpos colapsen en un mar de sudor, semen y jugos, hasta que el placer nos consuma por completo.
6 comentarios - Quiero culos maricones para mi pija